Is 9,1-3,5-6; Sal 96(95),
1-2ª.2b-3.11-12.13; Tit 2,11-14; Lc 2, 1-14
Ya a comienzos del
siglo II se pudo documentar la tradición de su nacimiento en una gruta. El
inicio recuerda el final de su camino entre nosotros. Su vida terrena está
encerrada en el misterio de estas dos grutas, desde la humildad de la tierra
hasta la humildad de la tierra. Aquí, envuelto en pañales, allá en una sábana,
aquí colocado sobre la madera del pesebre, allá en el madero de la cruz.
Silvano Fausti
1
En
este Año 2021, la Arquidiócesis de Bogotá y la Conferencia Episcopal de
Colombia nos propusieron una Novena de Navidad bajo el título “Caminemos en Familia hacia Belén” donde
nos postulan entre otros aspectos que “Es importante que como cristianos
tomemos plena consciencia de que la Navidad no puede convertirse en una
cuestión emocional o tierna, sino que debe ser para nosotros una oportunidad de
vivir con alegría el Evangelio en el encuentro con los hermanos”.
Para
el Día Noveno, en la reflexión, se nos remite al numeral 30 de la Amoris
Lætitia (Exhortación Apostólica sobre el Amor en la Familia), para que
aquilatemos el tesoro del corazón de María. La exhortación -en este numeral-
después de aludir al icono de la familia de Nazaret, y a los magos; se vuelve
hacia María que nos anima a vivir con coraje y serenidad los desafíos
familiares, tanto los tristes como los entusiasmantes, y no sólo meditar sino
además custodiar en el corazón las maravillas de Dios. La cita que nos trae la
Novena dice textualmente: “En el tesoro del corazón de María están también
todos los acontecimientos de cada una de nuestras familias, que ella conserva
cuidadosamente. Por eso puede ayudarnos a interpretarlos para reconocer en la
historia familiar el mensaje de Dios”
2
Vamos
a enfocarnos en la Liturgia de la Misa de Media Noche:
Tomamos
un fragmento de la Segunda Lectura para invitarlos a saborearlo, a degustarlo
con profunda atención, porque allí se nos deletrea la razón de ser del
Salvador-Humanado:
“Se
ha manifestado la gracia salvadora de Dios que trae la salvación a todos los
hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a las pasiones mundanas, y a
llevar desde ahora una vida sensata, con justicia y piedad, aguardando la feliz
esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro
Jesucristo”. (Tit 2, 11-13)
3
Echemos
-ahora- un vistazo a la perícopa de San Lucas, capítulo 2, versos del 1 al 14.
[1]
Por aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo
de todo el Imperio. [2] Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador
de Siria. [3] Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; [4] así
es que José también, que estaba en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a
Judea, a la ciudad de David, llamada Βηθλεέμ
Belén, porque era descendiente de David; [5] allí se inscribió con María, su
esposa, que estaba embarazada.
[6]
Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, [7] y dio a
luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en φάτνῃ un
pesebre, pues no había lugar para ellos en καταλύματι la sala principal de la casa.
[8]
En la región había ποιμένες
pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus ποίμνην rebaños. [9] Se les apareció un καὶ ἄγγελος
κυρίου ángel del Señor, y
la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados.
[10]Pero
el ángel les dijo: «No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una εὐαγγελίζομαι
buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. [11] Hoy,
en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un σωτὴρ Salvador, que es el χριστὸς Mesías y el κύριος Señor. [12] Miren cómo lo reconocerán:
hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
[13] De pronto se le unió al Angel una multitud del ejercito celestial que
alababa a Dios, diciendo: [14] “¡Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a
los hombres εὐδοκίας
de buena voluntad!»
Se
da inicio con el tema del censo, el
censo es una cuestión humana, demasiado humana, diríamos tal vez mejor que es
una temática “mundana”, que pretende medir y expresar numéricamente el poderío
militar de un pueblo, se quiere contabilizar con cuántos efectivos militares se
cuenta, para que el sólo número, ya cause un efecto apabullante y desalentador
a cualquier pueblo que osara acariciar la resistencia o la rebelión; de alguna
manera se está hablando en el lenguaje propio de la dominación de la ocupación
militar. Sin embargo, aquí Dios hace gala de su lógica paradojal: Su
desorbitante poder es el de un bebé, su maravillosa armadura es un “pañal”, y
-en vez de atemorizar, este Mesías sólo puede provocar ternura. Todo cuanto
sucede es “providencial”, Dios se anunció, porque de no haber sido así se nos
habría pasado desapercibido, Él había sido profetizado y su contexto demarcado
porque su teofanía no es deducible a partir de razonamientos y nosotros lo
habríamos aguardado rodeado de manifestaciones de estrafalario poderío y
espectacularidad; y, nunca rodeado de simples señales de humildad y sencillez.
Así es como su aparición se revela -precisamente-. Como cumplimiento de las
“extrañas” profecías que lo vaticinaban. En el verso 16, que no alcanzamos a
leer esta noche, se indica una de las señales que se les había dado, encontrar
a la Madre, al Padre putativo y al Recién Nacido acostado en una caja de
alimentar animales: φάτνῃ.
El
dato del Imperio, de Galilea, de Nazaret, de Judea, de César Augusto y de
Quirino lo que hace es darnos unas coordenadas espacio-temporales que permiten
ver dónde y cuándo se abrió la ventana de paso entre el kairos y el cronos. No
se trata de una leyenda a-histórica; sino, todo lo contrario, se trata de una
acaecer.
