Is 6, 1-2. 3-8; Sal 138(137), 1-2a. 2bc. 3. 4-5.7cd. 8bc; 1Cor
15, 1-11; Lc5, 1-11
De hecho, purifica los labios, el medio por el cual Dios
trasmite su Palabra.
Milton Jordán Chigua.
Jesús instituye a los Doce con una doble misión; “para que
estuvieran con Él y para enviarlos”.
Benedicto XVI
La
Primera Lectura, se toma del Libro de Isaías y, nos llama la atención la
centralidad que tiene los “labios”, y en general la “palabra” en esta perícopa.
«Toda vida humana es una vocación. Dios nos llama a cumplir nuestra misión… es Dios quien toma la iniciativa… El hombre responde lo mejor que puede,
consciente de su indignidad y de su pequeñez. Los frutos se ven después en la
misión. El profeta nos habla … de una experiencia trascendental. Trascendental
en su vida y en la historia de la profecía… Primero, ofrece una teofanía, es
decir, una manifestación de Dios, que se realiza en el templo.»[1] «Yahvéh aparece como un
rey sentado en un trono excelso y elevado. La orla de su manto llena el templo
o “Hekal”,… Isaías se encuentra en el Ulam” o vestíbulo… Yahvéh aparece como un
rey oriental, acompañado de seres divinos que forman su corte y están a su
servicio;»[2] «El llamado se da en un
tiempo concreto… La narración nos ubica en el fin de la época de Ozías y,
específicamente, en el templo… La llamada se da en un ambiente litúrgico. Junto
a Dios, se encuentran los “serafines en pie junto a Él,…» [3] Con los serafines nos
encontramos en un caso de teriomorfismo: «… son seres extraños: serpientes
aladas pero con rostro y manos de hombre. Con un par de alas cubren su rostro
por temor de ver a Yahvéh; con otro par de alas se cubren a sí mismos; el
tercer par les sirve para volar. Estos seres divinos cantan en coro la “santidad
absoluta” de Dios.»[4]
« …cada uno con seis alas… y se gritaban unos a otros diciendo: ‘¡Santo, santo,
santo, es el Señor de los Ejércitos, la tierra está llena de su gloria!”... Los
serafines son seres sobrenaturales… etimológicamente significan: “los
ardientes”. Se puede relacionar con la función que tiene de purificar con una
brasa en la mano. Ellos manifiestan al Dios tres veces santo»[5]. «La cifra “tres” indica
perfección: Santo, santo, santo…” “La santidad de Dios es un tema central en la
Biblia: Ex 3,5; 1s 6,5.20; Am 4,2; Os 11,9; y una noción característica en la
teología de Isaías… La santidad que es separación de lo profano,
inaccesibilidad y trascendencia que inspira temor religioso es un atributo
esencial del Dios de Israel: Lv 11,44-45; 19,2. Pero, siendo Yahvéh un Dios
moral, la noción de su santidad supera el concepto primitivo y añade la idea de
“pureza absoluta” y, por tanto, ausencia de todo pecado… La santidad divina se
comunica a todo aquello que está consagrado a Dios, ya sean personas o cosas:
Ex 19, 6; Lv 19,6.12; 30,29; Lv 21, 6. Por eso, el pueblo Elegido debe ser “santo”,
esto es, separado de lo profano y libre de pecado: Ex 19,6; Lv 19,2. Jesús será
“el Santo de Dios” por excelencia: Mc 1,24; Lc 1,35; Jn 6,69;…»[6] La liturgia eucarística ha
recogido este texto, lo ha seleccionado y lo ha ubicado antes de la
consagración, antes que por obra y gracia del Espíritu Santo (invocado por el
presbítero que extiende las manos) el pan y el vino se trasformen en el cuerpo
y la sangre de nuestro Señor Jesucristo.»[7] Efectivamente, el serafín,
no purifica los ojos del que va a ser profeta, ni su sentido del tacto, ni su
olfato. La brasa, sacada y manejada con “tenazas” para la purificación, está
