viernes, 12 de diciembre de 2025

Sábado de la Segunda Semana del Tiempo de Adviento


Si 48, 1-4.9-11

Los Libros del Antiguo Testamento se suelen clasificar así: El Pentateuco, los Libros históricos, los Libros Proféticos y los Libros Poéticos y Sapienciales. Los Libros sapienciales se ocupan de reflexionar los grandes temas del ser humano, las enseñanzas morales y religiosas, meditan el profundo e insondable misterio de Dios, sobre la Sabiduría y sobre la economía Salvífica, el estudio y la oración. Ellos son: Job, Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico.

 

El Eclesiástico fue escrito originalmente en hebreo, por Jesús ben (hijo) de Sirá, por allá en el 190 – 180 a.C. -probablemente en Egipto- pero su original se perdió y sólo se han recuperado fragmentos. El nieto hizo una traducción al griego -aproximadamente en el 132 a.C. y esta es la que nos ha llegado. Los manuscritos más antiguos que se han ido encontrando de las Sagradas Escrituras han demostrado una conservación muy estricta y tan precisa que se pueden considerar mínimas las divergencias; no ha pasado los mismo con los hallazgos de este Libro, que difieren grandemente.

 

En el siglo II a.C. la Palestina pasó del dominio de los Ptolomeos (egipcios) al de los Seleucidas (sirios) estos últimos ejercieron un imperialismo cultural forzando a la helenización de todos los pueblos y culturas sometidas. Frente a lo cual se presentaron dos tendencias opuestas en el judaísmo: Los que estaban abiertos y dispuestos a adaptarse y, por otra parte, los tradicionalistas que se negaron a aceptar esa penetración cultural y procuraron esforzadamente conservar su identidad.

 

Jesús Ben Sirá escribió su obra intentando revitalizar la memoria y la conciencia histórica y revalorizando como perennes sus tradiciones. Para lo cual la base era la identificación de la sabiduría con el mosaísmo consignado en la Torah. Hay otra fibra esencial, en este Libro, que está impregnada e imbuida por el Salterio.

 

Fue el cristianismo naciente el que usó este Libro como Lectura obligada para los neófitos, y por eso se le llegó a llamar Eclesiástico, como quien dice, “herramienta de la Iglesia para incorporar sus nuevos conversos”.

 

Para trazar el mapa de este Libro, podemos considerar que Ben Sirá, compuso tres recopilaciones que nos revelan cómo visualizaba un judío -de aquella época- la historia de su pueblo, así:

Los capítulos 1-24, forman la primera

Los capítulos 25-33 la segunda compilación y

Los capítulos 33- 50 la tercera.

El capítulo 51, vendría a ser la conclusión (un salmo de alabanza)

 

En los capítulos 44-50 se nos presenta un elogio de los antepasados (una especie de “historia sagrada” comprimida, entre los cuales se nombran a: Enoc, Noé, Abrahán, Isaac. Jacob, Moisés, Aarón, Finés, Josué, Caleb, Natán, David, Salomón, Elías, Eliseo, Ezequías, Isaías, Josías, Jeremías, Ezequiel y al Sumo Sacerdote Simeón.


La perícopa de hoy, hace el elogio del profeta Elías, profeta del norte. Señala unos hitos de su profetismo:

a)    Desató la hambruna y, por tres veces, hizo llover fuego

b)    Fue llevado por un torbellino de fuego, y arrebatado por una carroza tirada por caballos ígneos. En otras palabras, no murió y tenemos aquí una alusión a la Vida Eterna. Por eso, se le seguía esperando (Jesús nos dijo que su presencia se expresaba en Juan el Bautista, los judíos lo siguen esperando y en cada Pascua lo nombran confiando que la siguiente pascua ya haya venido. La Cuarta Copa está servida para que Elías, al volver, la beba. En la inmediatez de su vuelta tendremos la llegada del Mesías), para nosotros, ese “Precursor” ya vino: Abajando lo escarpado y rellenando lo hundido, señalando hacia el Cordero Redentor.

c)    Le correspondió el encargo de aplacar la ira y -antes de partir- trajo reconciliación entre padres e hijos, y zanjó las divisiones que habían aparecido entre las tribus de Israel.