Καταλύματι
deriva del sustantivo κατάλυμα
es el singular neutro de la forma dativa; ya en otro lugar hemos discutido que
la palabra no significa “posada”, tampoco “albergue”; sino, “sala principal de
una casa”. Esta descripción nos da una idea porque María no podía dar a luz a
su Hijo en presencia de “pequeños y mayores”, hombres y mujeres convivientes,
que comparten la cotidianidad, pero no tiene por qué estar presentes durante un
parto.
Jesús
quiso hacerse uno de nosotros para conocernos a fondo, para “asumirnos”
totalmente, única manera de podernos redimir. Todos los seres humanos, al saber
que Dios se hizo hombre, nos podemos sentir completamente orgullosos de nuestra
naturaleza humana y confesar: De todo lo que podría haber sido dentro de la
Creación, lo mejor y lo máximo que se puede ser es “humano”.
Pero
bueno, nos hemos apartado del tema que nos ocupa para devolvernos al que ya
tratamos suficientemente en el Tercer Domingo de Adviento. Queríamos,
simplemente, recordar que Belén significa Casa de Pan. El nombre de este
pueblito, al que Roboam –nieto de David- le construyó torres y murallas de
protección que no alcanzaron a resistir dos siglos; es una alusión a la
Eucaristía, puesto que Jesús se ha hecho Pan de Vida, con razón su pueblo natal
es “Casa de Pan”, digno portador de la enseña “Hic De Virgine Maria Iesus
Christus Natus Est”. «El pan de los ángeles, el alimento bajado del cielo, que
da la vida, es depositado en el lugar donde comen los animales.»[1]
«Belén
parece que estuviera poblada para siempre de ángeles y pastores. Existe todavía
Belén, a diferencia de otras muchas ciudades de la antigüedad que han
desaparecido sin dejar rastro. Es una aldea de calles irregulares en la cual la
atención se concentra en la Basílica de la Natividad y sobre todo en la cueva
del nacimiento que allí dentro ha quedado encerrada. Una estrella en el
pavimento del suelo señala el sitio en que Cristo nació y una inscripción,
sobria pero elocuente, pregona: “Aquí de la Virgen María nació Cristo Jesús”.
El dato histórico y teológico del nacimiento de Jesús matizado de modo especial
por ese adverbio: fue aquí.»[2]
4
Una
Lectio Divina consta de cinco partes: Lectio, Oratio, Meditatio, Contemplatio y
Actio. El Padre Weisensee propone 7 preguntas para la Meditatio de esta Lectio,
la perícopa que hemos propuesto para esta hermosísima fecha, de las cual
entresacamos las siguientes que nos parecen claves:
·
¿tiene algo que ver el hecho que Jesús nazca en Belén? ¿qué importancia tiene
Belén?
·
¿qué implica el hecho que María no encontrara un lugar en el pueblo para ella
dar a luz?
·
¿qué nos dice el hecho que Jesús nazca en un pesebre, en medio de animales?[3]
«Lo
que sucede en la noche de la navidad es acontecimiento y misterio. Nace un
hombre, que es el Hijo eterno del Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra: en este acontecimiento extraordinario se da a conocer el misterio de
Dios. En la Palabra que se hace hombre se manifiesta el prodigio de Dios
encarnado. Un niño es adorado por los pastores en la gruta de Belén. Es
"el Salvador del mundo", es "Cristo Señor" (cf. Lc 2,11).
Sus ojos ven a un recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre, y
en aquella "señal", gracias a la luz interior de la fe, reconocen al
Mesías anunciado por los Profetas.
Es
«Dios-con-nosotros», que viene a llenar de gracia la tierra. Viene al mundo
para transformar la creación. Se hace hombre entre los hombres, para que en Él
y por medio de Él todo ser humano pueda renovarse profundamente. Con su
nacimiento, nos introduce a todos en la dimensión de la divinidad, concediendo
a quien acoge su don con fe la posibilidad de participar de su misma vida
divina. Dios se hizo Hombre para hacer al ser humano partícipe de su propia
divinidad. ¡Éste es el anuncio de la salvación; éste es el mensaje de la
Navidad!»[4]
5
Retornamos
al Día Noveno de la Novena de Navidad “Caminemos
en Familia hacia Belén”: En ella encontramos la siguiente oración: “Dios
fiel y rico en Misericordia: al contemplar en el Pesebre la expresión más
grande de tu amor por nosotros, te entregamos nuestras familias, te entregamos
estos días de oración y de fraternidad. Haz que la luz de Belén nos colme de
alegría y nos enseñe a ser familia que vive en el amor verdadero, comunidad de
esperanza que encuentre en la familia de Jesús un hogar de caridad, una escuela
de la fe, un camino de esperanza. Amén.
¡FELIZ NAVIDAD!
[1]
Fausti, Silvano. UNA COMUNIDAD LEE EL EVANGELIO DE LUCAS. Ed. San Pablo.
Bogotá-Colombia 3ª ed. 2014. p. 59
[2] Bravo,
Ernesto. LA BIBLIA HOY. Ed. San Pablo Santafé de Bogotá-Colombia. 1995 p. 230
[3] Weisensee,
Jesús Antonio Pbro. EVANGELIOS DE LA INFANCIA MATEO–LUCAS LECTIO DIVINA Ed.
Federación Bíblica Católica FEBIC-LAC Bogotá –Colombia 2000 p. 76
[4] Restrepo S, Jaime Pbro. NAVIDAD EN FAMILIA, UNA
EXPERIENCIA DE FE. En Revista Iglesia SINFRONTERAS. #361 Misioneros
Combonianos.
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