La falsa compasión es la de las mujeres que lloraban camino de la cruz. La verdadera, la del Cireneo, que ayudó a llevarla. Sólo una humanidad de cireneos hará posible que quienes sufren lleguen a descubrir que Alguien (y alguien) les ama.
José Luis Martín Descalzo
RAZONES PARA EL AMOR
La acción central que ejecuta el «Hijo del Hombre» en Mt 25, 31-46 está dada por el verbo ἀφορίζω : cortar, separar, dividir, desterrar, condenar al ostracismo. El mismo verbo designa dos acciones: separa a las ovejas de los cabros; estos últimos, dice en el versículo 46 que ἀπελεύσονται irán, serán arrojados, serán expulsados, es decir que al ser separados de las ovejas, al mismo tiempo resultan exiliados, desterrados, que es el otro significado del verbo que rige esta perícopa.
A las ovejas las llama más adelante, en el versículo 34 εὐλογημένοι τοῦ πατρός: benditos de mi Padre, también son llamados δίκαιοι , es decir, justos, virtuosos, en el versículo 37. ¿Qué reciben como herencia? El Reino, dicho también en el versículo 34; ¿con quién están hablando las Benditos del Padre? quien les contesta, véase en el versículo 40, es el Rey βασιλεὺς.
A los otros, a los de la izquierda, el texto dice que son κατηραμένοι, que significa “malditos”; y estos ¿qué heredan? τὸ πῦρ τὸ αἰώνιον τὸ ἡτοιμασμένον τῷ διαβόλῳ καὶ τοῖς ἀγγέλοις αὐτοῦ el fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. ¿Qué fue lo que no hicieron para merecer ese fuego eterno? Ellos no διηκονήσαμέν, sirvieron, no los socorrieron.
Y, ¿quienes son los beneficiarios, los destinatarios de esos servicios, de esas obras de caridad que actúan como representantes del Rey? τῶν ἀδελφῶν μου τῶν ἐλαχίστων “estos hermanos míos, los más pequeños”; ἐμοὶ ἐποιήσατε: a mí me lo hicieron; detrás del rostro de los más insignificantes, de los olvidados y despreciados, se esconde el Rostro de Jesús. Esa es la causa de la separación, nuestra actitud con “los más pequeños”.
¿Hay algún motivo para equiparar a los más pequeños con los que sufren? Nos parece que es evidente puesto que el Rey señala algunas categorías que son subconjunto del conjunto “estos más pequeños”, a saber: los que tienen hambre, los que tienen sed, los forasteros, los desnudos, los enfermos, los encarcelados,… Se podría extrapolar para incluir hoy en día a los desplazados (que lindan dentro de la categoría de forasteros), los enfermos –en particular los terminales- las víctimas del SIDA, los huérfanos, los desempleados (cuya función social es abaratar los salarios, puesto que cada desempleado es un rival en potencia de uno que tiene trabajo; ese es un “competidor”, una de esas “hojas de vida” que rondan por ahí como chantaje empresarial); los sub-empleados (el desempleo enmascarado, incluyendo en ellos a todo el sector informal), las múltiples víctimas de la violencia, donde caben los discapacitados y los re-insertados –los de ambos bandos- que han internalizado un modus vivendi en el marco del conflicto, y cuya dificultad principal es su re-adaptación a la vida civil, a un mundo donde las cosas no se alcanzan por la fuerza de las armas, de la violencia. Creemos ver en ellos el Rostro de Jesús en nuestro marco actual.
Este listado que se nos ofrece ¿es exclusivo? Creemos sinceramente que no. Creemos que prácticamente cualquiera puede acceder al grupo de “estos más pequeños”; muchos entramos y salimos de él sin darnos cuenta: un adulto mayor, un pensionado, las madres solteras, las madres cabeza de familia, una persona calumniada, las víctimas del cyber-matoneo, una persona deprimida, los enfermos mentales, los alcohólico-dependientes, los adictos a las sustancias sicoactivas, los sexo-adictos, los ludópatas, los trabajo-adictos. De muchos de ellos nos desentendemos, los aceptamos y los acogemos teóricamente, pero en la práctica los marginamos y, nos los sacudimos con la fórmula sumaria: “eso sí, para que se metieron”, y luego, el olvido, la indiferencia. Resumido en una frase de Ugo Betti: “No es verdad que los hombres nos amemos. Tampoco es verdad que nos odiemos. Nos desimportamos aterradoramente”.