Por eso, señala bienaventurados a los que presenciaron sus portentos y fueron testigos y por tanto murieron reconciliados en el amor. 

 

Sal 80(79), 2ac y 3b. 15-16. 18-19

Vamos a insistirle al Señor, Él, que es Omnipotente, puede hacerlo realidad. Muchos no lo reconocieron, nosotros vamos a insistirle por aquellos que no supieron o no quisieron recibirlo y aceptarlo. Su Real-Celestial-Divino Trono no se apoya en las nubes, sino que sus bases son los Querubines.

 

Los querubines son miembros de la Corte Celestial, son los Ángeles que están más cerca de Dios: “ángel que está junto al trono de Dios”. Son por su complexión física como “carrozas”; nosotros le pedimos a Dios que venga y los más “cercanos” no dejarán de escoltarlo. Nuestro llamado es para que Él venga a visitar nuestra viña. La viña figura el pueblo elegido de Dios.

 

Queremos la vida en la tierra para invocar al Señor, para llamarlo en nuestro Auxilio.  Y rogamos con todas nuestras fuerzas que nos יְשׁוּעָה [yeshuah] “restaures”. Esta restauración significa varias cosas: bienestar, liberación, salud, ayuda, salvación. Vale la pena mirar y comparar como se escribe el nombre de Jesús en hebreo: יהושע [Yehoshua], cada vez que nombramos a nuestro salvador estamos clamando que nos “Restaure”, y esto es porque Jesús significa “Dios es salvación”. Míranos con buenos ojos y seremos salvados.

 


El salmo traduce nuestro clamor, incorporando en la invocación el concepto de “Pastor” que teológicamente significa “Gobernante Justo”: Pastor de Israel, vuelve a salvar a tu pueblo”. Cuando decimos que es del linaje de David, no queremos aludir al ADN; lo que queremos decir es que, pertenece a loa clase de los Pastores Niños, recordemos que cuando el papá lo envió a llevarles la lonchera a sus hermanos, que estaban en el frente de combate, apoyando al ejército que enfrentaba a los filisteos, y entre ellos a Goliat, David estaba pastoreando las ovejas de su padre. (Cfr. 1S 17, 17).

 

En 1S 17, 34-36, David explica cómo debe actuar un gobernante justo, un verdadero pastor: “”si un león o un oso venía y se llevaba una oveja del rebaño, iba detrás de él y se la quitaba del hocico, y si se volvía para atacarme, lo agarraba por la quijada y le daba de golpes hasta matarlo. Así fuera un león o un oso, este servidor de Su majestad, lo mataba. Y a este filisteo pagano, le va suceder lo mismo, porque ha desafiado al ejercito del Dios viviente.

 

Este salmo, es un salmo de súplica:  Donde le impetramos a Jesús un מרנאתא [Marana tha], y así lo dice la antífona: “Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”.

 

Mt 17, 10-13

La Transfiguración comienza cuando, en lugar de pensar y escucharnos a nosotros mismos, lo escuchamos a Él y pensamos en Él. Es la muerte del hombre viejo y el nacimiento del hombre nuevo. Esta escucha hace pasar de las obras de la carne al fruto del Espíritu.

Silvano Fausti

Esta página Evangélica está en continuidad con la Primera Lectura, donde leímos lo que Jesús Ben Sirá, el Escriba, había predicho sobre la venida previa a la del Mesías, del Precursor. Es importante destacar esta precisión y claridad que Jesús nos hace: “Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido”.


