sábado, 9 de junio de 2012

EL CORDERO DE LA NUEVA ALIANZA



Como te escondiste Tú en una migaja de Pan
haz que nosotros nos escondamos
como humildes migajas de Tu Misterio
en la grande artesa del mundo
y así fermentar toda la harina.

Averardo Dini

Te ofreceré con gratitud un sacrificio
e invocaré tu Nombre.
Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo su pueblo.

Salmo 116B (115), 17-18


1

«Alianza significa compromiso»[1] בְּרִית (berit) esta palabra, que podríamos traducir por pacto, o convenio, compromiso la encontramos en Éxodo 24, en el versículo 8, o sea, el último versículo de la Primera Lectura de esta Solemnidad del Corpus Christi, en la forma הַבְּרִית֙ o sea, “de la Alianza”, “del Pacto”. De la misma manera, en el versículo 15, último versículo de la perícopa de la Carta a los Hebreos que leemos en esta fecha como Segunda Lectura, encontramos la palabra griega  διαθήκη, ης, ἡ que también significa pacto, alianza, testamento, voluntad, el documento donde se consignaba la destinación de la herencia. Allí leemos Κα δι τοτο διαθήκης καινς μεσίτης στίν, πως θανάτου γενομένου ες πολύτρωσιν τν π τ πρώτ διαθήκ παραβάσεων τν παγγελίαν λάβωσιν ο κεκλημένοι τς αωνίου κληρονομίας. “Por eso es mediador de una alianza nueva (διαθήκης καινς): para que, interviniendo una muerte que libra de las transgresiones cometidas durante la primera alianza (τῇ πρώτῃ διαθήκῃ) puedan los llamados recibir la herencia eterna prometida. Al hablar de κληρονομία “herencia” conlleva a traducir διαθήκῃ por “Testamento” en el sentido de “legado”, documento que señala a quien o quienes se entregaría lo que la Persona deja, su legado. Todo esto nos lleva a elegir esta palabra como eje de nuestra reflexión para esta Solemnidad. Entendemos que la fiesta de Corpus celebra la Nueva Alianza: διαθήκης καινς.

Más específicamente queremos señalar la diferencia con la celebración del jueves Santo, cuando celebramos la institución de la Eucaristía. En la Carta a los Hebreos se destaca lo que ha cambiado de una Alianza, de un Testamento al otro: εἰ γὰρ τὸ αἷμα τράγων καὶ ταύρων καὶ σποδὸς δαμάλεως ῥαντίζουσα τοὺς κεκοινωμένους ἁγιάζει πρὸς τὴν τῆς σαρκὸς καθαρότητα, Hb 9, 13. “Porque si la sangre de machos cabrios y de los becerros y las cenizas de una ternera, cuando se esparcían sobre los impuros, eran capaces de conferir a los israelitas una pureza legal, meramente exterior” nos parece encontrar aquí la clave para contrastar con la Nueva Alianza, capaz de “purificar nuestra conciencia de todo pecado” καθαριεῖ τὴν συνείδησιν ἡμῶν ἀπὸ νεκρῶν ἔργων leemos en Hb 9, 14b. ¿Cuál es la hostia, la Victima Santa que se ofrece en la Nueva Alianza? ¡Es el Cuerpo y al Sangre de Cristo! Lo leemos en Hb 9, 11, el versículo donde inicia la perícopa que se lee como Segunda Lectura en esta solemnidad. “En cambio Cristo, venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, usando una tienda mejor y más perfecta no hecha mano de este mundo creado, sino de su propia snagre, entrando de una vez para siempre en el Sancta Sanctorum, logrando así el rescate definitivo.” Χριστὸς δὲ παραγενόμενος ἀρχιερεὺς τῶν γενομένων ἀγαθῶν διὰ τῆς μείζονος καὶ τελειοτέρας σκηνῆς οὐ χειροποιήτου τοῦτ’ ἔστιν οὐ ταύτης τῆς κτίσεως, observemos cómo se alude aquí al Cuerpo de Cristo como al τελειοτέρας σκηνῆς o sea “la tienda más perfecta”, ya en otra parte hemos anotado que ὁ λόγος σὰρξ ἐγένετο καὶ ἐσκήνωσεν ἐν ἡμῖν “la Palabra se encarnó y  ἐσκήνωσεν “acampó” entre nosotros, poniendo su “carpa” junto a las nuestras” (Cfr Jn 1,14).