1
Casi todo el Evangelio constituye una invitación a la unidad. El trabajo que realiza Jesús tiende a unificar, a reunir. De hecho, lo que dice en Ezequiel que hará el Pastor será ir por las ovejas descarriadas נִפְרָשׁ֔וֹת, y las ira a buscar, וְדָרַשְׁתִּ֥י אָ֕נִי . Ez 34, 11-12. Sin embargo, el propósito normal de Dios-Rey, será otro para el momento de la Parusía. Como vimos arriba, el propósito es ahora el de separar o dividir para juzgar y premiar o maldecir según corresponda.
2.
Celebrar la fiesta de Cristo- Rey del Universo. Pero usar la palabra Rey junto a la palabra Ungido, que es la palabra Cristo, nos plantea el tema de ¿cómo es un Rey Divino? ¿Qué significa Rey como explicación de la Divinidad ? La primera Lectura de hoy Ez 34, 11-12. 15-17, nos habla de un Rey que busca, que vela, que va hasta donde se hayan desviado, superando la niebla y la oscuridad. Es un Rey-Ternura que apacienta, que lleva al reposo, que cura a la herida y va al rescate de la extraviada, a la débil la robustece, la fortifica y a la vigorosa la conserva. Las lleva a pastizales de Justicia.
A esta explicación de la clase de Rey que es Dios-Hijo, sumemos la clarificación que trae el Salmo 23 (22). El Rey –Pastor hace que no nos falte nada, nos lleva al reposo en verdes praderas y abreva sus ovejas en fuentes tranquilas. Por otra parte, no se conforma con obrar como Pastor; es, también, el Rey-Anfitrión de un Banquete, Él mismo pone la mesa, para reconfortar después de la caminata –tal vez después de haber cruzado un desierto abrasador- por eso nos unge la cabeza con perfume; y, para calmar la sed, nos da de beber una copa llena hasta los bordes, rebosante. Esto no es algo momentáneo o circunstancial, será una situación permanente, para toda la vida: "Por años sin término".
Miremos al Rey-Pastor, no lleva Cetro sino Cayado. Quienes saben de pastoreo saben que el cayado es protección defensiva contra el ataque de las fieras que amenazan al rebaño. Este Rey se ocupa de todo lo necesario para sus ovejas: el busca los abrevaderos, los pastizales, la seguridad del rebaño, Él vela por las descarriadas, busca las vías sin amenaza, los senderos seguros. Para el Pastor su Vida es su rebaño, piensa, se preocupa y se interesa por cada ovejita, todo el tiempo; todos sus pensamientos y lo único que hay en su Mente son sus ovejas.
La petición que nos hace Jesús a través de Sor Faustina Kowalska es que su deseo consiste en que tengamos un conocimiento más profundo del Amor que quema Su Corazón, y que oremos así: “¡Oh Sangre y Agua, que brotaron del Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, yo confío en Ti!”. Y verdaderamente que podemos confiar y ponernos enteramente en las Manos de este Rey tan generoso y magnánimo. Meditemos sobre el Rey-Pastor y algo del Amor de Jesús podremos captar.
3.
En la Carta de Santiago, capítulo 2, versículos 14-16 leemos: “14 ¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarle? 15 Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, 16 y uno de vosotros le dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no le dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve?
La perícopa que leemos hoy, tomada del Evangelio de San Mateo 25, 31-46, no se puede leer desconectada de los dos Domingos anteriores, cuando leímos Mt 25, 1-30. Jesús nos enseña a vivir, a estar preparados para su regreso, a permanecer siempre obrando el bien, siempre comprometidos con nuestros hermanos, con todos, sin discriminaciones como lo hemos venido enfatizando, siempre vigilantes de nuestra coherencia de vida, de caridad, de amor. Hoy nos vuelve a formular su llamado, nos recuerda una vez más que -como lo expresó san Juan de la Cruz- “en el atardecer de la vida, seremos juzgados sobre el amor”.
Jesús nos propone como vías hacía su aceptación, aquellas que la Iglesia ha designado como Obras Corporales de Misericordia. Nos convoca -como lo repite la epístola de Santiago- a evitar la indiferencia. Resaltemos que, Jesús no menciona ningún Mandamiento como requisito para entrar en su Gloría, para ser de los “benditos de su Padre”. Además, tampoco menciona ningún acto cultual o ritual. Es importante resaltar que sólo pide Amor-Ágape como respuesta a toda necesidad, a cada sufrimiento, a todo dolor. Lo que espera Jesús de nosotros es que actuemos contra el mal y la injusticia; lo que no perdona, lo que lleva a ser maldito es el no obrar, tal como lo hicieron el Sacerdote y el levita que desviaron su camino para no comprometerse con el asaltado y herido que hallaron a su paso.
