Así como Jesús es el
vencedor del poder de las tinieblas, del
mismo modo es vencedor del poder de la muerte.
José Cárdenas Pallares
Ez 37,12-14; Sal
129,1-2. 3-4ab. 4c-6. 7-8; Rom 8,8-11; Jn 11,1-45.
La resurrección como creación
¡QUIERE SER LIBRE, MÁTENLO!
Así como Jesús es el
vencedor del poder de las tinieblas, del
mismo modo es vencedor del poder de la muerte.
José Cárdenas
Pallares
σὺ εἶ ὁ Χριστὸς ὁ Υἱὸς τοῦ Θεοῦ
…Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios
11,
27b
Ez 37,12-14; Sal
129,1-2. 3-4ab. 4c-6. 7-8; Rom 8,8-11; Jn 11,1-45.
La resurrección como creación
En
«… el capítulo 37 de Ezequiel. Se trata de la famosa visión de los huesos,
texto de resurrección y pasaje preferido en la liturgia pascual. Dios lleva al
profeta a un valle, donde le hace contemplar una multitud de huesos diseminados
y calcinados. Luego le manda pronunciar un conjuro, y los huesos se ensamblan,
se cubren de carne y piel permaneciendo tendidos en tierra. Luego conjura al
espíritu, que entra en los huesos, les da vida y los huesos se ponen en pie
como un ejército innumerable… No aparece un dato semejante en otros textos de
religiones comparadas… Ezequiel compone su visión a partir principalmente del
segundo relato de la creación del hombre, en el Génesis… Tenemos, por tanto,
dos tiempos en la formación del hombre según Gn 2: primero es el trabajo
artesanal, el modelado. A continuación viene el segundo, que consiste en
infundir al espíritu con su aliento. De esta realidad parte Ezequiel,… Ezequiel
es en esta visión personaje activo, frente a otros oráculos donde es puro
trasmisor… o frente a otras visiones en las que Dios muestra un cuadro o suceso
y el profeta se limita a contemplar…Ezequiel es parte activa, protagonista
de la visión. Es un dato importante. Porque ese meterse dentro, ese
intervenir en los hechos haciendo que sucedan –la visión sucede gracias a la
intervención de Ezequiel…En el Génesis actuaba Dios directamente como artesano;
aquí actúa por medio de Ezequiel. En ambos casos hay órdenes que se cumplen…
En
Gn 2,… Dios toma en sus manos una pella grande de arcilla y la trabaja hasta
modelar al hombre. Es un comienzo inicial. En Ezequiel se parte de un estrato
más desarrollado, que son los huesos humanos… Los huesos no han vuelto todavía
al polvo de la tierra, pero son la aridez total, privados de vida (porque la
vida es húmeda),… son el último recuerdo del hombre, una como presencia de vida
y, al mismo tiempo, evidencia de muerte… Por eso, no comienza Ezequiel por la
arcilla, sino a partir de ese estadio superior que es la osamenta, disgregada y
dispersa a lo largo de un valle como restos de un ejército derrotado… El
elemento diferenciador consiste en que en el Génesis es Dios quien sopla
directamente, mientras en Ezequiel se trata de un viento cósmico puesto en
movimiento al conjuro del profeta. Pero no se trata de dos elementos dispares.
Hay una correspondencia fundamental entre soplo de Dios y viento cósmico, por
una parte, y entre viento cósmico y respiración humana, por otra… La
respiración humana es concebida como principio de vida, y vida misma,… En el
A.T. pervive esta concepción. El aire (para todo el cuerpo) y la sangre (para
la carne) son ambos portadores de la vida… El punto de arranque es la formación
del hombre, tal como la narra el Génesis: una pella de barro, un artesano
modelando nuevas formas y, cuando este trabajo está terminado, un soplo que
penetra en la estatua y la convierte en ser viviente…. Ezequiel no ha
comprendido, más que a medias su propio símbolo, no es su mejor intérprete.
Sencillamente no tiene razón… La cultura de Ezequiel no conocía una vida
después de la muerte; por tanto, no entraba en su horizonte el tema de la
resurrección. Cuando Ezequiel hace la interpretación de su símbolo, no
encuentra en él sitio para la resurrección. Por otra parte, y desde el punto de
vista histórico, su horizonte está cerrado por las opacas nubes del destierro.