Esta perícopa que leemos hoy, es la segunda parte de la perícopa de la Transfiguración. La primera parte es Mt 17, 1-9 donde Jesús departe con Moisés y Elías, que figuran aquí la Ley y los Profetas, es decir las dos primeras partes de la Biblia Judía (תַּנַךְ Tanaj, cabe anotar, aquí, que la Biblia Judía tiene 24 Libros, organizados en tres secciones, precisamente la תּוֹרָה [Torah] “la Ley” y los נְבִיאִים [Nevi´im] “profetas” junto con los כְּתוּבִים [Ketuvim] “los Escritos”).  A la biblia hebrea también se la lama Mikrá que significa “lo que se lee”.

 

De esta manera la Transfiguración nos dice que toda la Escritura se refiere a Jesús como Palabra que lo augura.

 

El nombre אֵלִיָּהו [ēliyahū] es muy diciente, significa “Mi Dios es Yahweh”. Jesús nos da una clave exegética: ¿Por qué ha de venir primero Elías? Porque el “ha de venir a restaurarlo todo”. Pero si el restaurador no es reconocido ¿qué pasará? ¡Que el Anunciado será despiadadamente victimizado!

 

Estamos pues ante un nuevo anuncio de su muerte. La Transfiguración es una clara teofanía para un auditorio limitado: Pedro, Santiago y Juan. Dios se deja oír para comunicarnos que Jesús es el “Verdadero Mesías”: este es mi Hijo Amado, en quien me complazco, escuchadlo”.

 

Pero, ¡no lo escuchamos! En cambio, lo “desfiguramos” como preludio de su asesinato. Cuando Pilato lo muestra es un guiñapo irreconocible. Pilato enuncia “He aquí al hombre”, ¿cómo se entiende esta Ecce homo? Aquí tienen lo que ustedes, con el pecado, han hecho de la humanidad. La muerte desfigura, la Resurrección Transfigura para rescatar la figura original, la que fue hecha a imagen y semejanza. La Transfiguración es un “avance”, el “adelanto” de lo que se verá Tres Días después de la “desfiguración”. Pero todo esto se da, solamente porque Mi Dios es Yahweh.


“Pero los corazones de los discípulos, los corazones de la gente, no estaban preparados para entenderlo. No habían entendido las profecías, no habían entendido que él era precisamente el Cordero para el sacrificio. No estaban preparados”. (Papa Francisco)

jueves, 11 de diciembre de 2025

BIENAVENTURA VIRGEN MARÍA DE GUADALUPE


Is 7, 10-14; 8,10

Para celebrar hoy, esta fiesta, regresamos al Proto-Isaías; más exactamente al Libro del Immanu-El, que está constituido por una serie de oráculos, y comprende la sección 7,1 – 9,6, y cuyo marco temporal engloba los años 734 – 732 a.C. Los capítulos 7-12 de Isaías, conforman el Libro de Immanu-El (con nosotros-Dios); nos hallamos en el reinado de אָחָ֖ז Acaz (o Ajaz), hijo de Jotán de Judá, gobernó entre el 734 a. C. - 715 a. C. frente a la guerra siro-efraimita (736 a. C.-732 a.) aquí Efraím es una manera de referirse al reino Septentrional de Israel, se alía con Tiglat Pileser III de asiría, y, para consolidar ese “alianza” rinde culto a las divinidades extranjeras, pone en el Templo un altar que había visto en Damasco y que le había llamado la atención. Llegó a sacrificar a su propio hijo, y hacerlo pasar a fuego, atentando contra el linaje Davídico.

 

El núcleo de la perícopa es el signo del Inmanu-El. El profeta llama al orden a Acaz, y le dice que le pida una señal a Dios, Acaz contra argumenta con una supuesta fidelidad a la Escritura que no va a pedir ninguna אוֹת [oth] “señal”, “signo que sirve de argumento para demostrar algo”, porque sería como “tentar” al Señor (Cfr. Dt 6, 16), es decir, ponerlo a prueba. En verdad lo que quiere es salirse con la suya y hacer lo que le parezca, para no reconocer que en realidad él desconfiaba de Dios y le parecía que era mejor confiar en “hombres”, con un ejército profesional: no es nada nueva la idea de la contratación de mercenarios.