4.
Algunos peligros al leer esta perícopa: que creamos que sólo estas seis acciones mencionadas en el evangelio agotan las vías hacía nuestro Rey. Creer que Jesús hizo una enumeración exhaustiva y que fuera de esas no hay ninguna otra.
En particular queremos recordar que adjuntas a las obras Corporales de Misericordia están también las Obras Espirituales de Misericordia, tan valiosas, caritativas y amorosas como las primeras.
1. Enseñar al que no sabe y
2. Dar buen consejo al que lo necesita. "Que la palabra de Cristo habite en ustedes con todas sus riquezas. Que sepan aconsejarse unos a otros y enseñarse mutuamente con palabras y consejos sabios" (Col 3,16)
3. Corregir al que se equivoca. "Si tu hermano ha pecado contra ti, anda a hablar con él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, lleva contigo a dos o tres de modo que el caso se decida por boca de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, dilo a la Iglesia reunida" (Mt 18, 116-17)
4. Perdonar las injurias. "Pedro se acercó y le dijo: Señor, ¿cuántas veces debo perdonar las ofensas de mi hermano? ¿hasta siete veces? Jesús le contestó: No digas siete veces, sino hasta setenta veces siete". (Mt 18, 21-22)
5. Consolar al afligido. "Anímense mutuamente y ayúdense unos a otros a crecer juntos" (1Tes 5,11)
6. Tolerar los defectos del prójimo. "Sopórtense y perdónense unos a otros, si uno tiene motivo de queja contra otro" (Col 3, 13)
7. Hacer oración por los difuntos. "Pues si no hubieran creído que los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos" (2Mac 12,45).
Como podemos ver son acciones y recomendaciones evangélicas que
Una de las maneras de poder permanecer vigilantes frente a los múltiples Rostros de Jesús es el conocimiento de las bienaventuranzas y (no basta la ortodoxia) es necesaria su ortopraxis. Será la conciencia, bien formada, la llamada a ejercer su vigilancia, ya que como se dijera en la Gaudium et Spes, “la conciencia es el sagrario del hombre” #16. Esta es la llamada a permanecer alerta para identificar a Jesús en el necesitado. Frente a los riesgos de subjetivismo, de parcialidad y de desinformación, permitámos a la Iglesia , Madre y Maestra, con el aval de muchos siglos de venir ejerciendo como guardiana de la ética más humana y humanizadora, que funja como nuestra guía y evitemos las desconfianzas que el “mundo” nos propone contra ella.
5.
Aún otro peligro: Creer que el buen obrar nos da carta de incredulidad para promover el ateismo o el anticlericalismo. No es suficiente que hagamos todo el bien que esté a nuestro alcance como un simple ejercicio de filantropía; en realidad es indispensable que sepamos reconocer el Rostro-necesitado-de-Jesús en los destinatarios de nuestras acciones. Lo que resulta Salvífico es que cada una de estas obras se actúe porque las hacemos por Él y para Él.
Monseñor Carlo María Martini nos previene contra un tercer riesgo, él lo llama docetismo a la inversa. El docetismo -del griego δοκέω que significa apariencia- fue una herejía que proponía que Jesús no es realmente humano, sino de apariencia humana. Por eso dice Monseñor Martini, docetismo al revés, ver en los otros sólo a Jesús, “lo que importa es la relación con Cristo, el prójimo es sólo un medio, una transparencia. Algo desastrozamente anti-ético es usar a alguien como medio, aún con las mejores intenciones: ¡Todo hombre-mujer es un fin en sí mismo.
Jesús como rostro doliente puede estar en cada uno de nosotros; también como sanador, salvador, consolador, mano amiga, pastor cuidador se puede hacer presente a través de uno cualquiera de nosotros. Ese es el Misterio del Cuerpo Místico de Cristo. No somos Cristo entero, pero somos uno de sus “pequeños”
No estamos contra la filantropía, es un hermosa faceta del humanismo; pero la vía salvífica es la vía de la fe.
Aún queremos añadir otra reflexión sobre los títulos cristológicos que aparecen en las lecturas litúrgicas de este domingo. Vea, por favor, el blog siguiente.