sábado, 25 de mayo de 2019

PASOS FIRMES HACIA PENTECOSTÉS



ACRECENTAMIENTO DEL MUNDO
Hech15, 1-2. 22-29; Sal 67(66), 2-3. 5. 6 y 8; Ap 21, 10-14. 22-23; Jn14, 23-29

… debo buscar
no ponerme a discutir
sobre quien tiene la razón o la culpa,
sino darle cada día la mano a mi hermano
y sonreírle como haces Tú conmigo, Señor.
Averardo Dini

La Liturgia de la Iglesia usa de una ternura pedagógica y nos va llevando, afectuosamente hacía la Ascensión y luego hacia Pentecostés. Se entiende que es muy importante asimilar que cuando Jesús se ausenta físicamente de la tierra, no enfrentamos el abandono, Él sigue siendo en medio de nosotros, Dios con nosotros; sólo que ahora, su Presencia  revitaliza y energiza sus enseñanzas, su amor, su Mandamiento de Amor, de otra manera, de una manera definitivamente espiritual, donde se revalida la bienaventuranza para los que creen sin ver.

Apertura universalista
“Pues ahora, ¿por qué tientan a Dios imponiendo al cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos sido capaces de soportar?
Hech 15, 10

«Son los hombres los que levantan muros y ponen cercas creando así divisiones y límites. Y todo aquel que llega a conocer a Dios termina por perder el “espíritu de clan”: el universo entero se convierte en su hogar y todos los seres llegan a constituir su familia.»[1] En el capítulo 11 de los Hechos de los Apóstoles, leemos que en Antioquía la Iglesia empezó a llamarse cristiana (cfr. He 11, 26); pero ahora estamos estudiando, al seguir leyendo los Hechos, cómo la Iglesia llego a hacerse católica, es decir, universal.

Quizás nos cuesta dimensionar hasta qué punto era difícil y durísimo abandonar la circuncisión. Para nosotros simplemente es una palabra, tal vez sabemos el significado, pero no estamos compenetrados del valor esencial que tiene para el judaísmo, para quienes representaba un elemento de identidad cultural. Se trata de un “carnet” grabado en la carne.

De otra parte, para los judíos, este rito se practicaba a la semana del nacimiento, pero si un  adulto gentil quería adherirse al judaísmo y hacerse prosélito, debía a ese edad, practicarse la circuncisión, con toda la incomodidad y los posibles riesgos profilácticos que en aquellas circunstancias históricas, debían presentarse. Aun cuando se diga que el prepucio no pasa de ser un pedazo de piel sin importancia alguna, para las “gentes” ajenas al judaísmo representaba una especie de “amputación”; tan es así  que en la perícopa que leemos en este VI Domingo de Pascua (He 15, 1-2. 22-29) se le denomina “carga” y se nos narra cómo fue considerada “innecesaria” o “dispensable” para los cristianos (Cfr. He 15, 28).

Al examinar este episodio de la historia de la Iglesia -en sus primeras comunidades- reconocemos que no se operaba por el principio de “sola Escritura”; la dificultad se dirimió planteándola a las “autoridades” que en este caso eran los Apóstoles y los “presbíteros”, es decir los ancianos (reunidos para esta pregunta en el que llamamos el Concilio de Jerusalén; aun cuando esta sección de la perícopa no se lee, es precisamente He 15, 4-21), como hoy lo hacemos consultando a los Obispos. Vemos pues que este estilo de referencia a quienes la propia Iglesia ha colocado a la cabeza, no carece de raíces en la continuidad de la Comunidad de Fe instituida por nuestro Señor Jesucristo en cabeza de sus discípulos y sucesores.


Pero, y este tema no es de poca monta, la decisión no se emite en el exclusivo apoyo de esos “jerarcas”, hay una Persona que ratifica esa “autoridad” y es –nada más ni nadie menos- que Dios mismo en la Persona del Espíritu Santo. Para el incrédulo, esto no pasara de ser una frase para respaldar las decisiones en la Gracia de Dios; para nosotros, los fieles de la Iglesia, constituye un hecho permanente de nuestra historia de vida, cada decisión que hacemos, está puesta en oración, llevada a los pies del Señor, e iluminada por su Resplandor. No es que la “Palomita” baje y aletee o grazne indicando la respuesta, no se trata de eso. Se trata de orar, con profunda fe, y colocar el discurrir de nuestra vida y sus peripecias, en la Manos Providentes del Señor. Y no dudamos que el Señor “Sopla” su Espíritu e hincha el velamen de nuestras embarcaciones conduciéndolas siempre a puerto seguro. El Espíritu Santo nos conduce y nos responde por “signos” que requieren de nuestra apertura, de nuestra disponibilidad; apela a nuestra respuesta, que en términos bíblicos suena así: Aquí estoy Señor para hacer tu Voluntad, y que en labios de Santa María siempre Virgen sonó “He aquí la Esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

Viene al caso decir –frente a quienes se escandalizan ante la palabra “esclava” que la esclavitud de este “Amo” no restringe ni un ápice nuestro albedrío. En otra parte destacamos que Dios no obliga a la Virgen Santísima a cumplir un “designio”, va donde su criatura, y por medio del Arcángel solicita la anuencia de María. Este detalle bien visto –usemos aquí una frase de cajón- vale más que mil palabras.

