Lev 13, 1-2. 44-46; Sal 31, 1-2. 5. 11; 1Cor 10,31-11, 1; Mc 1, 40-45
Jesús ¿cómo actúo y
cómo nos enseñó a actuar? Jesús se compadeció del leproso (los eruditos nos
informan que en el texto antiguo dice que ‘se llenó de ira’ ¿por qué se enojó
Jesús hasta tal límite? «Contra quién estaba airado Jesús: contra una sociedad
que, en vez de dar vida y salud a las personas, conduce a la marginación»
(La Segunda
Lectura de la “Palabra de Dios” -este Domingo-
Está
tomada de una parte de la primera Carta a los Corintios
donde se
está señalando cómo es el pastor,
es decir,
el “agente de pastoral”, anunciador del Evangelio,
constructor
del Reino).
Primero
nos propone un santo y seña,
Después
nos alerta contra el “escándalo”,
renunciando
al egoísmo, optando mejor por la generosidad
el
desprendimiento, la solidaridad y la abnegación.
Cierra con
un slogan.
Podríamos
muy bien elegir la frase de San Pablo como consigna:
“ya coman,
ya beban o hagan lo que hagan, háganlo todo para gloria de Dios”,
Sería un
hermoso propósito y una firme guía para regir nuestra existencia.
A
continuación, en la Primera Carta a los Corintios,
como quien
explica la ruta para poder implementar el poderoso lema
de obrar
para glorificar, nos previene contra el escándalo.
Aquí,
cabe recordar que “escandalo” significa
“piedra de tropiezo”,
o sea, que
debemos cuidarnos de volvernos piedra de tropiezo que lleva a otros a caer.
Recordemos
aquello que enseña San Mateo en 18, 6
que aquel
que escandaliza
más le valiera atarse una piedra de
molino al cuello
y ser
arrojado a las profundidades del mar.
Cuando nos
invita al desprendimiento, la abnegación, la entrega, el altruismo,
le da un
sentido, no hacerlo por lucir y ser protagonista,
no hacerlo
por hacerlo,
sino
hacerlo para hacerles viable –a todos los que podamos- la Salvación
-lo que
nos vuelve al principio-
al objetivo de gloriar al Señor.
San Pablo
se propone como paradigma,
él se ha
propuesto la imitación de Cristo,
nos
propone hacer lo mismo.
Cuando
leemos la perícopa del Levitico, -que forma la Primera Lectura-
Enseguida
entendemos que es una medida “médica”,
se trataba
de evitar un contagio,
que tal
una epidemia que diezmara el pueblo de Dios;
lo que se
proponía era –sencillamente- profiláctica.
Pero
sucede –con no poca frecuencia-
que ciertas
normas se degeneran y caen en el dominio
del
fariseísmo, de los dogmatismos, de los fundamentalismos.
Estos
“sistemas” inhumanos, son antropofágicos,
toman a
cada persona, como una simple pieza de todo el engranaje,
cada uno,
una pieza, y todos obligados a su ritmo,
la razón
de ser del mecanismo integro –no es la Gloria de Dios-
es el
endiosamiento del propio sistema,
es la
práctica que propende por la práctica,
la
esclavitud que esclaviza a los otros
hasta que me esclaviza a mí mismo.
Ahí están
todos los casos en que el hombre se hizo para el Shabat.
No es la
lepra,
Son las
lepras, ¡Sí! Las múltiples lepras,
Son todas
aquellas triquiñuelas que sirven para marginar.
Truco
favorito de la faltriquera farisea: marginar.
El hombre
se desecha
se mira como cascote,
todos los
ofensores descargan sobre él,
le ponen
las manos en la frente y luego lo destierran;
se le
entrega el óbolo del ostracismo.
Es una
sublimación del homicidio,
¿Para qué
asesinarlo si se le puede proscribir?
Al fin de
cuentas, la ley, casi nunca castiga
ultimar moralmente,
ni des-socializar
si se aplica sutilmente,
se ahorra
en derramamiento de sangre
se invierte en la exclusión
que
–además- parece, no generar reatos de conciencia.
Este
procedimiento permite cerrarle la puerta a Dios en plena cara
Y hacerlo
“muy educadamente”,
mientras
con la otra mano
abrimos, muy corteses, la puerta a los
laicismos.
El
“sistema” estructura las normas y las reglas,
las
dispone y coordina en plena simetría,
dando así
nacimiento al integrismo;
abundaran
después los compartimentos para los proscritos:
minusválidos
físicos allá, y psíquicos acá;
al
extranjero podemos descartarlo por falta de un “papel”,
al de otro
color de piel, mejor desplazarlo, puede ser peligroso,
el que
opine distinto, digamos de salida que es desplazado,
eso sí
¿quién lo manda a no pensar como le pedimos?
Aquel que
rinde menos que vaya al margen,
aquel que
compra menos, eso nos suena a diferente, que pase al margen,
aquel se
viste diferente a nuestras permitidas diferencias
-y es que
hay diferencias alimentadas, permitidas, canonizadas,
son las
que nos hacen más iguales-
los otros,
pasen al margen, y rapidito que no los aceptamos revueltos con nosotros.
Y Aquel,
que toca a los leprosos, que pase urgentemente al margen,
que no
entre a nuestros pueblos,
resígnese
a estar por fuera,
para Él,
tenemos reservados, todos los lugares solitarios.
¿no ven
que es un blasfemo?
¿no se dan
cuenta que expulsa demonios con el poder de Belcebú?
¡Fuera!
¡Al margen!
Así están
las cosas
mis amigos.
El mundo
patas arriba
¿y la gloria
de Dios?
En el
olvido.
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