El gran problema es el problema de la patria. Vivir en Babilonia no es vivir,
pues una vida sin culto no es vida. Vivir es estar en Palestina y dar
libremente culto al Señor en el templo. Lo demás no es vida; eso no es vivir.»[1]
El
libro del Ezequiel fue escrito antes del 571 a.C. mientras que «en el antiguo
Testamento, la primera vez que aparece el tema de la resurrección es en el
libro de Daniel (12, 2-3), escrito hacia el año 164 a.C. Y esa misma creencia
también es confirmada en el periodo de los Macabeos (2M 7, 9.11.23. 14,46) Ante
los justos que estaban siendo asesinados por defender la Ley y la tradición judía
contra el dominio de los griegos, la idea de la muerte como el final de todo,
se fue volviendo inaceptable. Así se fortaleció el concepto de resurrección
para dar sentido a la muerte de los justos y animar a los judíos en su resistencia
contra los griegos.»[2]
Sobre la estructura del Evangelio
El
capítulo 11 del evangelio de San Juan nos trae el relato de la resurrección de
Lázaro. Ya en nuestro último blog veíamos que en este evangelio se usa el
“quiasmo”, esa estructura que repite un mismo asunto (o palabra) como en “ondas
concéntricas” alrededor de la idea central. El
empleo del quiasmo permite una notable actividad reflexiva, se trata de una
figura de repetición muy habitual en estas culturas. «El quiasmo es como un
sándwich: pan + lechuga + tajada de queso + bistec + tajada de queso + lechuga +
pan. El bistec es la parte sobresaliente. El diagrama de representación puede
ser más o menos así: A B C B’ A’.»[3]
Creemos que en esta perícopa el “quiasmo” está organizado
así: El bistec, o sea la parte esencial, mejor dicho, el corazón del mensaje
es: 11, 21-27. Y la idea principalísima allí contenida esta pronunciada en
palabras de Marta como respuesta al enunciado de Jesús: Ἐγώ
εἰμι ἡ ἀνάστασις καὶ ἡ ζωή· “Yo soy la resurrección y la vida” ella le replica: ἐγὼ
πεπίστευκα ὅτι σὺ εἶ ὁ Χριστὸς ὁ Υἱὸς τοῦ Θεοῦ ὁ εἰς τὸν κόσμον ἐρχόμενος. “Si Señor, Creo
firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al
mundo”.
En los dos domingos anteriores (“La Samaritana y el pozo” y
“El ciego de nacimiento”, nos encontramos con el reconocimiento de Jesús como
profeta). Hoy estamos dando un paso más, estamos en un plano más alto –por así
decirlo- Jesús es reconocido como Mesías.
Veamos ahora las tajadas de queso que rodean al bistec: 11,
17- 20 por encima, y 11, 28-31. Estos
dos trozos están relacionados con el hecho de que María, la hermana de Marta se
había quedado en casa con los judíos que había ido a darle el pésame, lo que
obliga a que Marta vaya a llamarla.
Ahora, miremos las lechugas de arriba y abajo: Por arriba
está 11, 5-16 donde se habla del amor profundo de Jesús por Marta, María y
Lázaro y también el peligro de lapidación que los amenaza, es el tema de la
“piedra”. El fragmento paralelo, es decir, la lechuga por debajo está
conformada por los versos 11, 32-41a. aquí el tema es el amor de Jesús por esta
familia, que lo lleva hasta el llanto y el tema de la piedra, esta vez, de
retirar la piedra de la entrada a la tumba.
Finalmente, vamos a referirnos a las dos tajadas de pan: Por
arriba, 11, 1-4, se refiere al enfermo Lázaro y al tema de glorificar a Dios.
Por abajo, 11, 41b-45. La resurrección como anti-enfermedad y la gloria de Dios
en el poder de su Hijo.
Tres elementos insoslayables
En primer lugar, se repite la palabra “enfermo” al iniciar
este evangelio, cinco veces:
1) En
aquel tiempo, se encontraba enfermo Lázaro
2) El
enfermo era su hermano Lázaro
3) Señor,
el amigo a quien tanto quieres está enfermo
4) Esta
enfermedad no acabará en la muerte
5) Cuando
se enteró de que Lázaro estaba enfermo.
En los dos evangelios de las domingos anteriores, 3º y 4º de
Cuaresma, la samaritana no tenía nombre porque representaba a todo el pueblo
samaritano, el ciego tampoco tenía nombre porque representa a toda la comunidad
joanica. En cambio hoy, el enfermo si tiene nombre, «La comunidad de Juan
estaba pasando por un momento muy difícil. Los cristianos estaban siendo
perseguidos, torturados y asesinados. Muchos abandonaron la comunidad. Ante
esta situación ellos recuerdan la historia de la familia de Lázaro, Marta y María,
de la comunidad de Betania, que significa ‘casa del pobre’. En esa comunidad
encontramos a Lázaro, cuyo nombre significa ‘Dios ayuda’, el que no abandona.