Siguiendo a Michel Gourges diremos que «este relato es uno de los más elaborados del libro de los Hechos. Se pueden distinguir en él tres partes.

·                  El problema (15, 1-5)
·                  Discusión y adopción de una solución (15, 6-21)
·                  Trasmisión de la resolución a las comunidades (15, 22-35)»[2]

Que el Señor bendiga todos los pueblos y todas las criaturas

Los estudiosos del salterio nos han brindado 13 categorías distintas para clasificar los salmos, teniendo en cuenta, no tan sólo el género y la forma sino, también, la aplicación ritual que tenían dentro del culto. Una de esas categorías es la petición de bendición. Lo que nos parece llamativo es que de los 150 salmos, en esta categoría sólo caen dos salmos: el 66 y el 143.

Este Domingo VI de Pascua, nos ocupamos del Salmo 67(66). Cuyo sentido universalista (como decíamos arriba, catolizante) es indudable. Propone que todos los pueblos de la tierra sean bendecidos por el Señor; o sea, que el salmista también es consciente que la fe que se depositó en manos del pueblo judío se le entregó, no para acapararla sino para diseminar la semilla y atraer a otros para que se sumen y se pongan bajo la bendición protectora de Dios.

Al llamar a todos los pueblos se incluye el llamado a todas las criaturas, como el Padre Teilhard de Chardin subrayó: «Una vez más, Señor, no en los bosques de la Aisne sino en las estepas de Asia, no tengo ni pan, ni vino, ni altar, pero pasaré por encima de los símbolos hasta alcanzar la pura majestad de lo Real, y te ofreceré, yo mismo, tu sacerdote, sobre el altar de la tierra entera, el trabajo y las penas de los hombres”.

“El sol acaba de iluminar la franja extrema del oriente. Una vez más, bajo el manto agitado de su resplandor, la superficie de la tierra se estremece y reanuda su estremecedora labor. Pondré sobre mi patena, oh Dios mío, la esperada cosecha de este nuevo esfuerzo. Derramaré en mi cáliz la savia de todos los frutos que serán hoy triturados”.


“Mi cáliz y mi patena son las profundidades de un alma ampliamente abierta a todas las fuerzas que, en un instante, van a elevarse desde todos los puntos de la tierra y converger en el Espíritu... Ahí está la materia de mi ofrenda a Dios en esta Misa celebrada sobre el mundo”»[3]. Es una liturgia en la que interviene la calidad sacerdotal de la criatura: las viñas y los granos de trigo, se unen concelebrando desde el repollo hasta las alcachofas, están presentes las aceitunas, los higos, las manzanas, los exóticos frutos aportan su voz a la masa coral y, con sus cantos gregorianos y sus voces cultivadas en el bel canto, alaban y se postran para pedir –también ellos- ser benditos y ser admitidos en el unísono y en la unanimidad de los que alaban y dan gracias. Nadie en la naturaleza quiere exceptuarse, las bestias doblan sus patas delanteras y los peces, vienen todos a la superficie y con el rítmico abrir y cerrar de sus boquitas, se aúnan a los que alaban. Contemplemos las olas y cada gota del basto mar ensayar su ballet de milimétrica coreografía en una danza litúrgica para celebrar esta Eucaristía Universal.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges al mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Ha quedado dicho, Dios no es patrimonio exclusivo de ningún pueblo y de ninguna cultura; ni podrá ser acaparado por ninguna raza ni por partido alguno. Es Dios de todos y de todo lo creado.

Revelación
Tanto el Salmo como la Segunda Lectura tomada del Apocalipsis se refieren a realidades que ya pero que todavía no. El salmo clama para que algo llegue. Apocalipsis (palabra que no podemos olvidar que significa Revelación) nos trasporta a la montaña para que podamos ver más allá, al otro lado del presente, hacia el futuro; nos deja así entrever desde ya, lo que “todavía no”. Parecido a la Transfiguración, el Espíritu Paráclito, nos da una muestra, un anticipo, una saboreada para que sepamos desde ya, y así apuntalar nuestra fe. El Espíritu Santo sabe cuánto lo necesitamos para sostenernos en medio de realidades que defraudan, realidades desalentadoras, descorazonadoras. Entonces el Espíritu viene con su “vitamina” y nos deja constatar, lo que de otra manera nos está velado.


¿Qué hay detrás de la montaña?, es decir, ¿qué hay más allá del presente inmediato? ¡Son los ojos de la fe los que pueden ver! Jerusalén, la Ciudad Santa. Y ¿cómo es? Como un verdadero diamante fulgurante. ¡Es la Iglesia en ejercicio de su liderazgo¡ ¿Cómo podemos reconocer en esta Ciudad de la Paz (Ieroshalen significa la Ciudad de la Paz) a la  Iglesia? Sencillo, ¿sobre qué está fundada su “muralla”? ¡Observemos!, sobre los nombres de los Doce “Apóstoles del Cordero”. Cabe alguna ambigüedad, quien no lo ve es porque no lo quiere ver.

