Is 55, 1-11; Sal
29(28), 1-4.9b-10; 1Jn 5, 1-9; Mc 1, 7-11
La responsabilidad de
un bautizado es ser salvador como Jesucristo… Un bautizado se compromete a
jugarse la vida por el otro.
Gustavo Baena, sj.
Atravesar esa puerta
supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo.
Benedicto XVI
Tenemos
que esforzarnos para alcanzar una visión convertida de los sacramentos.
Es muy triste y totalmente anti-cristiana la óptica del sacramento como un rito
en el templo, con fecha fija. Ese es el momento de recepción del sacramento
pero el sacramento es toda la vida. El rito bautismal acontece en cierto día,
pero esa fecha no es sino el despegue. Muy mal estaría el deportista que
pusiera todo su empeño en la partida y sólo se esmerase en la salida,
abandonando todo esfuerzo durante el resto de la competencia; pero precisamente
eso es lo que nos pasa con la vida sacramental. Cuando la actitud correcta
debiera ser comprender que un día se recibe, pero que luego se hace fructificar
el sacramento en cada día de nuestra existencia.
Al
celebrar este domingo la fiesta del Bautismo del Señor, particularmente durante
la lectura del Santo Evangelio –en su breve perícopa de tan sólo cuatro
versículos- nos damos cuenta que se trata de una experiencia trinitaria. Se oye
la Voz del Padre, el Espíritu desciende en forma de Paloma y el “Hijo amado es
el Bautizado”. «Los Santos Padres dicen que por su Bautismo Jesús tocó todas
las aguas de este mundo, fecundándolas con su espíritu, para que generasen
vida.»[1]
«La
palabra “bautizar” la hemos españolizado, pero es una palabra griega… La
palabra bautizar en griego, significa sumergir… La palabra sumergir ¿implica un
líquido o no?... ¿cuál es el líquido? Es la muerte y resurrección del Señor.
¿Pero la muerte y resurrección del Señor es un líquido? Tampoco es un líquido,
se ve que es una metáfora;… El bautismo es una inmersión en Cristo mismo hasta
que nos sature para quedar exactamente como Él… el bautismo son personas que
trasparentan a Cristo muerto y resucitado sirviendo a los demás.»[2]
Quisiéramos
señalar otros dos aspectos que nos permitan aprehender mejor la trascendencia
del bautismo que –no en vano- es la puerta para la vida sacramental. «A partir
del momento en que el Sacramento Original abandonó el mundo después de su
Ascensión, la economía de los “sacramentos separados” entra en acción, como
prolongación de la encarnación. Constatamos asimismo de acuerdo con las
Escrituras que ninguno de los doce apóstoles que estuvieron en contacto
inmediato con el mismo Sacramento Original, fue bautizado: mientras que el
apóstol Pablo, que se reunió a ellos y que jamás se encontró como creyente con
el Cristo terrestre, si fue bautizado (Hch 9, 18)»[3]
Por
otra parte, el Cardenal Martini señalaba –después de proponer 5 citas tomadas
de los Hechos de los Apóstoles (1,5. 2,38. 8,12. 9,18. 10,48)- «Qué notamos en
esos versículos? Los verbos están en voz pasiva. Es decir, ninguno se puede
bautizar a sí mismo: es la comprobación unánime de toda la Escritura desde el
comienzo. Aunque yo me sumerja en el agua y diga: yo me bautizo, en realidad no
hay bautismo. Debo pedir este sacramento, debo ser sumergido en el agua por
otro. La alteridad del ministerio, la necesidad de una persona que me lo
confiera en representación de Jesús, quiere expresar que la vida divina
otorgada en el bautismo no se puede adquirir ni siquiera en un centímetro o en
un gramo: es puro don.»[4] El mismo Jesús no se dio
el bautismo de propia mano sino que vino a recibirlo de su primo Juan.
Ahora
bien, siendo el bautismo, como lo es, el primer sacramento, veamos ¿cuál es su
primer signo? Es la señal de la cruz (CEC: #1235) que hace el sacerdote en la
frente del candidato seguida del mismo signo efectuado por los padres y después
por los padrinos. Si bien la mistagogia es pericoresis (como lo señalabamos
arriba, las Tres Divinas Personas están presentes) el bautizado es sumergido y
“saturado” en el Hijo, para que la Gracia perdida sea re-novada y seamos
también –con Jesús- salvadores e instrumentos de salvación, dispuestos a darlo
todo, así como Él se da todo en este Sacramento re-generador que es puro don;
«…los cristianos en la Iglesia son sacramentos porque transparentan a Cristo
haciendo lo que hizo Jesús. ¿Qué es un cristiano? Un sacramento de Jesucristo,
o sea un Jesucristo que en pleno siglo XXI camina en dos pies por las calles.
Estamos lejos ¿no?...»[5]
[1]
Beckhaüser, Alberto. LOS SACRAMENTOS EN LA VIDA DIARIA. Ed San Pablo.
Bogotá-Colombia 2003. p. 53
[2] Baena,
Gustavo. LA VIDA SACRAMENTAL. Ed. Colegio Berchmans Cali-Colombia 1998 pp.
40-42
[3]
Schillebeeckx. Edward o.p. CRISTO, SACRAMENTO DEL ENCUENTRO CON DIOS. Ed. Dinor
S.L. San Sebastian Bilbao 1966. p. 57
[4]
Martini, Carlo María LOS SACRAMENTOS. ENCUENTRO CON CRISTO E INSTRUMENTO DE
COMUNICACIÓN. Ed. San Pablo. 3ra reimp. 2002. p. 15
[5]
Baena, Gustavo. Op. Cit. p. 15 (Nota: En el texto original decía “siglo XX).
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