Prov 9, 1-6; Sal 33,
2-3.10-11.12-13.14-15;Ef 5, 15-20; Jn. 6, 51-58.
Apelaremos
a una “parábola”, la del “VENDEDOR DE
SEMILLAS”.
«Un joven soñó que entraba en un
supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que Jesucristo se
encontraba atrás del mostrador.
- “¿Que vendes aquí?” - le preguntó.
- “Todo lo que tu corazón desee” -
respondió Jesucristo.
Sin atreverse a creer lo que estaba
oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un ser humano
podría desear: “Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y
ausencia de todo temor - dijo el joven-. Deseo que en el mundo se acaben las
guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la
corrupción y las violaciones a los derechos humanos”.
Cuando el joven terminó de hablar, Jesucristo
le dice: “Amigo, creo que no me has entendido. Aquí no vendemos frutos;
solamente vendemos semillas”.»
Como
dice el Papa Emérito Benedicto XVI “Quien siembra en el corazón del hombre es
siempre y sólo el Señor” Quien no “mastica” el Pan de Vida no incorpora sus
nutrientes, ni es fiel, ni vive prudentemente, en suma, no ha alcanzado la
verdadera sabiduría, se queda “insensato”, porque la sabiduría de verdad es
solamente Jesucristo; sólo cuándo de nuestra parte se da el esfuerzo por
cristificarnos el Pan de Vida nos satura, y nos capacita para
“transparentarlo”. Y la transparencia de Dios a través de nosotros es una
tarea, es la dulce misión de ser lo que verdaderamente somos, Dios nos “satura”
para que brote de nuestro ser la misericordiosa ternura del Padre, y podamos
vivir la filiación divina. Nosotros no “imitamos” a Jesús, somos como Jesús
porque somos sus hermanos, y estamos repletos de sus “genes” porque lo
“masticamos” a Él, incorporándonos a Él. La meta es la Resurrección pero la
ruta es vivir acordes con su Divina Misericordia, reconocerlo, aceptarlo,
querer ser de su “familia”.
Se
nos ocurre una pregunta de enfoque:
¿Qué
es Pan Vivo?
Tomamos
como punto de partida un “elenco” de palabras
que
conforman el sistema “planetario” de las Lecturas
de
este Domingo, Vigésimo Ordinario del ciclo B.
Al
enumerar los “planetas”, es evidente que tendremos una visión minimalista,
que
será válida y valiosa, si, una vez los hayamos reconocido,
regresamos
al sistema: sístole-diástole:
Vamos
a iniciar con el evangelio:
Pan
Vivo, bajado del Cielo,
comer,
Vivir
para siempre,
Mi
carne,
la
Vida del mundo,
sí
no comen y no beben,
carne
y sangre (del Hijo del hombre),
(vivir
sin tener) vida en ustedes =(se refiere a la) Vida Eterna,
que
no se tiene, sí no se bebe y se come la Carne y la Sangre
del
Enviado;
Habita
en Mí y Yo en él.
Promesa:
Yo los resucitaré en el Último Día,
Verdadera
comida, Verdadera bebida,
El
Padre-envía,
(el
Enviado tiene Vida) porque lo envía el Padre,
así,
del mismo modo,
comerse
al Enviado comunica la promesa: vivirá.
No
la vida transitoria, estamos hablando de otro tipo de vida superior,
que
tiene su raíz en esta vida frágil y pasajera,
pero
ya no es caduca, “vivirá para siempre”!
Vayamos
a la Primera Lectura, del Libro de los Proverbios:
Sabiduría,
el Camino de la inteligencia,
(¿recuerdan
Quien es Camino, Verdad y Vida?).
Casa,
Siete Columnas,
Sacrificado
víctimas,
Mezclado
el Vino,
Enviado
a sus criados,
Anunciar
(no se anuncia en cualquier parte, ojo!),
en
los Puntos que dominan la ciudad,
inexpertos,
faltos
de juicio,
comer
mi pan, beber mi vino,
vivirán.
Ahora,
exploremos la Segunda Lectura:
Andar,
aprovechar
la ocasión,
insensatos
(los que se emborrachan con licores)=libertinaje - opuesto a “sensatos”,
(vienen)
días malos,
Dejarse
llenar del Espíritu,
Recitar,
salmos, himnos, cánticos,
Cantar
y tocar para el Señor.
Dar
siempre gracias a Dios-Padre en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Cerremos
esta enumeración de “palabras” acudiendo al Salmo,
Se
trata del Salmo 34(33), Salmo de Acción de Gracias (o sea de “reconocimiento”):
Bendigo,
alabo,
Mi
alma se gloría en el Señor,
Los
humildes lo escuchen y se alegren,
Todos
sus santos le teman,
Nada
le falta al que le teme (al que es Santo),
Los
que buscan al Señor no carecen de nada;
(en
cambio) los ricos empobrecen y pasan hambre,
Aprendamos
que significa “temor”
Palabra
que nos escandaliza, porque desde nuestra perspectiva
nadie
debe “temer”.
Si
hay alguien que quiera estar seguro, que ame la vida, que ansíe días prósperos,
(he
aquí el manual de instrucciones):
1º.
Guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad;
2º.
Apártense del mal, obren el bien;
3º.
Busca la Paz y corre tras ella.
Este
es el estuche del corazón que come su Pan y bebe su Sangre preciosísima.
Para
recomponer en una visión holística todos estos fragmentos, tenemos una frase
del Padre Gustavo Baena, s.j.:
La
Eucaristía nos compromete a que seamos nosotros la solidaridad de Dios con el
hermano… Comulgar es un serio compromiso en el cual nos comprometemos a ser
solidarios con los que están caídos, con los pecadores, con la miseria humana,
con el dolor humano… La comunión es un compromiso ante la universal humanidad.
Pero,
nos sentimos llamados a desglosar qué es esto de la “universal humanidad”. Para
entrar en esta idea con tenaz profundidad, vamos a ver una cita reseñada de Dom
Helder Câmara:
«En
cierto modo, talvez hayamos insistido demasiado en la sola presencia
eucarística de Cristo, el cual tiene otras formas de estar presente. Por
ejemplo, en cierta ocasión dijo: “Cuando dos o tres estén reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Recuerdo
que una buena religiosa hizo un día una larga caminata con el único fin de
llevarme a su hospital. “Padre” me dijo, “he recorrido todo ese camino porque
hace ya una semana que nos encontramos sin capellán y no he tenido la
posibilidad y la dicha de recibir a Cristo. ¡Y necesito recibir a Cristo! ¡deme
la comunión, padre! Y, si es posible proporciónenos un sacerdote…”
Le
di la comunión, naturalmente. Pero luego le dije: “Hermana, usted está día tras
día con Cristo vivo. Usted está con los enfermos, ¡y ellos son Cristo! ¡Usted
está cuidando y tocando con sus manos a Cristo! ¡Es otra forma de Eucaristía,
otra presencia viva de Cristo, que completa su presencia eucarística!»
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