¿Otro poquito de prueba? ¿Quiénes están sobre las Doce Puertas? Doce Ángeles, con Doce Nombre escritos. ¿Cuáles? Los de las Tribus de Israel. El Pueblo escogido recibió la herencia y le cupo la gloriosa responsabilidad de aportar los primeros Discípulos, los que habían de construir la “Muralla”, la Primeras Comunidades, responsables de la trasmisión al mundo entero.

Sin embargo, no se trata de un Templo, el Templo es exclusividad de la realidad previa, de la antigua Jerusalén. Pero, donde está el Cordero no se necesita Templo, El Cordero es el Templo y su Luz reemplaza todas las velas y todos los cirios del Universo; Él mismo es el Cirio Pascual Viviente, cuya Cera Arderá por toda la Eternidad. Brilla más que el Sol porque su resplandor es el del Justo.

«Al no haber Templo en la nueva Jerusalén… Desaparece… la separación entre santo y profano, entre sacerdote y laico, entre cristiano y no cristiano. Ahora toda la ciudad es santa, todos son sacerdotes, todos ven a Dios y llevan su nombre en la frente.»[4]

Recibiremos la ayuda del Paráclito
¿Por qué se nos revelan anticipadamente sucesos que sólo después acaecerán? Jesús nos lo explica en la perícopa del Evangelio de San Juan que leemos en este VI Domingo de Pascua. “Se lo he dicho ahora, antes de que suceda para que cuando suceda, crean” (Jn 14,29), es decir, la revelación de lo venidero se da para fortalecer nuestra fe.

¿Y cómo pasamos a ser parte de esa muralla de la Nueva Jerusalén? También a este interrogante responde el Evangelio: “El que me ama cumplirá mi Palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada” aparecen dos palabras importantísimos en esta perícopa: Por una parte el verbo ἀγαπάω que en diversas ocasiones hemos considerado, se trata del verbo amar, hemos comentado también que se trata de ese amor desinteresado que no busca reciprocidad, amor misericordioso, amor divino. De otra parte, μονή, sustantivo que hemos traducido morada, habitación, cuarto, alojamiento.

Nuevamente, así como en la Primera Lectura, el Espíritu Santo, el Paráclito que envía el Padre es el que guía, el que orienta; en la perícopa evangélica nos dice Jesús que “el Espíritu Santo nos enseñará todas las cosas y nos recordará todo cuanto yo les he dicho”.

Así vamos entrando en conciencia de Pentecostés que estaremos celebrando el ya bastante próximo Domingo 9 de Junio. «Esta es la mayor explicación del Espíritu Santo en toda la Biblia. Él ayuda a la comunidad a descubrir en tiempos y lugares diferentes, el camino del proyecto de Dios, que es libertad y vida para todos.»[5] Nos queda un claro legado: la Iglesia no se construye poniendo trabas y complicando el asunto sino con acogida, con cálida fraternidad-sororidad, debe ser -como lo ha enfatizado Papa Francisco- ¡una Iglesia en salida!


[1] Storniolo, Ivo. CÓMO LEER LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES. EL CAMINO DEL EVANGELIO. Ed. San Pablo Santafé de Bogotá – Colombia. 1998. p. 144
[2] Gourges, Michel EL EVANGELIO A LOS PAGANOS Hch 13-28. Cuadernos Bíblicos #67. Ed. Verbo Divino Navarra- España 1991. pp. 29-30
[4] Richard, Pablo. APOCALIPSIS RECONSTRUCCIÓN DE LA ESPERANZA Colección Biblia 65 Ed. Tierra Nueva y Centro Bíblico “Verbo Divino” 3ª ed. 1999. Quito Ecuador p. 227
[5] Bortolini, José. CÓMO LEER EL EVANGELIO DE JUAN. EL CAMINO DE LA VIDA. Ed San Pablo Bogotá Colombia 2002. p. 156

sábado, 18 de mayo de 2019

JESUS TODO LO HIZO NUEVO



Hech 14, 21b-27; Sal 144, 8-9. 10-11. 12-13ab; Ap 21, 1-5a; Jn 13, 31-33a. 34-35



Trascendencia de lo racional
En 1Jn 4, 8c se nos revela que Dios es Amor. Sabemos que Dios es Misterio y de ello podemos inferir que el Amor es Misterio. Pero, aquí se halla, el real quid de la cuestión: Qué es Misterio. Porque a esta palabra se pueden atribuir varios significados: lo que no se puede entender ni explicar, lo que ignoramos y no podremos llegar a saber o, un tercer significado que es más próximo al pensamiento teologal: lo que sabemos de la realidad trascendente pero no lo podemos descifrar a partir de nuestro equipamiento lógico-intelectual o sea que hemos  llegado a ello no por nuestros propios “medios”, sino porque Dios en su Misericordia nos lo ha entregado. Podemos decir –y sería válido- que son verdades, no racionales, sino a las que hemos llegado por pura Gracia.