dirigida a la boca: porque este es el “órgano” profético. El profeta es consciente de ello, puesto que
le preocupa que su pueblo sufra de impureza precisamente en los labios así como
él mismo se reconoce pecador por culpa de sus labios. (Los labios serán
“ardidos” para que queden purificados). Y, una vez ha sido purificado, ¿qué
tarea se le encarga? ¿Para qué ha sido vocacionado? El texto lo expresa
contundentemente: -El preguntar “¿A quién he de enviar?” se ve que él ha sido
vocacionado para asumir un envío. -Al preguntar “¿Quién me servirá de
mensajero?” se manifiesta con mayor intensidad el papel de “profeta”, es decir,
de portavoz, de trasmisor, de heraldo. «El profeta se sabe enviado por Dios
para ser su portavoz: “Ve y di”.»[8] La perícopa concluye con
la aceptación del envío: “¡Aquí me tienes, mándame!” Nos damos de frente con el
corazón de la liturgia de este Quinto Domingo Ordinario del ciclo C: La
respuesta del que fue “llamado” para ser Απόστολος “enviado”. «… responde con decisión e
intrepidez: “¡Heme aquí; envíame!”. La prontitud de Isaías revela un carácter
audaz, seguro, decidido.»[9]
Los
primeros Domingos de este ciclo leímos la Palabra en clave de Epifanía, porque
Dios mismo nos estaba mostrando que Jesús era su Hijo, así lo vimos en el
episodio de los Reyes Magos, en el Bautismo de Jesús y en las Bodas de Caná e
–inclusive- cuando Jesús tomó el rollo de Isaías y leyó aquella Palabra que se
hizo verdad al leerla Él, y que se sigue haciendo verdad toda vez que seamos
capaces de ver en Jesús al Mesías, al Esperado, al Salvador.
Pero,
a partir de Lc 4, 13 podríamos ver un cambio de talante en el Evangelio Lucano.
Ya no está centrado en “revelar” a Jesús como el “Ungido”, ahora, empieza Jesús
a revelarse, en sus acciones como “Liberador”. Y el texto que leímos en el
Evangelio del Domingo anterior, mostraba que el “mensaje” no era exclusividad
de Israel, sino que la Palabra se anuncia allende las fronteras, porque no
tiene fronteras, es ¡para todo el mundo! Y –aquí- debemos añadir que el anuncio
es indispensable: «es necesario el anuncio porque el nacimiento de Dios en
medio de nosotros no se puede deducir con ningún razonamiento ni se puede
producir con ningún esfuerzo humano. Ninguna otra premisa, sino la promesa de
Dios, está en condiciones de darnos a conocer el don de Dios.»[10]
Y
vimos a esa gente judía enardecida porque el anuncio no lo podían acaparar y,
ya entonces, como suele suceder y sigue sucediendo, al que no piensa igual, al
que no cree lo que nos gusta, se le quiere “borrar del mapa”. El Padre Alberto
Parra s.j. nos llamaba la atención que siendo esta la primera actuación pública
de Jesús, ya desde ese momento, lo primero que pensaron fue matarlo.
Vayamos
ahora a la Segunda Lectura: Demos, ahora, un mínimo vistazo al contenido
del κηρύσσω [keriso] “anuncio” que les hizo San Pablo a los
corintios, según el mismo lo relata: Contiene los siguientes siete aspectos.
-Cristo
murió por nuestros pecados en cumplimiento de las Escrituras
-que
fue sepultado
-que
resucitó al Tercer Día, también según las Escrituras
-que
se apareció a Céfas y luego a los Doce.
-después
se apareció a más de quinientos hermanos a la vez…
-Luego
se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles.
-Finalmente,
también se le apareció a San Pablo.
Y
seguimos este kerygma, no simplemente por “seguirlo”, sino para comunicarlo, ¡para
transparentarlo!