 

La señal será que “una doncella” concebirá y dará a luz un hijo, y le podrá por nombre עִמָּ֖נוּ אֵֽל Immanu-el. Cuando las dificultades eran muy grandes, el Rey no engendra el hijo, sino que el hijo es engendrado por el propio Dios, en esas circunstancias, el nombre no lo pone el Padre, sino la Madre.

 

Al llegar aquí debemos decir que todo el capítulo nos habla de la “confianza en Dios”, que debe ser una confianza a toda prueba. No consiste en decir si yo creo en tal y tal; es mucho más que eso, es dar el salto al vacío.

 

El tal Acaz no quería que Dios le probara algo porque tendría que comprometerse con el Dios-que-cumple-sus promesas, y este tal rey ya estaba comprometido con el imperio neo-Asirio, cuyo apoyo confiaba obtener para asegurar su reino a través de alianzas paganas en lugar de poner su fe en Dios.

 

¿Cómo se entiende esto? En muchas partes y en muchos momentos hay gente que pone las cosas de la fe en la categoría de las supercherías, y creen que lo verdaderamente “científico” es arrimarse al “poderoso de turno”, sin entender que eso constituye un acto de alta traición: quien así procede ya le ha vendido su alma al diablo, porque ya hace rato ha dejado de confiar en Dios.

 

Nosotros, que leemos desde una perspectiva cristocéntrica encontramos plasmado aquí el anuncio del engendramiento virginal de Jesús en el seno purísimo de La Virgen Santísima; pero, los estudiosos convergen en la idea que la profecía debía remitir a una עַלְמָה [almah]

“doncella”, “jovencita”, “mozuela”, “adolescente” que el propio Acaz conocía y en quien podría verificar que Dios le daba el anhelado apoyo. La joven sería la propia esposa de Ajaz, Abbiyá, el niño con el nombre teofórico sería חִזְקִיָּהוּ [Hizquiyahu] “Ezequías”, “Dios es mi fortaleza”, “Dios me fortalece”, rey justo que confió en el Señor durante momentos de dificultad, como el asedio asirio.

 

La jovencita, podía ser una chica ya desposada, el único requisito era ser una jovencita, y, si el profeta hubiera querido estipular la condición virginal, el hebreo posee el vocablo בתולה [betulah] “Virgen”.


 

Ya si venimos a México, el vocablo equivalente aproximadamente al hebreo [Almah] es Ichpochtli; pero para referirse a la Morenita, se usa, por lo corriente Tonantzin que en náhuatl significa "Nuestra Venerable Madre": to-nantli-Tzin.

 

Sal 67(66), 2-3. 5. 7-8

Es un salmo Bendicional porque se está pidiendo a Dios que derrame sus Bendiciones. Sabemos, en un nivel superficial, que somos el “pueblo elegido”, que estamos vinculados a Él por la Alianza. Pero, en el nivel profundo… ¡Sabemos nada!

 

La poesía tiene una peculiaridad -dicen que se inventó para facilitar la memorización, en las culturas pre-literales, donde la falta de la escritura obligaba al aprendizaje memorístico de todo el texto. Solemos pensar, también, que memorizar una poesía de una página es una tarea sobrehumana. En particular en una cultura que ha elevado al estatus de la memoria a un nivel de indeseable y está proscrito aprender algo de memoria. Se dice que muchos de los textos que tanto valoramos nos legaron gracias a esta manera de “conservación”. Incluidos los textos bíblicos más antiguos.

 

Para facilitar la mnemotecnia, se usaban las rimas, las acentuaciones, le repetición de palabras, como en el presente caso donde hay una asociación sonora pendular gracias al regreso una y otra vez de ciertas palabras: bendiga/bendice, den gracias, tierra/mundo, gobiernas, naciones/pueblos, alaben. En ese ritmo pendular hay muchísimo de sístole/diástole.


¡Qué felicidad que hayamos sido elegidos por Dios para la Alianza!

 

1ª estrofa: Que el Señor arroje su Resplandor sobre nosotros y su Brillo nos haga caer en la cuenta que Él es el Sendero Único de la Salvación, que se entere el Mundo Entero.