Caemos en la cuenta que el Amor es un Misterio porque no sabemos lo que es sino que Dios en su infinita Bondad nos lo ofrece y nos lo “define”. Sí no nos abrimos a esa Generosidad, y pretendemos llenar este concepto de contenido meramente humano, sólo podremos garantizar que el resultado será una paupérrima desfiguración. Evidentemente el Amor trasciende la representación gráfico-geométrica del corazón, los presentes, las tarjetas impresas y las flores, los besos y los abrazos, las citas románticas, las caricias y los apapuches, el deseo, la imagen que de él nos dan las baladas, el cariño, la atracción y la simpatía. Miles de cosas se pueden hacer por su razón o sin razón alguna y el resultado –a simple vista- parece no diferir en absoluto. Tenemos, sin embargo, como una percepción “inconsciente” de esa indigencia, de nuestro desconocimiento y quizás por ello fue tan exitosa la sería de laminitas de “amor es…”. Tras de ella se agazapaba la esperanza de entender el “misterio” juntando las suficientes. Roguemos al Cielo, en la Tercera Persona de la Divinidad para que nos “ilumine” con la experiencia cada vez más clara de esta verdad, para poderla vivir y –a través de ella- acercarnos cada vez más a nuestro Dios-y-Salvador, Señor de lo histórico y no sólo de lo meta-histórico.

No somos Dios, sino “semejantes” a Él, y sólo Él nos puede “levantar” y hacernos suyos si nos abrimos a la experiencia de la metanoia, valga decir, dejarnos transformar por Él, para llegarlo a contemplar. Esa disponibilidad y apertura hará posible que un día lo conozcamos como Él nos conoce, cuando estemos Cara a cara; cuando se hagan inútiles la Fe y la Esperanza y lo Único que perdure sea Él, el Amor. (Cfr. 1Cor 13, 8-13).

Una Nueva Creación: el Verdadero amor
La perícopa del Evangelio de San Juan que leemos en esta fecha se compone de dos partes: La primera alude a la glorificación del Padre a través de la glorificación del Hijo; y, esta glorificación pasó precisamente a través de la traición de Judas. Cuando las treinta monedas pasaron de las manos de los jefes de los sacerdotes y de la policía (Cfr.Mt 26:14-16,Lc 22:3-6) a las de Judas, el Tres Veces Santo fue ensalzado Misericordioso.

La segunda se refiere al Mandamiento Nuevo: Veíamos cómo la Pascua es, por excelencia, el Tiempo de la Nueva Alianza. A esta Nueva Alianza corresponde una Ley Nueva: el Mandamiento del Amor. Hay algo que distingue esto de aquello, lo viejo de lo nuevo, lo falso de lo verdadero, lo sinuoso de lo derecho, lo caduco de lo perenne. El Mandamiento no es una especie de dictadura sino una valiosa indicación de cómo podemos vivir la existencia dentro de la fe, cosechando precisamente los dulces frutos de la libertad. Nosotros existimos en la atmosfera de la libertad gozosa; de ninguna manera en un contexto de amargura, depresión u opresión. ¿Qué es lo que nos distingue a los cristianos que andamos en pos de Jesús? ¡Que tenemos Amor los unos por los otros! ¡Amor como el de Dios!

La palabra griega para Mandamiento (ἐντολή) connota un entrar en la meta alcanzando el objetivo que uno se ha propuesto; o sea que es la indicación que uno guarda en mente para no enredarse en el camino, distraerse o confundir la ruta que lleva adonde nos hemos planteado llegar. Papa Francisco nos llama la atención sobre la palabra que figura en le Biblia originalmente y que hemos traducido como Mandamiento: « Al inicio del capítulo 20 del libro del Éxodo leemos —y esto es importante—: “Pronunció Dios todas estas palabras” (v. 1). Parece una apertura como otra, pero nada es banal en la Biblia. El texto no dice: “Dios pronunció estos mandamientos” sino “estas palabras”. La tradición hebrea llamará siempre al Decálogo “las diez Palabras”. Y el término “decálogo” quiere decir precisamente esto. Y también tienen forma de ley, son objetivamente mandamientos. ¿Por qué, por tanto, el Autor sagrado usa, precisamente aquí, el término “diez palabras”? ¿Por qué? ¿Y no dice “diez mandamientos”? ¿Qué diferencia hay entre un mandamiento y una palabra? El mandamiento es una comunicación que no requiere el diálogo. La palabra, sin embargo, es el medio esencial de la relación como diálogo. Dios Padre crea por medio de su palabra, y su Hijo es la Palabra hecha carne. El amor se nutre de palabras, y lo mismo la educación o la colaboración. Dos personas que no se aman, no consiguen comunicar. Cuando uno habla a nuestro corazón, nuestra soledad termina. Recibe una palabra, se da la comunicación y los mandamientos son palabras de Dios: Dios se comunica en estas diez Palabras, y espera nuestra respuesta. Otra cosa es recibir una orden, otra cosa es percibir que alguno trata de hablar con nosotros. Un diálogo es mucho más que la comunicación de una verdad.»[1]