Se hecha de ver el cambio tan rotundo, Jesús, el ἀρχιερεὺς Sumo Sacerdote, no tiene que entrar año tras año al Sancta Sanctorum, sino que entra una sola y definitiva vez, logrando el resultado purificador para siempre. Mientras unos –en la Primera Alianza- ofrecían la sangre de machos cabrios y otros animales; Jesús ofrece su propia “Tienda” y su Sangre ya que –como lo decía Nicolás de Claraval, con aforismo atribuido tradicionalmente al Aquinate, “la más pequeña gota de la Sangre de Cristo bastaría para la redención del género humano”.

Ese compromiso de alianza ¿cómo se sella aquí? Dos veces oímos que el pueblo de Dios a una sola voz contestó: כָּל־  הַדְּבָרִ֛ים  אֲשֶׁר־  דִּבֶּ֥ר  יְהוָ֖ה  נַעֲשֶֽׂה׃ “Haremos todo lo que dice el Señor”. (Ex 24, 3). Nosotros, que somos el pueblo de Dios, hemos contraído ese compromiso. La Alianza es bilateral: Dios es nuestro Dios y nosotros somos su pueblo.

«El servicio de Dios no se reduce… al culto, sino que se despliega naturalmente en la vida de hermanos. Así, el amor fraternal (honrar a los padres, no cometer adulterio, no robar, etc.), es una exigencia de la alianza. Atentar contra los derechos de los hermanos es romper la alianza con Dios.»[2]

Demos un paso más todavía: Vamos a traducir בְּרִית (berit) como “fidelidad” bilateral. Él es fiel seámosle nosotros fieles a nuestra vez. “Me apoyaré en Ti, porque Tú eres Fiel”.

2

¿Le exigió Dios Padre a Jesús su muerte en la cruz? Evidentemente este puede ser un motivo teológico de reflexión y su respuesta no es de poca monta en consecuencias para acercarnos a la Divinidad. Si la respuesta es si, estaríamos en la Presencia de un Dios cruento, un Dios despiadado y cruel, un Dios de “vaya usted y ponga el pellejo, Yo me quedo aquí tranquilo” ¿Dónde quedaría entonces el Dios de Infinita Misericordia? ¿Dónde quedaría el Dios que acompaña, el Dios Providente y Protector?

Creemos encontrar pautas aclaradoras en la historia de Abraham, el Padre de Multitudes, que pueden –guardadas las debidas proporciones- equipararse con las de Abba. Si leemos el relato escueto de Génesis 22 cuando Abraham va a la tierra de Moria a ofrecer a su propio hijo en sacrificio ¿puede alguien imaginarse que Abraham iba feliz hacía el sacrificio de Isaac su único hijo, el que Dios le había concedido en edad avanzada, el que tendría a su cargo hacerle padre de multitudes más numerosas que las estrellas (Cfr. Gn 15, 5)? Aún cuando en el relato no se lee nada sobre el contenido del corazón de Abraham, creemos que el valor, el mérito de su “sacrificio” no consumado, estuvo en la lucho tenaz y desgarradora que debió librar en su fuero interno, entre la obediencia a su Dios y el legitimo egoísmo de conservar y preservar a su hijo de todo daño. Ya conocemos el desenlace en la historia de Isaac, sabemos que el ángel detuvo la mano armada de cuchillo de Abraham y –en cambio- Dios proveyó un carnero cuyas astas se habían enredado en las ramas de un arbusto (Cfr. Gn 22, 12-13) Sabemos también de la consonancia, en hebreo,  entre la frase “Dios da lo necesario” y “el monte Moria”.

En el caso de la Crucifixión ¿qué es lo necesario? ¿cuál es el carnero de astas enredadas que Dios Padre provee? ¡La Resurrección! Que Papá-Dios ya tenía prevista para preservar a su Hijo de todo daño.

El teólogo, al llegar hasta aquí, se pregunta ¿por qué no detuvo entonces Abba, el sacrificio de su Hijo unas horas o –al menos- minutos antes de que tuviera que expirar en el madero? De haber sido así, hoy estaríamos diciendo que todo aquello había sido una parodia sin valor; no lo aceptaríamos como “Santo Sacrificio Redentor”. Jesús llegó en la cruz hasta derramar la última gota, no por la crueldad del Padre, sino por nuestra dureza de corazón, ese corazón humano cuya crueldad siempre destila sangre, de la cual somos testigos día tras día en los medios masivos de comunicación, podemos decir que  el corazón humano está en permanente Masá y Meribá.