 

2ª estrofa: La Justicia de Dios es un lujo que nos alegra a todos, qué otra cosa puede esperar uno que vivir en un contexto donde la Justicia sea respetada.

 

3ª estrofa: La tierra ha dado un fruto, si el Señor lo bendice será un fruto propicio. Y, entonces, nadie querrá desobedecerle, todos serán conscientes que lo mejor que puede suceder es lo que Dios tiene “proyectado”.

 

La clave para nuestra vida consiste en conocer los caminos que nos llevan al Señor. A veces pensamos que lo importante es que uno conozca el Camino y lo siga. Y los demás, ¡que se soben!

 

En cambio, en el salmo, este “conocimiento” es “para toda la tierra”: Esto llena de sentido la tarea Evangelizadora. En realidad, de verdad, cuando logramos “poner en común” el conocimiento del Camino, entonces, no soy yo solito el que se salva, no soy exclusivamente yo el que recorre caminos de Santificación. «Sí, acoger a Jesús y llevarlo a los demás es la verdadera alegría del cristiano» (Benedicto XVI). Es entonces cuando la bendición se derrama, es entonces, y sólo entonces que hasta los límites del universo llega la relación devota y piadosa con Dios. Esta relación intensa y amorosa con Dios depende de la docilidad con la que recibimos el anuncio y de la donación voluntaria a Su Cumplimiento. No basta decir Señor, Señor; … y, nos parece que tampoco basta con decir “he aquí el/la esclav@ del Señor”, si sólo se dice de dientes hacia afuera, sin que el corazón doble la cerviz con la disponibilidad de ánimo para cumplir sinceramente esa Voluntad.  Y, para eso, se requiere dar otro paso: ¡abrir el oído a Su Palabra que es el lugar donde está manifiesta esa Voluntad!

 

Responsorio: Esto sólo se cumplirá cuando todos de buen grado repitamos con María Santísima: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra”.

 

Lc 1, 39-47

Dios no mide lo que hago por la cantidad, sino por la calidad con que lo realizo. Y la calidad se mide por la presteza dela caridad.

Pedro Jaramillo Rivas

La línea mesiánica en esta perícopa está mostrada en la bina María / Jesús, mientras que el pueblo de Dios encuentra su personificación en la otra bina: Isabel / Juan el bautista. Si no fuera por el Antiguo Testamento, no tendríamos ninguna pista para poder reconocer en Jesús al Mesías y en Juan el Bautista, el Nuevo Elías. Sólo por medio de la Escritura podemos llegar a ver en Jesús el cumplimiento de todas las Promesas que Dios nos había hecho. Un verdadero regalo del Cielo.


Cómo va María a casa de Zacarías, el Evangelio nos revela que fue σπουδῆς [spoudes] “aprisa”, “con diligencia”, “avanzando velozmente”, “moviéndose con gran rapidez”, “dando todo de sí”. Nos maravilla siempre como antepone a los demás y como se pospone a sí misma. Sin duda hay diferentes clases de “prisa”: «La prisa de María no es la que quema nuestras jornadas, llenas de un frenético sucederse de compromisos y de demasiadas cosas por hacer (hasta olvidar lo que realmente cuenta), sino que es la “prisa de la caridad”, la que invita a poner a un lado lo que quisiéramos hacer para nosotros y nos mueve hacia el prójimo, hasta dedicarle tiempo y afecto. Y mientras nuestra prisa es fuente de dispersión y de distracción y no deja tiempo a Dios y a los hermanos; la prisa de María está paradójicamente en el origen de una intensa y profunda meditación de la historia de la salvación y del actuar de Dios contenida en el cántico del “Magnificat”. (Primo Gironi)

 

Concluye la perícopa diciendo: que María da al Shema toda su trascendencia, cree lo que oye. “Dichosa tú, porque has creído”. Porque lo que oye, lo vuelve escucha y lo lleva al Seno Virginal de su corazón y su mente, sólo después será Portadora de Él en su Vientre.

