Hech. 3, 13-15. 17-19; Sal 4, 2. 7. 9; 1Jn 2, 1-5; Lc
24, 35-48
Las manos y los pies
marcados por los clavos, muestran la identidad del Resucitado con el
Crucificado, la continuidad histórica entre la cruz y la resurrección.
Silvano Fausti
… una evangelización
que toque los corazones, que deslumbre las mentes, que dé vigor a las voluntades
arrugadas. Una nueva evangelización donde el ser mero “informador” ya no “vale”,
sino ser “testificador”… con Teresita de Jesús diremos: “en el corazón de mi
Madre la Iglesia yo seré el amor”.
Emilio L. Mazariegos
¡Tenía que
cumplirse toda la Escritura!
¿Qué
sentido tiene ese cumplimiento?
Las
Lectura del Domingo Tercero de Pascua nos lo dicen:
En la
Primera, San Pedro concluye:
“arrepiéntanse
y conviértanse para que se borren sus pecados”.
En la
Segunda, San Juan nos conmina: “No pequen”
y hace
explicita la propuesta: “Guarden su Palabra”,
refiriéndose
a los Mandamientos de Jesús,
esa es la
Propuesta, en la fe de Jesucristo.
El
Evangelio da el sentido con enorme claridad:
“En su
Nombre se proclamará la conversión”.
¡Si, el
gran sentido de seguir al Señor es la metanoia!
El
discipulado real, al que nos llama la Escritura,
no se
centra en asistir a la Asamblea de los creyentes,
tampoco en
la celebración de ritos y liturgias sacramentales.
¡No! El
discipulado consiste en convertirnos,
lo otro,
nos refuerza, nos vitaliza, nos dinamiza
en vinculo
de amor comunitario con los otros creyentes,
pero la
sustancia prima es la transformación profunda
que lleva
el corazón de piedra a transformarse en corazón de carne.
Aclaramos,
no se trata de lo uno o lo otro,
Nuestra vida
de fe abarca todo eso y más,
pero no se
puede disimular el eje y ese es arrepentirse y no pecar más.
Hay muchos
intentos de convertir la fe en aeróstato,
mantenerla
flotando lejos del suelo,
en cierto
sospechoso alejamiento,
de la
misma ralea de la indiferencia;
convirtiéndola
en asunto de fantasmas,
en puro
espiritualismo:
ellos
quieren volvernos “el credo” un asunto definitivamente inmaterial.
Con esa
mirada,
todas las
criaturas son depravadas,
sólo es
puro, lo que es “puramente” espiritual.
Con ese
credo, Jesús-Resucitado,
No
comería, no se le podría tocar,
lo que sería más grave,
según
esos,
a Quien vieron los discípulos,
no era a Jesús,
sino a cualquier
otra persona,
en la que ellos creían descubrir al Señor.
Los
evangelios del Segundo y el Tercer Domingos de Pascua
lo que nos
dicen es todo lo contrario:
Las llagas
se pueden tocar,
la
mano se puede meter en la herida del costado,
“Miren mis
manos y mis pies”, “¡tóquenme!”, “un espíritu no tiene carne
y huesos
como ven que tengo yo.”
¿Cuál es
el mensaje que promueve este Crucificado-Resucitado?
Jesús el
Dios-que-vive, no está en otra dimensión,
Se ha
quedado a caminar nuestras calles,
a vivir en
nuestros hogares,
a visitar
nuestras familias.
Papa Francisco
-lo único que hace- es visitar los sitios que Él visita,
trata de
cogerle el paso, no puede porque Jesús es muy joven
y camina
muy rápido:
Hospitales,
cárceles, comedores de pobres, colonias de refugiados,
Desplazados,
indigentes, enfermos desesperados.
Allí va
Jesús.
De vez en
cuando visita nuestros Templos también
¡Y muchas
veces querrá voltear las bancas!
Anudar
cuerdas y repartir rejo a diestro y siniestro.
¿Cuántas
veces habrá querido gritar de nuevo?:
“No hagáis
un mercado de la casa de mi Padre,
No la convirtáis
en “cueva de ladrones” …
Sigue
entrando en el templo y ve –aquí o allá-
alguna
viuda que sigue depositando en el cepillo su pobre monedilla,
la que a
ella le hace falta para poder comer.
Sin duda,
que abrazará niños, en tantos lugares, en sitios de masacre,
y allí
donde se bombardea.
Talvez se
arriesga a ir allí, para morir de nuevo
víctima del fuego cruzado,
o de una
esquirla de granada. (No es que se necesite un nuevo Sacrificio,
el Cordero
ya fue inmolado, de una vez por todas).
¡Sí señor,
si señorita!,
De carne y
hueso, no es puro espíritu,
no
necesita volver a subir a la cruz,
pero de
tarde en vez
otra vez muere,
de nuevo se desangra
su
solidaridad con el ser humano perdura.
Lo que nos
muestra todo esto
es que la
Resurrección tiene alcances insospechados,
no es una
medallita aséptica que funciona muy bien en vez de prendedor…
es un
objeto -para muchos incomodo- donde se enredan los dedos,
y tal vez sangran,
en vez de
sangrar los del Divino Maestro.
Me
preguntó, ¿cuantas veces me habrá preparado el desayuno
para
ofrecerme después de mi jornada de pesca?
¿Cuántas
veces habrá horneado el pan que me alimenta?
¡Permanece
atento a nuestra Conversión!
Nos sigue
aguardando, con su misericordiosa-paciencia,
allí,
sentado a las puertas del sepulcro,
aunque lo
sigamos confundiendo con el hortelano,
y sí que
es, no sólo el hortelano, sino el Dueño del Jardín del Edén.
Gloria al
Padre,
Gloria al
Hijo
Y Gloria
al Espíritu Santo.
Como era
en el Principio, Ahora y Siempre por los Siglos de los Siglos. Amén.
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