Puede entonces el teólogo concluir y comprender que el Padre no es nada cruel sino Infinito Amor y Misericordia, como Infinito es el Amor y la Misericordia de Jesús que dio la vida por nosotros a quienes nos llamó Amigos y no siervos. Por nosotros, no escatimó ni su Cuerpo, ni su Sangre, ni esa última Gota de agua que brotó de su Costado. En cambio, sabemos que el Espíritu Santo proviene del Amor reciproco del Padre y el Hijo; fue ese mismo Espíritu Santo el que πόσῳ μᾶλλον τὸ αἷμα τοῦ Χριστοῦ, ὃς διὰ πνεύματος αἰωνίου ἑαυτὸν προσήνεγκεν ἄμωμον τῷ θεῷ “impulsó” a Jesús a ofrecerse en sacrificio (Cfr. Hb 9, 14a).

3.


Nos parece importante retomar la idea central en la homilía del Sumo Pontifice Benedicto XVI en la Eucaristía de Corpus Christi de este año de Gracia 2012. La resumo de la siguiente manera: La liturgia con la que ofrecemos el culto debido al Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor, tiene dos modalidades, la Eucaristía y La Adoración al Santísimo. Una consecuencia abusiva de las pautas del II Concilio Vaticano, fue reduccionista, sobre la Eucaristía y, exclusionista respecto de la Adoración al Santísimo; esto nos conduce a reducir la Presencia al momento Eucarístico, y desconocer o minimizar la Permanencia en la Reserva. La Permanencia, tiene un valor magnifico puesto que es la Presencia continua de Jesús en todos los tabernáculos del Mundo, quien, en fiel cumplimiento de su Promesa, no se ausenta de nosotros sino que permanece. «una presencia concreta, cercana, entre nuestras casas, como «Corazón que late» de la ciudad, del país y del territorio, con sus distintas expresiones y actividades. El Sacramento de la Caridad de Cristo debe permear toda la vida cotidiana…. El encuentro con Jesús en la Santa Misa se realiza verdadera y plenamente cuando la comunidad es capaz de reconocer que Él, en el Sacramento, habita su casa, nos espera, nos invita a su mesa y, luego, una vez que la asamblea se ha disuelto, permanece con nosotros, con su presencia discreta y silenciosa, y nos acompaña con su intercesión, y sigue recogiendo nuestros sacrificios espirituales y ofreciéndolos al Padre»[3]. Así el Papa nos llama a recuperar todo el sentido y la práctica de esta liturgia.


También nosotros queremos sumarnos a la voz del Romano Pontifice para llamar a la práctica de esta Oración perfectísima –oración que puede ser sin palabras- donde Él está ahí y nosotros delante Suyo, Él siempre sabrá lo que hay en nuestro corazón, lo que nos duele, lo que nos aflige, y “lo que nos es necesario” y lo proveerá en su justo momento. La adoración al Santísimo, puede por otra parte consistir simplemente en la jaculatoria: “Jesús, en vos confío”.

4.

Sólo una nota adicional sobre el Evangelio: Mc 14, 12-16. 22-26. San Marcos nos relata que Jesús les dio como señal para identificar a la persona que les prestaría la Sala para celebrar la Cena Pascual, que  ἀπαντήσει ὑμῖν ἄνθρωπος κεράμιον ὕδατος βαστάζων· ἀκολουθήσατε αὐτῷ “Encontraran a un hombre que lleva un cántaro de agua, síganlo” Mc 14, 13b.

«…da a sus discipulos una contraseña clandestina. Hay una táctica de clandestinidad para que el lugar donde va a reunirse quede oculto. Evidentemente, hay un acuerdo previo de Jesús con el que va a dejar la casa y una contraseña silenciosa para que los discípulos la encuentren. Es una situación de clandestinidad que indica la enorme tensión del momento (vv. 12-17)»[4]


No decimos no a nada de lo anterior; estando en plena conformidad con el argumento del Padre Juan Mateos sj. añadimos ¿Por qué un cántaro de agua? Y respondemos que se trata de una alusión bautismal. ¿Quiénes participaban de las Eucaristías en las primeras comunidades cristianas? Los bautizados participaban en la Fracción del Pan.