 

En los dos últimos versos de la perícopa de hoy, tenemos el inicio del Magnificat: Ella dice, “Proclama mi alma la Grandeza del Señor”, la palabra en griego es Μεγαλύνει [megalunei] “Magnifica”, “Engrandece”, “Declara Grande”. «La expresión es casi paradójica: ¿cómo se hace para magnificar al Señor, hacerlo más grande de lo que es? … el verbo usado por María revela un afecto profundísimo, una emoción muy intensa. Es un querer que Dios sea lo más grande posible como una madre que ama tanto a su niño que desea sea el más inteligente, el más bello, el más feliz, el más grande de la tierra. María ama a Dios con todas sus fuerzas, lo ama locamente, con un amor contemplativo que la hace salir de sí.»  (Carlo María Martini)

 

Una de las letanías dice: “Arca de la Nueva Alianza”, arca en hebreo es תֵּבָה [tebah] “arca”, “caja torácica”, (con razón se dice que ella guardaba todo lo referente a Jesús en su “corazón”); será su pie el que pise la cabeza de la serpiente. Aquí Dios mismo nos primerea, es Él el que sale en nuestra búsqueda, es Él quien va preguntando “que quieres que haga”. Todo en Él es salvación, todo en Él es vida. Y María siempre está a la altura de su Misión de Arca: “María es conocida como el primer Sagrario porque fue el lugar donde Jesús tuvo su morada, primero en su vientre y luego en su corazón”. Pero, el teólogo dice al revés, primero lo concibió en su Corazón -en el Arca de su caja torácica- y sólo luego de alojarlo en la médula de su amor, lo contuvo en su Vientre Inmaculado.

 

El que viene a Visitar es recibido con agasajo, con regocijo, con un “salto de gozo”. Ya desde el vientre materno está Juan reconociéndolo. Él nos representa muy bien porque intuye lo que nosotros no hemos podido reconocer.


Los padres de la Iglesia solían decir que el pecado mayor es el del Olvido, el de la Indiferencia ante Él. Uno no necesita ver, basta oír la Palabra La fe tiene un aspecto impresionante, ¡se da antes de ver! Porque ve más allá de lo perceptible por los sentidos, llegando a captar aún más allá. ¡Muchísimo más allá! 

miércoles, 10 de diciembre de 2025

Jueves de la Segunda Semana del Tiempo de Adviento

 


Is 41, 13-20

La Mano del Señor lo ha hecho.

En los versos 1-5, el profeta nos presenta las cartas diplomáticas que Dios da a Ciro que entra a formar parte del Proyecto salvífico; en los versos 8-16, hallamos una presentación de Israel, a quien también Dios le entregó -como título diplomático- la misión que tiene ante las naciones.

 

Para delegarlo a la misión, Dios le hace una declaración de apoyo, de auxilio, y el Señor se confiesa Go´el, ser la verdadera Fortaleza del pueblo que no es más que un gusanito (imagen hiperbólica de pequeñez e insignificancia), una oruga. Pero el Señor es גָּאַל [gaal] “el Redentor”, “el Libertador”, “el pariente cercano que está llamado a cancelar las deudas para librarlo de caer en la esclavitud”, “el que pagará la fianza para sacarlo de la cárcel”, el único que revira por el indefenso”.

 

