Hech 2, 14. 22-33; Sal 15, 1-2 y 5. 7-8. 9-10. 11; 1Pe 1, 17
– 21; Lc 24, 13-35
Señor Jesús, haz que comprendamos la sagrada
Escritura. Enciende nuestro corazón mientras nos hablas.
Cf. Lc 24, 32
¿Ustedes creían que
mi martirio era “verso”, y mi cruz de papel? ¿Pensaban que mi cáliz era un
licuado de banana…?
Héctor Muñoz
Rechazo a los paganismos de toda laya
La
tentación siempre estará presente, una especie de dilema, de bifurcación de la
vida, o bien mantener la fidelidad al Señor Nuestro Dios o bien tomar la ruta
del paganismo; el paganismo con sus múltiples rostros y sus diversas
denominaciones. Cuántas veces no encaramos el dilema cuando vemos a Dios –a
simple vista- como un derrotado, cuando nuestros ojos no alcanzan a descubrir
su Presencia, cuando nuestro corazón se siente frio y desamparado, cuando
nuestra propia vida atraviesa el Huerto de Getsemaní; entonces, la tentación es
desistir de la fe; si Dios (aparentemente) nos ha abandonado, entonces,
abandonémoslo nosotros también.
Siempre
nos sorprenden las miles de personas que van de denominación en denominación de
iglesia en iglesia, de un culto a otro, o que optan, como gran solución –para
desistir de la búsqueda- por arrojarse en los brazos abiertos del agnosticismo,
del ateísmo.
Existen
demasiados paganismos en la actualidad, no sólo la diversidad de “cultos” sino
también el paganismo materialista, la adoración del dinero como panacea, aunque
este culto se solape tras el argumento de que no es dios pero todo lo puede y
que bien se vive con él; la droga y el alcoholismo están en el grupo de los
paganismos, como también lo están los super-héroes que se presentan como los
verdaderos salvadores con sus fórmula redentoras que –todo lo destruyen, todo
lo destrozan (aun cuando ahora está de moda que “no matan a nadie” sino que los
neutralizan, entregándolos a la policía o conduciéndolos a prisión), nos
ofrecen salvar el mundo y llevarse la maldad a “otro mundo” a “otro planeta”.
Otras formas de paganismo presentan la ciencia o los avances tecnológicos como
nuestros salvadores, confiándoles a ellos y a sus gadgets la salvación del
mundo, la redención de todo nuestro aburrimiento y el logro del nirvana donde
todos las emociones fuertes sean llevadas a su apoteosis.
En
esta apuesta al paganismo, con sus tintes politeístas, se zambullen los
publicistas para proponernos cada artículo y cada producto que a ellos les
comisionan promocionar, ofreciéndolos como las “llaves” que franquearían el
acceso a esos nirvanas. Hasta la salsa de tomate, pasando por los pañales y los
perfumes, desodorantes y lociones, se ofrecen con la promesa de llevarte a “un
cielo de placer”. Y, colateralmente, ofrecen también redimirte de un supuesto tedio
que parece colmarlo todo en una cultura de la muerte que todo lo tiñe con su tinte
de hastío, de hartazgo, de bostezo y de aburrimiento, sin mencionar que para
contrarrestarlos se proponen a más de las emociones llevadas al clímax, el
grito, la amoralidad y el riesgo llevado al extremo. Los antídotos que se nos
proponen son los del extremismo y el paroxismo.
Todas
estas alternativas se subsumen en las salsas de la evasión. Irse, partir para
otro lado, armarse otra familia, buscarse otros socios existenciales, si este
no me satisface aquel otro… tal vez; si en esta ciudad no soy feliz, quizás si
viviera en el extranjero; hasta las vacaciones se nos promocionan como formas
de evasión, como oasis de escapismo.
Quizás
era la misma fórmula la de los dos de Emaús: su propuesta era darle la espalda
a todo aquello que se había venido abajo como un castillo de naipes: ¡valiente
Mesías! “Nosotros esperábamos que αὐτός ἐστιν ὁ μέλλων λυτροῦσθαι τὸν
Él sería el libertador de Israel… y sin embargo, han pasado ya tres
días….” Lc 24, 21b; ¡tres días, tres días significa que ya está requetemuerto[1]!, o sea, la
derrota total, ¡ya no hay esperanza!
Si
nos ponemos en los zapatos de los dos de Emaús los podemos comprender, ellos
habían depositado todas sus expectativas en Jesús como sucesor de David; hemos
mencionado con mucha frecuencia que lo que esperaban como Mesías era un caudillo
que los liderara para ser una nación soberana, para expulsar a los romanos,
para no tener que pagarles tributos, para mejorar su nivel de vida, para
conquistar otros pueblos y convertirse en una nación poderosa. Cualquier
coincidencia con las expectativas que nos inducen los medios de comunicación
del mundo actual sólo prueba que la fragilidad humana, su concupiscencia y sus
debilidades han venido siendo las mismas a través de la historia y que lo que
cambia son las maneras como son manipuladas por el Malo para inducir nuestra
caída.
