«…todo el que cumpla
la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»
Mt 12, 48b-50.
Y sobre todas estas
virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.
Col 3, 14
«…
viendo cómo funciona el cuerpo humano entendamos cómo funciona la comunidad
cristiana.
…
la Iglesia como comunidad no es una organización, la Iglesia es un organismo
vivo. Una organización busca intereses, una organización consiste en que, las
personas se juntan para buscar entre todas, colaborándose, un interés. Y ese
interés está muchas veces fuera de la asociación misma… Eso se llama una
organización. En cambio un organismo busca personas, busca fabricar las
personas, en otras palabras, un organismo edifica personas. Lo que más se
parece a la Iglesia es la familia.
La
familia es un espacio (padre, madre, hijos) en donde todos están interesados en
la edificación de las personas, la educación de las personas, la transformación
de las personas. O sea, una familia no es una empresa, es una fábrica de seres
humanos.»[1]
«El
concilio Vaticano II ha hablado de la familia en términos de “Iglesia doméstica”,
de “santuario intocable” donde la persona madura en los afectos, en la
solidaridad, en la espiritualidad…. En la exhortación apostólica Familiaris
consortio, el Beato Juan Pablo II indicó para la institución familiar
cuatro deberes que quisiera recordar brevemente: la formación de una comunidad
de personas; el servicio a la vida; la participación social y la participación
eclesial. Todas ellas son funciones en cuya base está el amor, y es a testo a
lo que educa y para lo que se forma una familia.»[2]
Dios
hecho hombre nació y creció en el seno de una familia, de una fábrica de
humanidad, y allí cobra todo su significado aquello de “Dios Humanado”. Si Jesús
es enteramente Dios y enteramente humano, esta segunda parte de la afirmación requería ser producto de una “fabrica” de
seres humanos: La Divinidad se tradujo en humanidad al seno de la Sagrada Familia.
¿Cuánto aprendió Jesús de María y de San José? Al meditar sobre este tema es
definitivo no perder de vista que ¡Jesús no se disfrazó de hombre, se hizo
hombre!
«Para
encarnarse el Hijo de Dios, acercarse a nosotros y ofrecer la luz de su
salvación a una humanidad que andaba perdida en la tinieblas del pecado, Dios
optó por una familia. Llamó a María y a José, quienes asumieron la vocación
matrimonial, obedientes al proyecto de Dios y en el interior de ese amor
conyugal, nace la luz del mundo… Pero hay que estar dispuestos a recibir al
Señor. Adecuar el interior de nuestro
ser, de nuestra familia y de la sociedad.»[3]
Para
atender a “Los Desafíos Pastorales de la familia en el contexto de la
evangelización” el Papa Francisco convocó un Sínodo Extraordinario sobre la Familia que
se desarrollará en dos etapas: la primera de carácter diagnóstico sesionó este año
del 5 al 19 de octubre; la segunda que propondrá líneas operativas,
recomendaciones concretas, se llevará a cabo entre el 4 y el 25 de octubre de
2015. Enormes expectativas se cifran sobre la segunda parte del Sínodo. «El
Sínodo quiere anunciarle una vez más al mundo que la familia es una institución
querida por Dios y que representa para el mundo como un reflejo de Dios uno y
trino, por lo tanto, su ser y su misión es de gran nobleza e importancia… En la
carta que el Santo Padre envió a las familias en el mes de febrero les dice “les
pido que invoquen con insistencia al Espíritu Santo para que ilumine a los Padres
sinodales y los guíe en su grave responsabilidad”… “Queridas familias, su
oración por el Sínodo de los Obispos será un precioso tesoro que enriquecerá a la
Iglesia”… Otra forma de comprometernos en este momento tan significativo para las
familias es tomando la decisión de
mejorar en cada familia. Es la hora de la reconciliación, del reencuentro, del
perdón y de unir fuerzas para poder enfrentar con valentía los grandes desafíos
que el momento le presenta a la familia.
Es
la hora de presentar a las nuevas generaciones el proyecto de vida llamado “matrimonio
y familia”, como una gran empresa en la que vale la pena comprometerse para
toda la vida. Anunciarles que es una propuesta salvífica, que vivida en medio
de las dificultades y vicisitudes de la existencia lleva a la santidad, porque
Dios lo ha propuesto como un camino de salvación.»[4]
«”También
en la evangelización, de hecho la familia tiene un lugar importante, como
recordaba recientemente en Ancona: esta no es, sencillamente, la destinataria de
la acción pastoral, sino que es protagonista de ella, llamada a tomar parte en
la evangelización de un modo propio y original, poniendo al servicio de la
misma Iglesia y de la sociedad el propio ser y la propia actuación, como íntima
comunidad de vida y de amor”»[5]
Resulta
evidente que hay una línea de continuidad entre la Sagrada Familia, nuestras
familias y el Sínodo Extraordinario sobre la familia y que los lineamientos de
pastoral familiar que de él dimanen nos conducirán con luces claras para celebrar
con sinceridad y compromiso esta Fiesta
de Jesús, María y José que no es fiesta de un día sino de toda la vida
familiar, de todos los días del año.
[1]
Baena, Gustavo. LA VIDA SACRAMENTAL. Ed. Colegio Berchmans Cali-Colombia 1998
p. 16
[2]
Benedicto XVI. EL AMOR SE APRENDE. LAS ETAPAS DE LA FAMILIA. Romana editorial.
Madrid-España 2012 pp. 69-70
[3]
Restrepo, Jaime Pbro. LA NAVIDAD: FIESTA DE LA FAMILIA. En Iglesia
SINFRONTERAS. No. 350 Diciembre de 2011. p.13.
[4] Restrepo,
Jaime Pbro. ESTAMOS EN EL SÍNODO DE LA FAMILIA. En Iglesia SINFRONTERAS. No.
381 Octubre de 2014. pp.12-13.
[5]
Cita de Juan Pablo II. FAMILIARIS CONSORTIO hecha por Benedicto XVI. en Op.
Cit. pp. 71.
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