Jesús nos enseñó siempre palabras de ternura. Nos enseñó a llamar cariñosamente a Dios Padre: ¡Abba! Lo primero que nos dice Jesús en este Evangelio que leemos en este Quinto Domingo de Pascua es llamarnos: ¿Cómo nos llama? En griego tenemos la palabra τέκνον cuyo diminutivo es τεκνίον: ¡Hijitos míos! ¡Con esta palabra congrega la gallinita a sus polluelos, porque Jesús (Cfr. Lc 13, 34) a pesar de nuestra negativa quiere juntar a los hijos de Dios bajo su Misericordia! Está cerca el momento en que se perderá la Presencia física del Señor, lo cual es requisito para que se nos pudiera dar el Espíritu Santo, el Paráclito (cfr. Jn 16, 7).  En nuestra Vía hacia Pentecostés, estamos al borde de llegar a la Ascensión del Señor, por eso llega la hora de suscribir el Testamento y sentar las firmas y los sellos notariales: « Jesús glorioso y poderoso está en nosotros y con nosotros, está en nuestras manos para que podamos construir una sociedad más justa, está en nuestra mente para que podamos reflexionar sobre lo que es bueno y lo que es verdadero, está en nuestro corazón para que podamos elegir lo que lleva a la vida y al amor.»[2] Había llegado la hora de legar la Herencia y esta es la que nos deja el Hijo-del-hombre: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros”.

Nueva etapa
Como Dios es Todopoderoso nos figuramos que la Nueva Alianza se instauraría de golpe y porrazo. ¡Pero no es esa la vía y estilo de Dios-Misericordioso! Inclusive, todavía seguimos esperando que una buena mañana Dios se levante impulsivo y resuelva trastocarlo todo. No nos cabe en nuestras pequeñas mentes –eso requeriría grande humildad- visualizar a Dios como Dios-Paciente. ¡Él mismo se definió como lento a la cólera y rico en clemencia; esa es otra forma de autodenominarse Dios-Paciencia, la paciencia es una faceta esencial de su Caridad.


Miremos a Pablo y Bernabé que regresan a Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia con una tarea precisa: animar y recomendarles la perseverancia, la firmeza en la fe. A continuación el reconocimiento de las aristas más filosas que nos habremos de encontrar por el Camino, que por ser ruta santa no está exenta de abrojos y espinas.

En ese caminar iban “instituyendo” presbíteros, dotando a las nacientes comunidades de creyentes con dirigentes que garantizaran su estabilidad y permanencia; y, este conjunto de acciones nos habla de la construcción de la Iglesia como instrumento-sacramento de la Paciencia de Dios. Recordemos que al conversar con los Dos que iban hacia Emaús nos descubre en nuestra βραδύς “lentitud de comprensión y entendimiento”. A nuestro ritmo lento Dios responde obsequiándonos su Calma y Paciencia, Su Espera sin desespero. Su Longanimidad. La longanimidad está conectada directamente con la capacidad de perdón y a su vez con la esperanza porque es paciencia ante las asperezas del devenir y a su vez es confianza en que la solución será otorgada por la-Mano- de-Quien-todo-lo-puede.

Sigue el periplo de Pablo y Bernabé, protagonistas de esta perícopa y representantes de la Misión Evangelizadora: van a Perge, luego a Atalía y culminan dirigiéndose a Antioquía de Siria, que fue el punto de partida. Allí convocan a la Asamblea Santa para rendir cuentas mostrando el fiel cumplimiento de la Misión. Y como se habían convertido en los evangelizadores de los gentiles. Este contexto que nos brinda el fragmento de los hechos de los Apóstoles forma un capítulo esencial en la historia de las primeras comunidades, raíz de estos 20 siglos de fe, y sigue corriendo la cuenta. Aquí la paciencia se nos presenta como una “tolerancia” por parte de los apóstoles que con esta estrategia lograron abrir la puerta para alcanzar la convivencia con los no-judíos. La Iglesia así concebida rebasa la imagen alimentada por el fariseísmo y excede los límites de la Primer Alianza. Es –por tanto- una Comunidad Nueva definida en el contexto de un Cielo Nuevo y una Tierra nueva.

Esta catolicidad
Salmo Alfabético,… Signo de que quiere cantar “la Alianza” en forma total…
Noël Quesson

Por lo tanto, Dios se ha revelado con un Rostro más Benévolo, pero no diferente sino el mismo pero ahora sonriente, acogedor. Ya en el Viejo Testamento, en este salmo de la Alianza, era:
·         Clemente y Misericordioso
·         Lento a la cólera y rico en piedad
·         Bueno con todos
·         Cariñoso con todas sus criaturas
·         Perpetuo Rey
·         Gobernante verdadero, de edad en edad.