Para
abordar esta tarea, “católica” (recordemos que la palabra católico significa
“universal”) Jesús requería un “equipo” de “anunciadores” y es eso lo que nos
muestra la Liturgia de la Palabra este Domingo. El salmo responsorial que
proclamamos en esta jornada 138(137) está comprometido -desde ya- en esa
tónica: «…este mensaje, esta “palabra” (aparece dos veces en este salmo)
recibida gozosamente por Israel, y destinada un día a todos los hombres.
“Te alabarán todos los reyes de la tierra, cuando oigan las palabras de tu
boca”. Los reyes representan a su pueblo; a través de ellos, todos los pueblos
darán gracias a Dios, en el día escatológico del Mesías. ¡Admirable visión
universalista!»[11],
“canten los caminos del Señor, porque la Gloria del Señor es grande” (Sal
137,5)
Como
lo señalábamos arriba, en la Primera Lectura, ya está este tema de la vocación
para ser “mensajeros” portadores de la “noticia” salvífica en tanto que
liberadora. Y se destaca que el anuncio es una comunicación verbal donde la
Palabra desempeña el rol protagónico.
¿Cómo
se asume la misión? ¿Cómo se asume el envío? Ahí está el quid del asunto: ser
capaces de “dejarlo todo y seguirlo”. Sin dilaciones, sin plazos perentorios,
no se pide permiso para ir a enterrar a “sus” muertos, porque a los muertos los
entierran los “muertos”; los vivos están muy ocupados, porque están
comprometidos con la Vida; con la Vida inagotable, ¡la Vida de la gracia!
«…sube a la barca de Simón para hablar a la gente que se ha quedado en la
orilla. Cuando termina de hablar, le pide a Pedro que se adentre en el mar y
eche las redes… Y consigue (Pedro y los suyos) una pesca inesperada. Es tan
abundante que deben pedir ayuda a los demás. Al ver esto, Pedro y sus
compañeros de pesca, abandonan todo y siguen a Jesús. Así inicia la historia de
esta singular fraternidad que es la Iglesia. El Evangelio continúa llamando a
nuevos brazos para que la red de la misericordia crezca y nadie se quede
afuera»[12].
El
marco espacial de la perícopa del evangelio es el lago de Genesaret (Jardín de
las riquezas), «Para el antiguo Israel el mar era un símbolo de las naciones
paganas. Por lo tanto, ya podemos sospechar un simbolismo: la enseñanza de
Jesús se extenderá por todas las naciones…»[13] Una vez más retornamos
sobre la idea de un mensaje sin exclusividades, un anuncio que llega para
“globalizarse”, en el mejor sentido de esta palabra.
El verso Lc 5, 4, concluye con la palabra “pescar”, en ese
caso se usa la palabra griega, ἄγραν [agran], que significa, agarrar, atrapar, cazar, pescar,
pero, en ese caso, quitando la vida. Μὴ φοβοῦ· ἀπὸ τοῦ νῦν ἀνθρώπους ἔσῃ ζωγρῶν. (Lc 5, 10). Aquí, en cambio,
encontramos el verbo “pescar” ζωγρέω [zogron]; pero, ahora se trata de este otro verbo que
significa también pescar, pero para “mantener vivo” no se “pesca” para hacer
que los peces mueran, sino que se pesca seres humanos ἀνθρώπους para que vivan su vida
“convertidos”, “cristificados”. Ya en otro momento habíamos comentado que Jesús
no les quita su oficio original a los discípulos, no los manda a hacer algo
distinto de lo que saben hacer y han hecho toda la vida, sencillamente les
cambia el enfoque de su oficio (es lo
que significa el cambio de verbo).
Es
clave para entender el texto que Jesús se sentó en la barca a “enseñar a la
gente”, luego enseñar a la gente es la traducción correcta para la expresión
“ser pescador de hombres”. Y la barca es la comunidad eclesial, luego hemos
sido llamados para “echar la redes” y, así nadie tenga pretexto de habérsele
negado la oportunidad de subir a la barca de la “Comunidad Creyente”.