El
salmo de hoy (un salmo de huésped de Dios, de un levita, cuya heredad es la de,
aunque sin tierra, poseer y tener derecho a la parte en todo lo que le ofrenden
al Señor) nos remonta a esta situación de paganismo, entre dioses y señores de
la tierra, de múltiples estatuas y a los que les ofrecen “libaciones
sangrientas”.
Cristo-centrismo y pedagogía de Jesús
Cristocentrismo
es una invitación para poner a Jesús en medio de todo, de manera que sea el centro
en torno al cual gira toda nuestra existencia. Existen cosmovisiones
geocentristas, heliocentristas, egocentristas, plutocéntristas, pero nosotros
proponemos como eje de nuestro sistema a Jesucristo.
Aun
cuando estos dos de la historia van pensando que Dios los abandonó y que la
muerte de Jesús significó la derrota total, Jesús (que es el mismo Dios) viene
y se pone a su lado, y camina con ellos. ¡Qué manera de desmentir su desespero!
Dios no nos abandona, ¡camina a nuestro lado! A nosotros nos hace mella la
propaganda anti-Jesús porque la esparcen a toda hora… «… el Ministerio del
Interior acaba de dar un comunicado donde se afirma que varios maleantes
robaron el cuerpo del mencionado delincuente, Jesús, precisamente para poder
confundir y engañar a la opinión pública, informando que ha resucitado. ¡Hay
que ser caraduras para largar semejante versión desestabilizadora![2]
El
problema está en que nuestro ojos (los que tenemos en la cara) no son capaces
de verlo, οἱ δὲ ὀφθαλμοὶ αὐτῶν ἐκρατοῦντο τοῦ μὴ ἐπιγνῶναι
αὐτόν. Lc 24, 16. “están
velados”, la expresión en griego significa “mantenerlo a uno en incapacidad de ἐπιγνῶναι conocer o de reconocer (del verbo ἐπιγινώσκω, que es un conocer por medio de una
relación personal, digamos como por experiencia propia”. Después de vivir toda
la experiencia, que desemboca en la “fracción del pan”, lo reconocen y toman
conciencia que ya lo habían intuido con el corazón: καὶ
εἶπαν πρὸς ἀλλήλους Οὐχὶ ἡ καρδία ἡμῶν καιομένη ἦν ἐν ἡμῖν, ὡς ἐλάλει ἡμῖν ἐν τῇ
ὁδῷ, ὡς διήνοιγεν ἡμῖν τὰς γραφάς
“Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino, y nos
explicaba las Escrituras” (Lc 24, 32).
Revisemos
cuál es la pedagogía de Jesús: Les explica γραφάς las Escrituras pero tomándose a sí
mismo como referente de esas Escrituras. διερμήνευσεν αὐτοῖς ἐν πάσαις ταῖς γραφαῖς τὰ
περὶ ἑαυτοῦ “… les explicó todos los pasajes de las
Escrituras que se referían a Él” (Lc 24, 27).
Si tuviéramos que explicar el cristocentrismo
de las Escrituras tendríamos que partir de aquí, de la pedagogía de Jesús, todo
cuanto está escrito en ellas, desde Moises hasta los profetas, permanece
“velado”, “alienado” (veräußern), necesita que sea διερμηνεύω
explicado, interpretado, traducido a la Luz
de Jesucristo (porque Él es la Luz) Él es quien Re-vela.
Qué
pasa cuando leemos las Escrituras a la Luz de Jesucristo el Resucitado, (si
recordemos que es el muerto pero Resucitado; repasemos en la Primera Lectura,
de los Hechos de los Apóstoles: τοῦτον τὸν Ἰησοῦν ἀνέστησεν ὁ Θεός “… a este Jesús Dios lo resucitó…” (Hch 2, 32a) aquí el
verbo que se usa para “resucitar” significa levantar de entre los muertos,
es el verbo ἀνίστημι. Inmediatamente ¡se nos
abren los ojos y lo reconocemos y hacemos conciencia de que su amor nos arde en
el corazón mientras Él nos habla!
…y
descubrir que todos los fonemas
son
mágicas señales que se entreabren,
constelación
de soles generando
en
círculos de amor que de repente
se
abren flor en el suelo de la casa.