Entonces, Dios no hace acepción de país, ni de credo, ni de raza. Su alcance trasciende todas las fronteras, las bardas, los cercados, las líneas limítrofes. ¡Todos esos son artilugios abusivamente humanos; humanos-demasiado humanos. El mapa Divino no tiene fronteras, no está diseñado con compartimentos estancos, no tranza con pasaportes y no contrata guardias fronterizos. El propio Salmo ya lo reclamaba:
·         Que todas tus criaturas te den gracias
·         Que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado,
·         que hablen de tus hazañas,
·         explicándoles a sus semejantes la Gloria y Majestad de tu Reino.
«Una generación instruye a la siguiente, pasa el testigo, entrega creencias y ritos, y el pueblo entero, viejos y jóvenes, reza al unísono, en concierto de continuidad, a través de las arenas del desierto de la vida.»[3]

Y el mar ya no existe
¡Por qué nos cuesta tanto entender estas realidades escatológicas? ¡Porque todo es nuevo! «Juan ve un cosmos nuevo. Este cosmos es nuevo, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron. Y se agrega: las cosas primeras han pasado, y es Dios mismo Quien dice: Mira que hago un mundo nuevo…El cosmos es nuevo porque la vida en este cosmos nuevo ha derrotado la muerte, la vida se afirma victoriosa más allá de la muerte… «Se realiza así el anuncio de la creación nueva hecho por los profetas del destierro: ved Is 65, 17-19; 66,22… En esta nueva creación ya no hay muerte, ni gemidos, ni lágrimas; ha quedado anulada la maldición del Génesis: ved Is 25,8; 35, 10; 40, 2; Gn 3, 2. Esto mismo es lo que expresa la desaparición del mar, albergue de las potencias malvadas (cf. Job 7, 12).»[4] En resumen: la tierra y el cielo son nuevos y Jerusalén es nueva, porque en ellos la vida triunfa sobre la muerte, el orden sobre el caos y la luz sobre las tinieblas; la compasión triunfa sobre todo llanto, clamor y dolor; ya no hay maldición alguna,… sigue habiendo cielo tierra y ciudad; sigue habiendo historia, pero ahora sin muerte y sin maldición.»[5]

«El futuro principal que Dios ofrece es Él mismo. Dios presente para siempre en medio de nosotros. El cielo desciende a la tierra, transformada para siempre en morada de Dios (21, 2). Dios es la fuente de la vida (21, 6; 22,1). Es el principio y el fin de todo (21,5). Yavé Dios con nosotros, Dios liberador, será nuestro Dios para siempre (21,3).»[6]










[1] Papa Francisco AUDIENCIA GENERAL Plaza de San Pedro Miércoles, 20 de junio de 2018
[2] Martini, Carlos maría. POR LOS CAMINOS DEL SEÑOR Ed. San Pablo. Santafé de Bogotá-Colombia 1995 p. 183
[3] Vallés, Carlos G. BUSCO TU ROSTRO. ORAR LOS SALMOS. Ed. Sal Terrae. Santander 1993 p. 262
[4] Charpentier, Etienne PARA LEER EL NUEVO TESTAMENTO. Ed. Verbo Divino Estella –Navarra 2004 p.150
[5] Richard. Pablo. APOCALIPSIS. RECONSTRUCCIÓN DE LA ESPERANZA. Colección Biblia 65.Ed. Tierra Nueva Quito-Ecuador. 1999. p. 221
[6] Caravias, José Luis. s.j. DE ABRAHAN A JESÚS. LA EXPERIENCIA PROGRESIVA DE DIOS EN LOS PERSONAJES BÍBLICOS. Colección biblia. Ed. Tierra Nueva, 2001 Quito Ecuador. p. 233.

sábado, 11 de mayo de 2019

BAJO EL SIGNO DE SU CAYADO



Hech 13, 14. 43-52; Sal 100(99), 2. 3. 5; Ap 7, 9. 14b-17; Jn 10, 27-30
 
Toda lágrima será enjugada, toda hambre será saciada, toda tristeza transformada en un estallido de alabanza.
De una canción de Marta Reyes

Hazme caer en la cuenta de que te pertenezco a ti precisamente porque soy miembro de tu pueblo en la tierra. No soy un individuo aislado,… no me salvo solo.
Carlos G. Vallés s.j.
 
