1Tes
2, 1-8
Al único que es
necesario siempre tener contento es a Nuestro Señor
Santo Toribio de
Mogrovejo
San
Pablo inicia una especie de “recuento” del proceso que lo llevó a la
“conversión”: empieza hablando con gratitud de los amigos que hizo, de la
fraternidad que se trabó entre ellos y de cómo se desarrolló su misión
evangelizadora, pese a la persecución que nunca se apartaba. Pablo ya tiene en su consciencia la claridad
de que Dios quiso poner su confianza en ellos y enviarlos a predicar, y esto lo
hacía, no para complacer a tal o cual, sino con el exclusivo propósito de obrar
acorde a la Voluntad del Señor.
En
la Carta, Pablo señala como dos linderos que van demarcando su trasegar, a
derecha e izquierda, para no confundir la correcta dirección que debían llevar,
a saber: ni λόγῳ κολακίας
[logo kolakias] “palabras de adulación”, ni προφάσει πλεονεξίας [profasei
pleonexias] “codicia disimulada”.
Y,
dediquemos mucha atención a esta recomendación metodológica que nos hace el
Primer Teólogo de la cristiandad: “nos comportamos con delicadeza entre
ustedes, como una madre que cuida con cariño de sus hijos”. Es la primera época
de este predicador, pero, él ya lleva diáfana claridad del cómo comportarse
con los interlocutores para llevar el “Anuncio de la Buena Noticia”. Véase,
además, qué dice él, que su sentido de donación no iba sólo hasta la entrega
del mensaje, sino que se ensanchaba hasta la voluntad y decisión de dar hasta
sus “propias personas” -y aquí nos enseña el Apóstol de los gentiles que- los
procesos de evangelización van arropados con gestos de amor y que entre ellos y
los fieles se construye, casi que, como certificado de garantía, una amistad
sincera.
En
Filipos les había ido “como a los perros en misa”, como resultado de
acusaciones calumniosas habían ido a parar a la cárcel, habían sido flagelados
y el Señor tuvo que venir -con un terremoto en su auxilio- para liberarlos.
Ahora llegan a tesalónica y entre zozobras y oposiciones. Dios vio en sus
pruebas su idoneidad para ser “cristóforos” y llevar el anuncio no conformándolo
según el capricho de los hombres sino tal cual como el Señor se los confió.
Pone
a Dios por testigo que ellos no
i)
Pretendían honor de los hombres
ii)
Ni de ustedes los tesalónicos;
iii)
Ni de los demás
Su autoridad provenía de Dios que era quien se las había dado, pero -pongamos mucha atención- Pablo nos da unas pautas como agentes de pastoral, que nos guían y nos rigen también a nosotros:
a) Se portaron con
delicadeza
b) Como una madre que
cuida con cariño a sus hijos
c) Su interés era
entregarles el Evangelio
d) Pero aún más, sus
propias personas total e integralmente, darse
e) Porque se habían
ganado su amor.
Este
es el primer perfil del agente de pastoral, a la vez que la primera carta de
sinodalidad que instruye a los “pastores”. Han de cuidar al rebaño con verdadero
“amor maternal”.
La
introducción de esta carta ocupa los versos 1, 1-10; fue lo que leímos ayer. Luego
inicia un gran bloque de la Carta que se refiere al accionar de San Pablo en Tesalónica:
Donde lo primero que se desarrolla son los recuerdos que ocupan los versos 1-16
del segundo capítulo. Mañana continuaremos justo donde hoy lo dejamos, o sea
que, empezaremos con el verso 9 del capítulo segundo y llegaremos hasta el
verso 13. Aun cuando la perícopa entera abarca hasta el verso 16, estos tres
versos no se leerán. Tampoco los cuatro últimos versos de este capítulo donde
se cambia la temática y se habla del regreso de Pablo a Tesalónica, como un
anhelo vivaz en el corazón de San Pablo, que Satanás impidió (1Tes 2, 17-20).
Sal
139(138), 1b-3. 4-6.
Salmo
del Huésped de YHWH. Este tema de estar “Delante de Dios”, de vivir en su
Presencia, debe ser muy bien comprendido, debe darnos luces de fe y acrecentar
nuestra piedad y nuestras devociones; pero, como hemos venido insistiendo,
nunca para convertirlo en una especie de concurso de “yo paso una hora más que
tú en la Iglesia” o, “yo estoy haciendo 5 novenarios más que usted”.