El Señor le dice a su pueblo que lo va a transformar y de su condición de gusano, de oruga, va a sacar un מוֹרַג [morag] “trillo”. Nos hallamos ante una figura literaria, una especie de oxímoron - figura retórica que combina dos palabras o expresiones de significado opuesto creando un sentido, paradójico, contradictorio- en este caso, a algo muy débil se le contrapone algo despanzurrador: Una oruga es algo de suma fragilidad, si uno lo pisa lo deja convertido en puré, en cambio, un trillo es una herramienta ruda, tosca, hecha de madera con cuchillas de piedra o metal. Un trillo no es lo mismo que un rastrillo, (como muchas veces se ha traducido, con lo cual se estropea la antítesis tan fuerte oruga/trillo), un trillo es “…de tres a cuatro pies de ancho y unos seis de largo, variando frecuentemente estas dimensiones, y se compone de dos o tres tablones ensamblados unos con otros, de más de cuatro pulgadas de grueso, en los que se hallan embutidas por su parte inferior muchos pedernales muy duros y cortantes que arrastran sobre las mieses. En la parte anterior hay clavada una argolla para atar la cuerda que le arrastra, y a la que se enganchan comúnmente dos caballerías; y sentado un hombre en el trillo lo conduce dando vueltas sobre la parva extendida en la era. Si el hombre necesita más peso, pone encima piedras grandes”.

 

Este oxímoron conlleva un profundísimo y altísimo sentido de “consolación”, un pueblo que había sido reducido a la deportación y a la esclavitud, ahora es convocado para llevar un anuncio más allá de toda frontera. Trillará los montes y praderas, no con arrogancia y expolio, sino abajando los obstáculos y rellenando los fosos para dar paso al Señor que llega, para viabilizar la Parusía. Recordemos que “viene a regir la tierra con justicia al orbe con rectitud” (Cfr. Sal 98(97), 9)

 

El Señor promete no abandonarlos. Estará atento para calmarles la sed, y donará diversidad de manantiales para garantizar que ya no habrá sed. Y árboles de toda clase y especie, y será la propia Mano de Dios que obrará todos estos prodigios. El Señor no ahorrará portentos para dejar traslucir su Amor por su pueblo en la generosidad de sus maravillas.


«Israel es tan insignificante como lo es un “gusano”; pero en su debilidad será fuerte y realizará grandes empresas, porque con él está el Auxilio Divino. Por eso, no debe enorgullecerse falazmente, sino volverse a su “Redentor”, motivo único de su alegría y de su gloria». (Salvador Carrillo Alday M. Sp. S)

 

“El pueblo elegido verdaderamente, trillará los montes hasta molerlos, reducirá a paja las colinas”.

 

Sal 145(144), 1bc y 9. 10-11. 12-13ab

Se nos repite que la maldad va campeona, que la corrupción lo ha invadido todo y que es el mal de nuestro siglo. Es como un veneno de desconfianza que se nos inocula y, lo más perjudicial de este veneno es la perdida de fe de los unos en los otros.

 

¿Cómo podemos construir Comunidad en medio de esa desconfianza circulante? Gran parte del trabajo de zapa que se ha hecho va contra la propia Iglesia. Las monjas son malas, todas ellas están destinadas a protagonizar alguna historia cinematográfica de brujería. Los sacerdotes son “degenerados” y para alguna sería televisiva, uno de los personajes es el “sacerdote mata-policías”.

 

Se promueve muchísimo la lectura, (indudablemente que está muy bien), pero la empresa editorial prioriza los escándalos en las instituciones donde la Iglesia siembra tanto bien. Porque ¡atacar a Dios vende! Algún ingenuo quiere cerrar el expediente concluyendo que “si el rio suena…”


Este de hoy es un salmo de la Alianza. Esta palabra codifica toda nuestra relación con Dios, Él ha hecho un hermoso Pacto con nosotros. Este Pacto va por encima de toda la infamia diseminada, de toda la calumnia que Satán ha destilado en sus alambiques.

 

Hay una horrible campaña de desprestigio contra la Institución de la fe, y nosotros no podemos caer en este bombardeo y conformarnos con ser agentes repetidores de su falsedad.

 

El salmo alefático de hoy nos llama a hacer todo lo contrario: Alabar, Glorificar, al Dios Justo, el Rey Glorioso, al Eterno, al que es compasivo-con-los-débiles.