5

MONICIONES


ACOGIDA

Lector 1.- Todos sabemos que nuestra fe gira en torno a la Eucaristía
Lector 2.- Y que la Eucaristía es el sacramento por Excelencia
Lector 1.- Entendemos que El Cuerpo y la Sangre de Cristo son la victima sacrificial que le presentamos a Dios Padre como ofrenda por nuestros pecados
Lector 2.- Y entendemos que esa Sangre y ese Cuerpo son los de Dios Hijo, nuestro Pastor, nuestro Rey, nuestro Salvador.
Lector 1.- Y comulgamos para vivir un proceso de Cristificación
Lector 2.- No es solamente Comulgar, sino ir asimilándonos a Cristo
Lector 1.- Ir, paso a paso, tomando conciencia de que ser cristiano es tratar de parecérnosle…
Lector 2.- Vivir siguiendo su Camino, imitándolo, siguiéndolo, viviendo según su estilo
Lector 1.- Y procurar amar como Él ama, con su amistad fiel, con su Amor Eterno.
Lector 2.- Porque grande es su Amor y Eterna su Misericordia.
Lector 1.- Vivamos esta Celebración refugiándonos en las Heridas de sus Manos y Su Costado
Lector 2.- Colocando nuestra vida entera bajo el Sello de estos Cuerpo y Sangre, la “Sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.


LITURGIA DE LA PALABRA


Lector 1.- Nosotros los católicos contamos con un regalo maravilloso, inconmensurable: Contamos con la Presencia Viva y Real de Nuestro Señor Jesucristo, aquí en el Templo, sobre el Altar, tendremos a Jesús, Todo, Entero, Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad. Eso no lo tienen otros. Saber que está ahí y que nos levanta  desde nuestra indignidad para permitirnos estar frente a Él: Rey de Reyes, el Crucificado, pero también el Resucitado. El Hijo del Padre, en quien el Padre mismo nos dice que tiene puestas todas Sus Complacencias.

Lector 2.- Como la Santa Misa es una Fiesta, uno llega a una fiesta y primero conversa y comparte un rato, se escucha al Anfitrión y después si se sientan a la mesa: Nosotros también, antes de pasar al Altar a preparar la Cena Eucarística vamos a escuchar lo que nos dice Jesús el día de hoy.

Lector. 1- : Hoy queridos hermanos recordamos como en la última cena Cristo concretizó  la alianza definitiva con todos nosotros, su pueblo amado. Hoy es CORPUS CHRISTI…..

Lector 2.- :… Y Cristo con su sangre nos entregó  el don de su vida y nos manifestó el amor del Padre por el mundo…

Lector 1.-: …Esta Fiesta, podríamos afirmar, es la culminación, el punto más alto de todos los actos que Jesús dejó a su Iglesia para que naciera como verdadero Pueblo de Dios.

Lector 2.-:….El sacrificio Eucarístico que  solo puede ser comprendido  a partir de la Fe.

Lector 1.-: Un misterio que a los ojos nuestros, personas del siglo veintiuno ,cuesta comprender, pero la  Verdad que es Cristo, más allá de razonamientos lógicos,  significa que debemos ser portadores del Dios que se nos revela cada domingo en la Eucaristía.

Lector 2.-: Significa creer cuando el sacerdote, pronuncia  las palabras consagratorias de la Última Cena: “Éste es mi Cuerpo. Ésta es mi Sangre”.

Lector 1.-: Creer que el pan y el vino se convierten en Cristo mismo.
En ese mismo Jesús que se encarnó en el seno purísimo de María, que nació en Belén, que curó a tantos enfermos, incluso a ciegos de nacimiento, que padeció y murió en la cruz por nosotros, resucitó al tercer día y vive para siempre a la Derecha del Padre.

Lector. 2- : Ese mismo Jesús está en la Eucaristía. ¿Crees tú esto? Sólo con la fe y el amor podemos adentrarnos en este Misterio Sublime.

Lector 1.-: Y si verdaderamente crees, ¡¡aquí tienes la solución a todos los problemas de tu existencia, porque Dios está contigo y dentro de ti!