 

Al Salmo nos unimos diciendo…
Somos su pueblo y ovejas de su rebaño. No faltará algún quisquilloso que se moleste por aludir a él 
como oveja, pero este ser conlleva una alusión tan profunda de sentido fraternal y solidario que quizá 
sea irremplazable y resulte ser más bien un título muy dignificante: En el Salmo 100(99) nos 
encontramos en hebreo la expresión תּוֹדָה cuando dice “Entrad por sus puertas con בְּתוֹדָ֗ה Acción de 
Gracias, por sus Atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su Nombre:”; al traducir al griego 
esa expresión quedó ευχαριστώ  Eucaristo. Bueno, para decirlo más brevemente, estamos hablando 
en hebreo de nuestra Eucaristía. Lo que hace el salmo es convidar a la celebración Eucarística, 
explicada como ceremonia con tres elementos: canto de himnos, agradecimiento y bendición de su 
Santo Nombre, o sea, a la Totalidad de la Divinidad. Primer interrogante que surge: ¿a quién convida? 
Releamos el Salmo con atención buscando la respuesta. Allí está: ¡a toda la tierra! A todos los habitantes
de la tierra, la invitación se hace con un sentido holístico, no se plantea ninguna exclusión, podríamos 
entender que nos encontramos con una convocatoria universal.
 
¿Acaso, esa totalidad es una masa informe? ¡No, somos “el pueblo de Dios”, las “ovejas de su rebaño”! 
Él nos “hizo” y a la vez Él se reconoce nuestro Dueño. “Somos suyos”, Él nos pastorea, lo cual ¡es mucho!
, implica que Él nos cuida, que Él nos salva de los peligros, que Él nos acompaña, que Él está 
en medio de nosotros!
 
El Pastor es el que ha consagrado su vida a este cuidado. Es un profesional del “acompañamiento”, la 
relación con su rebaño se podría explicar y entender –si la traducimos en términos de relaciones humanas
- como una relación de Ternura Paternal. Y, por simetría, la respuesta del rebaño, de cada una
 de las ovejas, es de dulzura filial hacia el pastor. El salmo habla de esta respuesta filial 
como una respuesta de “servicio alegre”, y nos explica con tres rasgos globalizantes cómo es 
el Amor Paternal del Pastor: 1) es Bueno, 2) es de Misericordia Eterna y 3) es de Fidelidad 
Eterna. Las ovejas son conscientes de su Buenaventura, de la razón de su alegría, del jolgorio 
de ser posesión de su Buen Pastor. El vasallaje en esta Alianza conduce al regocijo, se celebra 
con Fiesta, con Banquete, con Vino: ¡Se sirve al Señor con Alegría!
 
Este Salmo es una glosa aclaratoria de la Alianza: "vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios." 
(Ex 6, 7-9, Jr 30, 22); pertenece a la familia de los 16 salmos de la Alianza. De lo cual concluimos que 
la Acción Eucarística es un Culto de renovación del Pacto de Dios con toda la humanidad y que podemos
contar con el respeto Fiel de ese Pacto en el que YHWH nos garantiza su Pastoreo por Siempre, porque
 ¡Su Fidelidad dura por todas las edades! «Es verdad que Tú, Señor, me amas con amor personal, cuidas
 de mí y diriges mis pasos uno a uno; pero también es verdad que Tu manera de obrar entre nosotros 
es a través del grupo que has formado, del pueblo que has escogido… Te gusta tratar con nosotros 
como un pastor con su rebaño. El pastor conoce a cada oveja y cuida personalmente de ella, con 
atención especial a la que lo necesita más en cada momento; pero las lleva juntas, las apacienta juntas,
 las protege juntas en la unidad de su rebaño. Así haces tú con nosotros, Señor.
 
Haz que me sienta oveja de tu rebaño, Señor. Haz que me sienta responsable, sociable, amable, hermano 
de mis hermanos y hermanas y miembro vivo del género humano. No me permitas pensar ni por un 
momento que puedo vivir por mi cuenta, que no necesito a nadie, que las vidas de los demás no tienen 
nada que ver con la mía... No permitas que me aísle en orgullo inútil o engañosa autosuficiencia, que 
me vuelva solitario, que sea un extraño en mi propia tierra...
 
Haz que me sienta orgulloso de mis hermanos y hermanas, que aprecie sus cualidades y disfrute con 
su compañía. Haz que me encuentre a gusto en el rebaño, que acepte su ayuda y sienta la fuerza que 
el vivir juntos trae al grupo, y a mí en él. Haz que yo contribuya a la vida de los demás y permita a los 
demás contribuir a la mía.»[1] En la Eucaristía nos hallamos ante este signo de Unidad al que Dios nos 
ha convidado en esta renovación de nuestra Alianza.
 
Estallido de alabanza
La Primera Lectura está tomada del Libro de los Hechos de los Apóstoles, la Segunda del Apocalipsis, 
y, entonces, ¿no hay ninguna Lectura tomada del Antiguo Testamento? Sabemos que en el Tiempo 
Ordinario y en los otros tiempos del Año Litúrgico, por lo general, la Primera Lectura proviene de la 
Primera Alianza; lo que está pasando es que la Iglesia, -no lo olvidemos nunca- Esposa de Jesucristo, 
en su calidad de Madre y Maestra, ha elegido esta pedagogía para enfatizar que el Tiempo Pascual es 
el Tiempo de la Nueva Alianza por excelencia.
 