Una
hermosa categoría teológica es la de la Omnipresencia” Divina. Que se convirtió,
no sabemos cómo, en la de un pan-óptico. El panóptico era un estilo de cárcel,
que permitía vigilar prácticamente de manera continua e infatigable al detenido;
algo así como un reality
donde toda intimidad queda avasallada. Nosotros -para gozar de una sana
perspectiva diversa- queremos recordar la dulce grandeza de la presencia del
ser amado, quisiéramos estar a toda hora con el ser amado, estar allí
mirándonos a los ojos sin parpadear y con el gusto -sencillamente- de respirar
el mismo aire. ¡Quien ha estado enamorado, verdaderamente enamorado, lo sabrá!
No queramos pensar en Dios como en un empleado de la oficina nacional de prisiones; no se trata de eso, se trata de una Presencia-de-Amor, de un enamorado acompañamiento.
Cuan
hermoso pensar que a Dios no tenemos que ponerle cita, que Él sabe a toda hora
dónde vamos a estar, porque nosotros -de muy buena gana- le hemos entregado
nuestro detallado itinerario, segundo a segundo, para que Él pueda reunírsenos,
y podamos gozar de su Amorosa Compañía, ante Él no tenemos momentos ocultos. No
podemos dejar de sentir una gotita de amorosa envidia con Adán, a quien Dios
acompañaba y “bajaba” todas las tardes para pasearse por el Edén. ¡Qué
tontuelo, haber desperdiciado tan Gloriosa Amistad!
A
veces tenemos enormes dificultades para orar, y recurrimos -en nuestra
dificultad para llevar adelante un dialogo, a conversaciones impresas para
hablar con Él; conocemos personas que las coleccionan y se empeñan en tener una
para cada santo y una para cada fecha del calendario litúrgico. Pero me acuerdo
de un relato en el que uno de estos personajes, -un campesino- llegó a su
parcela y en el momento de empezar sus rezos, noto que aquel día se había
olvidado de llevar su devocionario, entonces le dijo a Dios, Señor, voy a repetir
tres veces el alfabeto lentamente, y Tú, que todo lo sabes, ordena las letras
para que sea la oración que te complace. ¡Qué intuición tan profunda!
Si
de verdad creo que Él sabe, antes de que me lleguen a los labios, las palabras
que voy a pronunciar, podre, con honestidad, rezarle así a Dios. Y no con
fórmulas prefabricadas.
Porque
el Saber de Dios es aun otra Maravilla de su Amor. Su Saber no es para un
concurso de preguntas y respuestas, Su Saber es Un-Cofre-Del-Tesoro-De-Su-Amor.
Mt
23, 23-26
Decimos
que hay que corregir la perspectiva. Que nosotros somos casi tan virtuosos como
los fariseos, y sin embargo también nosotros perdemos de vista lo esencial. (Nosotros
también pagamos el diezmo de la menta, el anís y del comino), pero queda fuera
de nuestro campo visual la justicia, la misericordia y la fidelidad. Y bien
claro dice Jesús, no es cumplir lo uno y dejar lo otro, ambas cosas son
necesarias e importantes.
Nosotros
que no queremos dejar que al hablar nos entre en la boca mosquitos, ubicamos
estratégicamente el colador para poder hablar sin tener que “comer insectos”,
pero, en cambio, hay cosas como los camellos que un colador no puede detener ni
controlar. Pero, ¡primero lo primero!
Somos
muy atentos en que las copas y los platos reluzcan, porque consideramos que es
lo que ¡se ve! Pero, la cultura nos ha inculcado que mientras no se den cuenta
que fuimos nosotros, no importa la deshonestidad, el desmán, ni el robo; así se
construye una doble moral y ha sido por eso que la corrupción y el engaño han
podido cabalgar a sus anchas.
Entonces,
¿qué es lo que hay que hacer? Fácil, la respuesta de Jesús es contundente y
límpida. No sólo cuidar la exterioridad, hay que afanarse por la interioridad,
porque es lo que primero notara nuestro Dios. Mientras sigamos barriendo toda
la mugre, debajo del tapete, seguiremos construyendo mausoleos para los Santos
y crucificando a Jesús en el Gólgota.
Habrá
que decirlo nuevamente. Los escribas y los fariseos no eran los más malos, al
revés, eran quizás de los más buenos, de los más esforzados, rayando casi en el
fanatismo, casi hasta el milenarismo, casi hasta el fundamentalismo; pero les
faltaba saltar la barrera de la bondad, para alcanzar la cima de la perfección.
Eran casi santos, pero les faltaban los 5 centavos esenciales para completar el
peso.
¡Ay de los que se les pasa por alto la justicia, la misericordia y la fidelidad! Porque ellos no podrán llegar a ser huéspedes de YHWH.





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