ORACIÓN UNIVERSAL DE FIELES


Presidente
Comiendo tu Carne y bebiendo tu Sangre vamos ascendiendo en nuestro proceso de parecernos a Jesús y vamos viviendo el proceso de hacernos parte de su Cuerpo Místico: La Iglesia. Como Iglesia, como Pueblo Escogido, oramos diciendo:
Aliméntanos con el Pan del Cielo
  • Para que sepamos discernir que en todo prójimo, de manera misteriosa te haces presente, y te acercas a nosotros.
Aliméntanos con el Pan del Cielo
  • Para que te veamos vagar por nuestra tierra, sediento de nuestra justicia, paz, caridad y ternura; transparentado de manera especial en los enfermos, en los pobres, en los ancianos, en los niños, en los minusválidos, en todos los débiles.
Aliméntanos con el Pan del Cielo
  • Por los jóvenes que son víctimas favoritas del maligno, que los encuentra inexpertos y los aturde con tantas seducciones de pecado. Séllalos con tu Sacramento Eucarístico y permite por los meritos de nuestra plegaria que la Comunión sea su Escudo y su defensa.
Aliméntanos con el Pan del Cielo
  • Para que todos construyamos la Unidad de la Iglesia y aportando nuestras fuerzas a la construcción del Reino, Tú mismo fecundes nuestro esfuerzo y la semilla frutezca al ciento por uno. Déjanos ser células de tu Cuerpo Místico.
Aliméntanos con el Pan del Cielo
  • Para que sepamos comulgar con reverencia, con un corazón pulcrísimo, con la firme voluntad de dejarte actuar en nuestra vida, para abrirnos a Ti dóciles, para que nos volvamos Sagrarios que lleven en el pecho Tu Fuego y al mundo el anuncio de tu Buena Nueva.
Aliméntanos con el Pan del Cielo
  • Colocamos también en el Altar, junto al Pan y el Vino, las intenciones y necesidades que cada uno de nosotros ha traído hoy; y junto a ellas, las intenciones de aquellos que nos han pedido orar por sus necesidades, por la generosidad de tu Hijo, que nos llamó “amigos”, escúchalos y escúchanos.
Aliméntanos con el Pan del Cielo


Presidente
Cumpliendo tu Encargo de repetir esto en memoria Suya, pasaremos de la Mesa de la Palabra a la Mesa del Pan, para presentar la Víctima Propiciatoria, tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, Redentor y Salvador, quien Reina Eternamente sentado a tu Derecha. Por los méritos de tu Hijo nos atrevemos a traer nuestras peticiones y sumarlas, en el Altar, al Cordero que se inmola. Amén.


MONICIÓN PARA EL MOMENTO DE LA COMUNIÓN


PRESIDENTE: Señor hoy queremos ofrecerte esta sencilla oración. La hizo un niño que de adulto se hizo sacerdote. En ella está todo lo que Tú haces en el corazón de hombres y mujeres que te reciben, que te aman. Acéptala Señor:

LECTOR 1.- :
Recuerdo que una mano me llevaba
y que, en la mano, un corazón latía,
una savia caliente que subía
por mis dedos y que me confortaba.
LECTOR 2. :       Recuerdo que mi madre la apretaba
        como abrazando mi alma, que decía:
        “Mira aquí está Dios, Dios”, y que tenía
                   temblor en su voz cuando lo mencionaba.
LECTOR 1.-:     Y yo buscaba al Dios desconocido
      en los altares, sobre las ventanas
      en las que jugaba el sol a ser fuego y cristal
      Y ella añadía
LECTOR 2.-:        “No le busques afuera,
      cierra los ojos, oye su latido.
      Tú eres, hijo, la mejor catedral”.

PRESIDENTE: Ahora cerremos nuestros ojos y busquemos en nosotros la Presencia de Dios, y sintamos que nuestro pecho se hace Catedral.



[1] Balancin, Euclides Martins y Storniolo, Ivo. CÓMO LEER EL LIBRO DEL EXODO. UN CAMINO HACÍA LA LIBERTAD. Ed. San Pablo Santafe de Bogotá – Colombia. 1995 p. 54
[2] Equipo Cahiers Evangile”. PRIMEROS PASOS POR LA BIBLIA Ed. Verbo Divino  Estella (Navarra) – España 1992  p. 13
[3] Homilía de Benedicto XVI el jueves 7 de junio de 2012 en la Eucaristía de Corpus Christi
[4] Mateos, Juan sj. COMENTARIO AL EVANGELIO DE SAN MARCOS. Ed. Tierra Nueva Vicaria sur de Quito – Ecuador.  Marzo de 2000. p. 144

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