A
veces ni hay casa: apenas suelo…[3]
Miremos
una vez más las etapas de esta Pedagogía que Jesús nos enseña por medio de la perícopa
evangélica que hoy nos ocupa:
a) Él toma la
iniciativa, como dice el papa Francisco, nos primerea, se pone a nuestro lado y
camina con nosotros.
b) Nos escucha, se
interesa por saber qué nos pasa, nos atiende pacientemente para ver lo que nos
aflige y saber cómo lo entendemos, cómo vemos nuestra realidad, nuestra
historia.
c) Nos reprende, nos
hace reaccionar, caer en la cuenta de nuestra cortedad y cerrazón, de nuestra
dureza de corazón para aceptar las enseñanzas de Dios, que Él nos ha trasmitido
a través de sus profetas.
d)
Nos διερμηνεύω
que
hemos traducido como explicar, descifrar, interpretar, traducir. En el Salmo el
salmista reconoce que Dios nos instruye a todas horas, aun cuando estamos
dormidos nos instruye internamente (entendemos que quiere decir “por medio de
sueños”)
e) No nos
obliga a aceptarlo, hace como que se va, y sólo cuando le insisten acepta
quedarse. Por lo tanto, hay un requisito, que nosotros lo “invitemos”: Μεῖνον
μεθ’ ἡμῶν, ὅτι πρὸς ἑσπέραν ἐστὶν καὶ κέκλικεν ἤδη ἡ ἡμέρα. “Quédate con
nosotros porque ya es tarde y pronto va a oscurecer” Y sólo en ese momento Él
entra y μεῖναι se queda. En
este punto el verbo en relieve es el verbo μένω permanecer, quedarse.
f)
La Revelación “Eucarística” que
está formada por cuatro elementos: 1) λαβὼν τὸν ἄρτον Tomar el pan 2) εὐλόγησεν Pronunciar la
bendición 3) κλάσας Partir el pan 4) ἐπεδίδου La entrega.
Al Sacerdote le decimos padre
porque él nos entrega a Jesús-Eucaristía, así como el Padre Celestial nos
entregó a Jesús-nacido-de-la-tumba. «La RESURRECCIÓN del crucificado muestra
que morir así como Jesús murió por los otros y por Dios no es sin sentido. La
muerte anónima de todos los vencidos de la historia por la causa de la
justicia, de la apertura y de un sentido último de la vida humana, encuentra en
la resurrección de Jesús su clarificación. Ella tiene una función de liberación
de un absurdo histórico»[4].
El aspecto clave de esta Lectura del
Santo Evangelio radica en que aquel par de desmotivados, de desmovilizados,
desertores, inmediatamente “regresaron a Jerusalén a reunirse con los Once y
con la comunidad creyente para seguir adelante. La pedagogía de
Jesús-Resucitado los recobró para la misión, los rescató del desaliento. Les
participó la resurrección puesto que el ánimo que en ellos ya estaba muerto,
resurgió renovado haciendo de ellos germen nuevo de Nueva Humanidad.
«…llegar a tiempo para poder tener de
verdad ese momento de preparación, en el cual no deberíamos mirar sin necesidad
para un lado y para otro, ni pensar en cosas inútiles, ni ojear vanamente un
libro, sino que deberíamos concentrarnos y serenarnos interiormente. Sería
todavía mejor que ya en el camino hacia la iglesia nos recogiéramos un poco: en
efecto, vamos a la celebración sagrada, así que el camino mismo hacia allá
podría volverse una preparación del recogimiento, una introducción, en cierta
medida en, la cual se anticipe lo que viene… quisiera decir que el preámbulo del
silencio sagrado comienza realmente desde el día anterior. Según el sentido de
la liturgia, la vigilia del sábado hace parte del domingo. Si a ello le
sumáramos, quizá después de una lectura adecuada, un pequeño lapso de
recogimiento, podríamos sentir pronto el efecto al día siguiente.»[5] «Cuando
vayas camino de Emaús, aunque sea a la parroquia a cuatro cuadras de tu casa,
acuérdate que el Señor da ardor a tu corazón cuando te habla. Y recuerda
también que cuando parte contigo su Pan, se hace Luz en tu inteligencia y podés
reconocerlo. ¿No te das cuenta de que cuando hay un calorcito en tu interior,
es Él el que con su Palabra está avivando el fuego del hogar?[6]
[1] “requete”
es una forma de superlativo muy usado en nuestro hablar coloquial.
[2]
Muñoz, Héctor. DE ALGUNAS COSAS SUCEDIDAS CAMINO A EMAÚS. En CUENTOS BÍBLICOS
CORTITOS Ed. San Pablo Bs As. – Argentina 2004 pp. 169
[3] De
Mello, Thiago. CANTO PARA LOS FONEMAS DE LA ALEGRÍA
[4]
Boff, Leonardo. LA FE EN LA PERIFERIA DEL MUNDO. En TEXTOS SELECTOS Ed.
Paulinas Santafé de Bogotá. D. C. – Colombia 1992 p. 94
[5]
Guardini, Romano. PREPAREMOS LA EUCARISTÍA. Ed San Pablo Bogotá-Colombia 2009. p.
9
[6]
Muñoz, Héctor. Op. Cit. p. 171
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