María, la que es muy amada por Dios; y Marta, ‘el ama de casa’ mujer sensible y acogedora. La comunidad estaba formada de pobres,
preferidos y amados por Dios, por personas que acogen, aman y sirven unos a
otros. Esta vivencia es muy importante para resistir las persecuciones… Ver en
el texto… las palabras y los gestos que nos hablan del amor que había entre
esas personas.»[4]
Entonces, esta insistencia en la enfermedad apunta hacía la
enfermedad de una sociedad que se dedica a perseguir y aniquilar a los justos,
conducta sólo explicable en una sociedad que esté enferma. Y tanto Lázaro como
la familia y la comunidad joanica toda, son los perseguidos, las victimas de
ese sistema corrompido.
Un segundo aspecto, muy importante, es que todos los
presentes en la resurrección de Lázaro han sido llamados a participar
del poder resucitador de Jesús cuando Jesús ordena. “desátenlo y déjenlo ir” Jn
11, 45d. Esa es nuestra misión, también nosotros como Ezequiel estamos llamados
a cobrar protagonismo, a intervenir en el prodigio, a ser personajes activos, a
completar el milagro, el “signo”. Jesús no lo hace todo, nos deja a cargo de
las “lianas” que atan las manos y los pies de la gente, nos ha dejado
encargados de combatir las ataduras, todo lo que contamina la libertad e impide
que obremos, que actuemos, que tengamos “vida abundante” y que la vivamos a
plenitud.
«Puede ser que la “cueva tapada en piedra”, el mal olor, las
vendas que atan pies y manos (11, 38-44), representarían esos sistemas
religiosos de antes que hacen difícil el vivir de Espíritu y de verdad. El mensaje a los todavía enterrados en esos
sistemas es: “Quiten la piedra”; “salgan de allí. Desátenlo y déjenlo ir” (11,
43-44)»[5]
«¡Atención! La comunidad es la que ayuda a resucitar a Lázaro,
desatándole las manos y los pies. La comunidad es la que les devuelve la vida a
sus propios miembros, la que ayuda a liberarse del miedo de la muerte, del
miedo que paraliza. En el grito de Jesús y de la comunidad está el amor por la
vida. Todos y todas están llamados a salir del sepulcro, a asumir el compromiso
con la justicia y, si fuera necesario, entregar la vida libremente»[6]
Cuando Jesús resucitó los que fueron a verlo encontraron el
sudario doblado y las vendas enrolladas, el Resucitado se levantó libre,
desatado, no andaba con vendas que le ataran las manos y los pies. No así
Lázaro, ha salido vivo, resucitado, pero aun lleva trazas de la muerte, son
todas estas mortajas que lo muestran como un poquito muerto; y, somos nosotros
los llamados a desatarlo. Ahí está nuestra misión, nuestro sentido de vida,
promover al hermano, ayudarlo a desatarse y –como al ciego- ayudarlo a ver.
Viene el tercer aspecto que se debe reflexionar: ¿Cuántas veces
en vez de ayudar a desatar, de apoyar los procesos de liberación, obramos al
revés y lo que hacemos es ayudar a apretar los lazos y ponerle candados a las
cadenas? Este es un asunto muy delicado, porque la frontera entre la Comunidad
y los Judíos es muy tenue, a veces, nuestros prejuicios nos hacen creer que es
más razonable crucificar a Jesús, o apretarle los grilletes al esclavo; muchas
veces somos más de la naturaleza de aquellos que se quedan en casa dando el
pésame. De verdad, la propuesta es mirar si somos promotores de la vida o
constructores de tumbas, amortajadores profesionales, momificadores del
pensamiento, alienadores difundiendo ideologías.
Él nos da la verdadera vida
La
resurrección de Lázaro 11, 1-39) es en Juan uno de los motivos de la
condenación de Jesús a muerte. Inmediatamente después de ella, las autoridades
judías se pone en estado de alerta, se reúnen en consejo y deciden hacer morir
a Jesús (11, 47.53)… esta vez la copa reboza; se toma una decisión oficial… al
resucitar a Lázaro Jesús sellaba su condenación a muerte. Para que Lázaro
tuviera vida. Jesús sube conscientemente hacía su pasión (cf. 11, 8.16) Pero al
mismo tiempo, al mostrarse como vencedor de la muerte, Jesús llenaba de esperanza
a sus discípulos.[7]
«…la resurrección de Lázaro llevó a la decisión de matar a Lázaro (12, 10) y la
resolución formal de acabar con Jesús… Este odio, como el que tuvieron contra
Jesús es gratuito (15,25) es la muestra de la esclavitud al poder del mal,
poder embustero y asesino (8, 44ss.)»[8]
«…
si recorremos con atención todo el evangelio de Juan, nos damos cuenta de que
el vocablo que aparece con mayor frecuencia es “vida”, que se haya presente en
la forma griega zoé, como nombre 36
veces y como verbo 17 veces… de la vida derivan el conocimiento, la verdad, la
posibilidad de caminar, de ver… reflexionemos sobre “Jesús vida”. Juan subraya
esa designación al comienzo, en el centro y al final del evangelio. “En el
Verbo estaba la vida”, escribe en el prólogo (1,3). Y en el episodio de la
resurrección de Lázaro (11, 1-44), la palabra central es precisamente: “Yo soy
la resurrección y la vida”. Al final del
evangelio encontramos la anotación: “Estas señales han sido escritas
para que crean que Jesús es el cristo, el hijo de Dios, y para que creyendo
tengan vida en su nombre” (20,31)… La “vida” de la que habla el evangelio de
Juan es presentada ante todo como una vida desde;
y es también una vida para y una vida
de.
