Hch 4, 8-12; Sal
118(117), 1. 8-9. 21-23. 26. 28-29; 1Jn 3, 1-2; Jn 10:11-18
Si toda su obra
hubiera terminado definitivamente en el patíbulo de la cruz, la muerte habría
sido el fracaso de su persona, de su buena nueva, de su mensaje y la
desaprobación de Dios.
Virgilio Zea
El
discurso de “Buen Pastor” que nos presenta Juan
Apunta,
para nosotros, en la doble dirección
del ser y
del deber-ser.
¿Cómo es
el Señor?
¡Él es
bueno, es eterna su Misericordia!
Ahí
tenemos la definición de “Buen Pastor”:
Es bueno y
su Misericordia es eterna.
Hoy nos
encontramos con una serie de oposiciones,
De las
cuales queremos resaltar sólo dos:
Dueño-Mercenario
y Pastor-Lobo.
¿Qué caracteriza
al lobo? robo y dispersión.
¿Y al
Pastor? Cuidado y reunión,
Él lucha
por lograr reunir su rebaño,
El verso
16 de Juan 10, nos habla de esta ansia de unidad:
“También
tengo otras ovejas,
que no son
de este redil;
también a
ésas las tengo que conducir
y
escucharán mi voz;
y habrá un
solo rebaño y un solo pastor”:
Poder de
reunir, de unificar, de restañar separaciones,
Poder
anti-dispersivo.
Podríamos
añadir una tercera oposición:
Buen
Pastor-Mal pastor, a este último lo define, abandonar y huir.
al Buen
Pastor lo explica la palabra “acompañar”,
porque el
Buen Pastor acompaña,
con un
acompañamiento que es cuidado, defensa, protección,
vigilancia
contra los Malos que pueden acechar;
Un pastor
“cuida” un rebaño.
Esa es la
definición de pastor, “cuidador de ovejas”.
El verbo
que se usa siempre es CUIDAR.
¿En qué
consiste ese cuidado?
Las lleva
donde hay pastos abundantes,
las lleva
a abrevar en fuentes de aguas limpias y sanas;
pero,
especialmente
–y esta es
la tarea protectora más importante del PASTOR-
las defiende de las fieras que las pueden
atacar y devorar.
El
Evangelio nos ilumina aclarando que acompaña
porque “le
importa” pero, vean lo profundo que es ese “importarle”,
en ese “interés”
ya está presente el amor.
El amor no
puede ser “mercenario” –aquí viene el asunto de esa oposición,
que marca
una diferencia esencial- uno nota enseguida pronuncia la palabra
(que
proviene de “mercancía” -por vía del latín: merx-
y
profundizando su estudio nos damos cuenta
de la
relación con la palabra latina merces
que
significa “paga”,
que el amor
no se paga, ¡no se puede pagar!
en el sentido
que “ni se compra ni se vende”
no puede ser objeto de comercio);
amor que se comercializa
indefectiblemente
se corrompe –aún más- se prostituye.
¡No puede ser amor “negociable”
el que lleva el Buen Pastor en su
pecho!
“Mejor
es refugiarse en el Señor
que
fiarse de los jefes”
Detengámonos
otro instante en ese interés-amoroso que motiva al Buen Pastor,
lo podemos
captar y dimensionar mejor sí nos fijamos
en la
expresión que usa Jesús para caracterizarlo: “da su vida”.
Va más
lejos este amor: da la vida voluntariamente,
Al mirar
la forma en que dio la vida el “Buen Pastor”:
Lo traicionan,
Lo apresan,
Lo torturan,
Lo crucifican,
Lo matan.
Así da la Vida.
Uno podría
pensar que se la están arrebatando a la fuerza,
pero en la
mansedumbre con la que va al “matadero”
se reconoce
la voluntariedad de su entrega.
(Habría
podido huir, ocultarse, o armar a sus discípulos,
habría podido
concentrarse en entrenarlos en el uso de las armas
para –llegado
el momento- tomar el poder y hacerse rey,
o, por lo
menos, cubrir la retirada…)
pero está
este rasgo neto,
no hace nada por salvar su vida,
es más,
podríamos aseverar que ¡hace todo para entregarla!
Bajemos
más profundo: Él, Jesús, Dios-Salva,
“Da la vida”
como cumpliendo un encargo,
no para en dar la vida,
su Misión
no tiene conclusión en el episodio mortal,
su Misión
se extiende al episodio-inmortal,
Él recibió
un Mandato”: que no termina en dar la vida,
ha recibido
“poder para recuperarla”.
¡“Resucitar”
es consustancial con “Buen Pastor”!
¡La
Misericordia no es mortal, sino Eterna!
El Amor de
Buen Pastor es Amor Misericordioso.
“Buen
Pastor” no habla de ovejas temerosas,
No habla
de vivir arrinconado en el aprisco (el lugar donde se vive
apretado –so
pretexto de seguridad- esa palabra está emparentada
con la palabra
“opresión”, “explotación”,
y más atrás con la palabra “garrote”, “a palo”);
Tiene
mucho más que ver con la palabra “abrigo”
Que deriva
de abrir, que en su origen se refería a abrir la ventana
para calentarse
bajo el rayo del sol, y que con el correr del tiempo
pasó a
significar “defender del frio”:
el Buen
Pastor defiende, que es lo contrario de apretujar para oprimir.
El Buen
Pastor infunde seguridad, nos anima a salir,
nos hace
sentir reconfortados, eximidos del mal,
de todo
daño:
“En paz, Señor, me acuesto / y duermo
en paz,/
pues sólo Tú, Señor,/ eres
mi tranquilidad.//
Aceptar y reconocer
la Resurrección
no
consiste solamente en declararla,
no basta
afirmarla de palabra,
hay una
consecuencia, una implicación que acarrea compromiso,
y este
compromiso significa nuestra vida coherente
con sus
Mandamientos.
¡La
Resurrección hay que vivirla!
Vivir el testimonio
de la Resurrección
es la
manera que tenemos los discípulos de Jesucristo
de vivir a
la manera del Buen-Pastor,
“Miren que
amor nos tiene el Padre”:
en eso
consiste nuestra fe,
así
alcanzamos el llamarnos hijos de Dios
y ¡lo somos!
sí vivimos
según su Buena Nueva.
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