Podemos
amarrar las barcas y seguirlo, o, quedarnos lloriqueando, sentados en nuestras
barcas… «… resuenan en nuestro corazón las palabras con las que un día Jesús,
después de haber hablado a la muchedumbre desde la barca de Simón, invitó al
Apóstol a “remar mar adentro” para pescar: “Duc in altum” (Lc 5,4). Pedro y los
primeros compañeros confiaron en la palabra de Cristo y echaron las redes. “Y
habiéndolo hecho, recogieron una cantidad enorme de peces” (Lc 5,6). ¡Duc in
altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar
con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con
confianza al futuro: “Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre” (Hb 13,8).»[14]
“Compañeros”
son los que comparten el mismo pan, todos los convocados a integrarse a la
comunidad creyente son constituidos κοινωνοὶ
(compañeros), empezando en esta perícopa con Santiago y Juan. Quisiéramos
finalizar repitiendo la Oración conclusiva de la Liturgia de este Domingo, para
interiorizarla y rumiarla en nuestro corazón: “Oh Dios, que has querido
hacernos partícipes de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir tan
unidos en Cristo, que fructifiquemos con gozo para la salvación del mundo. Por
Jesucristo nuestro Señor.”
[1]
Jordán Chigua, Milton. PINCELADAS BÍBLICAS DE LOS PROFETAS. Ed. San Pablo
Bogotá-Colombia 2015. pp. 82.
[2]
Carrillo Alday, Salvador. Ed. Centro Carismático “El minuto de Dios” Bogotá
Colombia. 1981 p. 118
[3]
Jordán Chigua, Milton. Op. Cit. p. 83
[4]
Carrillo Alday, Salvador. Loc. Cit.
[5]
Jordán Chigua, Milton. Loc. Cit.
[6] Carrillo
Alday, Salvador. p. 119
[7]
Jordán Chigua, Milton. Loc. Cit.
[8]
Equipo “Cahiers Evangile” PRIMEROS PASOS POR LA BIBLIA. Ed. Verbo Divino
Estella (Navarra) – España 1992 p. 19
[9]
Jordán Chigua, Milton. Op. Cit. p. 120
[10]
Fausti, Silvano. UNA COMUNIDAD LEE EL EVANGELIO DE LUCAS. Ed. San Pablo 3ª
edición. Bogotá-Colombia 2014 p. 63
[11]
Quesson, Noël. 50 SALMOS PARA TODOS LOS DÍAS. Tomo I e. San Pablo Santafé de
Bogotá-Colombia 1996 pp. 253-254
[12]
Paglia, Vincenzo. UNA CASA RICA EN MISERICORDIA. EL EVANGELIO DE LUCAS EN
FAMILIA. Ed. San Pablo. Bogotá-Colombia 2016. p. 39
[13]
Storniolo, Ivo. CÓMO LEER EL EVANGELIO DE SAN LUCAS. Ed. San Pablo. Santafé de
Bogotá-Colombia 1995 p. 58
[14]
San Juan Pablo II. NOVO MILLENIO INEUNTE. Vat. 6 de enero de 2001. #1
Señor te acabamos y te bendecimos porque nos llamás a cada uno según tu querer. Sabemos que no te importa el pasado ni el presente de nosotros; lo único que te interesa es que nos debemos encontrar por Ti para que nuestro corazón se abra a la gracia de la conversión y podamos emprender un nuevo camino y Nuevo estilo de vida según los valores del Evangelio AMÉN 🙏
ResponderEliminarAmado Jesús, te damos gracias por tu inmenso Amor y darnos la Salvación. Te pedimis perdón por no ser siempre conscientes de que tu Amor es el tesoro más grande al que podemos aspirar.
ResponderEliminarY a ti Santísima Virgen María, Madre del Amor Hermoso ayúdanos a permanecer en gracia y seguir tu divino quere. AMÉN