a. Una vida desde… vida desde la vida, en el sentido
de que toda vida es generada por otra… la peculiaridad histórica de la vida que
Jesús ofrece… es la de ser vida desde la muerte, vida arrebatada a la muerte,
contrapuesta a la muerte,… Jesús dice… no sólo “yo soy la vida” sino “yo soy la
resurrección y la vida”… al comienzo del libro del Apocalípsis Jesús se dirige
al vidente así: “Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los
siglos y tengo las llaves de muerte. (Ap 1,18)…
Jesús es para nosotros vida que viene
de la muerte y todo evento de muerte contiene, en la gracia de Cristo, esa
promesa de vida y de resurrección. El relato de Lázaro aparece entonces como
episodio culminante de la actividad de Jesús, dador de vida y vencedor de la
muerte. Jesús vida que ha vencido a la muerte, es plenitud de vida que supera
todos los obstáculos y nuestras debilidades, que vence nuestras resistencias y
nuestros miedos.
b. Una vida para. …vida para los otros, es vida por
amor… amar es dar la vida por los hermanos, dar la vida como Jesús la dio.
c. Una vida de. ..
de Dios,… la vida del Verbo preexistente,… Es la vida de Jesús comunicada,
participada a todo el que cree en Él y a todo el que ama a los propios
hermanos…
Todos
somos un poco carentes de esperanza cristiana,… Y esto se evidencia, por ejemplo,
en el miedo de dar la vida, en la disminución de la natalidad, en la tristeza y
la amargura que caracteriza la vida de muchas personas, inclusive en la
abundancia de dinero y de distracciones que Jesús, con su muerte y
resurrección, ha venido a traer al mundo.
Les
deseo que el Señor de la vida tome posesión de sus corazones y los colme de ese
torrente de esperanza»[9]
«El
sueño de vida digna: tierra, trabajo y comida, continúa vivo, animando y
sosteniendo la búsqueda de condiciones dignas de vida. Las pequeñas conquistas
diarias, la inmensa red de gestos solidarios que nace y se fortifica en los
corazones capaces de abrirse al amor, nos ayudan en la fidelidad y en el
compromiso con la justicia.»[10]
[1]
Schökel, Luis Alfonso. Gutiérrez, Guillermo. MENSAJES DE PROFETAS. MEDITACIONES
BÍBLICAS. Ed. Sal Terrae. Santander – España. 1991. pp. 93-102
[2] Centro
Bíblico Verbo. LA NUEVA VIDA NACE DE LA COMUNIDAD. EL EVANGELIO DE JUAN.
SUBSIDIOS PARA ENCUENTROS. Ed. San Pablo Bogotá-Colombia. 2010. p. 83
[3]Ibid.
p. 102
[4]
Ibid. p. 78
[5]
Seubert, Augusto. CÓMO ENTENDER LOS MENSAJES DEL EVANGELIO DE JUAN. Ed. San
pablo Santafé de Bogotá, D. C. 1999. p. 92
[6] Centro
Bíblico Verbo. LA NUEVA VIDA NACE DE LA COMUNIDAD. EL EVANGELIO DE JUAN.
SUBSIDIOS PARA ENCUENTROS. Ed. San Pablo Bogotá-Colombia. 2010. p. 82.
[7]
Jaubert, Annie. EL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN. Cuadernos Bíblicos 14ª ed. Ed
Verbo Divino Navarra – España. 2000. pp.
[8] Cárdenas
Pallares, José. PARA SEGUIR EL VUELO DEL ÁGUILA. PISTAS PARA LEER A SAN JUAN.
Ed. Verbo Divino Colección Biblia #74. Quito-Ecuador. 2001 p. 82
[9]
Martini, Carlo María. CRISTO ES TODO PARA NOSOTROS. MEDITACIONES PARA EL TIEMPO
DE CUARESMA. Ed. San Pablo. Bogotá - Colombia 2003. pp. 56-63
[10] Centro Bíblico Verbo. LA NUEVA VIDA NACE DE
LA COMUNIDAD. EL EVANGELIO DE JUAN. SUBSIDIOS PARA ENCUENTROS. Ed. San Pablo
Bogotá-Colombia. 2010. p. 84
No hay comentarios:
Publicar un comentario