Conviene aquí retomar lo que es un apocalipsis, porque a veces pensamos que se trata de la narración 
pormenorizada del “fin del mundo”, y no es eso. «La historia de los judíos era historia de fracasos, torturas
, muerte, pobreza, tristeza y desesperanza. Durante este tiempo se inventó la forma de 
expresión llamada “apocalipsis”… Hay muchos apocalipsis dentro de la Biblia y aun afuera… el 
Apocalipsis de Juan es un documento cristiano. Esto quiere decir, que fue escrito por cristianos
 y para cristianos. La persona central de la obra es Cristo, Nuestro Señor. Habla del futuro de
 una manera muy general y por medio de figuras. Nos dice que hoy estamos sufriendo toda clase 
de fracasos sufrimientos y persecuciones. Pero al fin, en el último día, Cristo vencerá completa
mente a las fuerzas del mal.»[2]
 
Nos encontramos situados en el capítulo 7, donde se nos muestra lo que pasa en el cielo, en dos 
facetas distintas, primero está la faceta litúrgica (que no se menciona en la perícopa de hoy)
aquí se nos hablará y se nos señalará el aspecto profético, un cuadro “por venir”, al 
Discípulo se le reveló la escatología celestial que lo primero que señala es al Pueblo 
Triunfante y frente a su número, reconoce su innumerabilidad, y –otra vez- alude a la 
universalidad indiscriminada de los convidados a las Bodas del Cordero. «una muchedumbre 
universal que sobrepasa todo límite de nación, raza, pueblo y lengua. En el cielo se rompen 
los exclusivismos religiosos, raciales, nacionales, y culturales… las vestiduras blancas de 
los mártires no se mancharon con la idolatría del Imperio, y las palmas de sus manos son 
signos de su victoria.»[3]
 
Aquí nuevamente se hace presente el Buen Pastor, y de manera bien explicita se nos anuncia: “… el 
Cordero que está en el centro, frente al trono, será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de 
agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos.
 
El Evangelio llevado a los no-judíos
El relato de Hechos de los Apóstoles de la Primera lectura nos refiere, en primer término, la influencia 
de Pablo y Bernabé, después de salir de la Sinagoga, pero también hilvana, a continuación, la actitud 
de los judíos el sábado siguiente, y como con blasfemias empezaron a refutarlos. Esto nos marca un 
punto de giro. Si los judíos rechazan el mensaje cristiano, entonces el nuevo auditorio será el de los 
no-judíos. De esta manera se inicia una nueva etapa del proyecto evangelizador, que tiene por marco 
referencial Antioquía de Pisidia. Este  nuevo periodo se inicia está marcado por la acogida que dan los 
no-judíos a la Palabra del Señor, en toda la región, con una generosa conversión de aquellos cuyo 
corazón estaba en las previsiones de Dios. Los judíos, como se podría adivinar, no se quedaron de 
brazos cruzados, sino que desataron la persecución que tenía como blancos a Pablo y Bernabé, 
azuzándolos hasta erradicarlos de aquel territorio, teniendo que desplazarse a Iconio. Pero la semilla 
que quedó plantada llevaba en sí el germen de la alegría que mana de la fe. Esto marca una expansión 
de nuestro credo y una apertura que derrumba barreras y hace realidad que no haya barreras raciales, 
ni culturales, ni de ninguna índole porque la Buena Nueva es para todos. Es la historia de cómo se 
abrió la puerta de la fe a los paganos.
 
Buen Pastor
Apacentar deriva del latín pascere que significa alimentar, dar de comer, proteger. De esta misma 
etimología deriva la palabra pastor. Cuando Dios llamó a Moisés para que se encargara de liberar a los 
hebreos de Egipto, él estaba apacentando las ovejas de su suegro Jetro, cuando le habló desde la zarza
 que ardía sin consumirse en el Horeb. Cuando el Resucitado dialoga con San Pedro, después de la 
pesca milagrosa, que reflexionamos el Domingo anterior, la misión que le encomienda como demostración
 de su amor es la de apacentar a sus corderos y a sus ovejas.
 
Las ovejas del redil de Jesús se pueden reconocer porque acatan con docilidad la Palabra de Jesús. 
¿Cuál será su presea? La Vida Eterna. Ellos están bajo el patrocinio de Jesús que tiene poder suficiente 
para impedir que se pierdan. El poder del Buen Pastor viene directamente de Dios-Padre; porque Dios-
Padre y Dios–Hijo no son dos sino Uno. El poder de Jesús es poder de Salvar. Y nadie puede contra Él.

 
 
 



[1] Vallés, Carlos G. BUSCO TU ROSTRO. ORAR LOS SALMOS.
[2] Eichhorts, Franklin. en COMO ENTENDER EL MENSAJE DEL NUEVO TESTAMENTO. De Augusto Seubert y Equipo. Ed. San Pablo Bogotá-Colombia 2002  pp. 135-136. 140
[3] Richard. Pablo. APOCALIPSIS. RECONSTRUCCIÓN DE LA ESPERANZA. Colección Biblia 65.Ed. Tierra Nueva Quito-Ecuador. 1999. p. 105