 

Hay un profetismo que nos incumbe, el de ensalzar a Dios. Hay una tarea que nos atañe, convocar a toda la Creación a mostrar la Misericordia Divina.  Mostrarle al que duda y cree en la semilla y en el estiércol del que divide que, el Reinado de Dios es por todas las edades. Pero, sobre todo, que el Señor es Clemente, Misericordioso, lento para montar en cólera y pletórico de Piedad, que significa amor al prójimo y capacidad de compasión, con el ser humano que Él nos siente en su corazón como hijos en el Hijo.

 

Mt 11, 11-15

El mismo Jesús lo llamó “el más grande” entre los hijos nacidos de mujer. ¡Y sí que lo era! Juan era un “esforzado “, y el Reino exige esfuerzo: sólo los esforzados lo conquistan, dice el Evangelio de hoy. Pero al final, no es el esfuerzo personal ni la radicalidad personal lo que hace grande a una persona en el Reino, sino la sola misericordia de Dios.

Papa Francisco

Isaías nos había anunciado el cometido que tenía el profeta: tiene dos tareas básicas, que se puede definir en una sola: “terraplenar”, “allanar”.

a)    La montaña ha de ser abajada.

b)    Que lo hundido sea elevado


El profeta es un verdadero Trillo. Decimos que el bautismo hace de nosotros “Sacerdotes, Profetas y Reyes”, pero no nos lo tomamos en serio, o por lo menos, no lo suficientemente en serio -y no estamos invitando al fundamentalismo ni al apocaliptismo-.

 

Juan se lo tomó muy a pecho -era “el bautista”- llamaba a la Conversión, si uno está abajado ha de insistir para rellenarse, y si está como “montaña”, protuberante, tiene que hacer su mejor esfuerzo para abajarse.

 

Hemos dejado -flagrantemente- que hagan de las suyas. Falta hacer una toma de consciencia real. Con toma de consciencia no queremos emparentar con la violencia: ya se ha dicho hasta la saciedad, no podemos recurrir a métodos contrarios a nuestra finalidad.

 

Los que aplican la violencia no se paran en mientes frente al Reino de los Cielos, ni a nada, para ellos no hay valores Sagrados; su cinismo no les da para eso. Así que donde empieza a germinar, ellos llegan con sus guadañas y a punta de lanzallamas y napalm lo arrancan, lo arrebatan, lo desarraigan: ¡A punta de violencia!

 

Sabemos ¿por qué Juan es superior a cualquiera nacido de mujer? Porque Juan no es tanto profeta, como discípulo. Jesús no ha empezado su anuncio, no ha predicado todavía, pero ya Juan está allí “siguiéndolo”, lo sigue en la “Vanguardia”, va por delante, es el Primer Discípulo, quizás segundo, si contamos como Primera a María Santísima.

 

¡En eso estriba que no ha nacido de mujer uno más grande!

 

¿Qué hay que hacer? ¿Nos organizamos para implementar nuestra propia violencia?  ¡Nada de eso! Sólo les daríamos pretexto para destruirnos como personas y sepultar el legado cristiano que estamos llamados a conservar y trasmitir.

 

Lo que tenemos que hacer es no fomentar el engaño, no seguir contándonos historias dulzonas y bobaliconas. No aplicarle maquillaje al Evangelio. No reducir el legado de Dios a película de muñequitos. Tampoco quedarnos añorando el pasado glorioso cuando el rey ordenaba en qué y a quien creer. No pactar con Babilonia. No vender la conciencia al mejor postor, porque no se trata de un “remate”.


¿Quiénes están en el Reino de los Cielos que Jesús afirma que son superiores a Juan el bautista? Los Mártires, porque ellos han sido coherentes con su fe: fueron fieles y perseveraron en su fidelidad. Pero, aquí viene la clarificación excelsa, un sentido justo de las proporciones, porque la redención no es un sistema meritocrático. Nosotros debemos dar todo lo mejor de sí, pero la contabilidad final, dependió de la Sangre Redentora del Go´el.

 

«Si fuera el esfuerzo personal, el momento final sería como un pago de méritos; la salvación habría sido “ganada” y no una “gracia”. Sin embargo, ha sido la sangre de Cristo quien nos ha dado la salvación, no nuestros esfuerzos». (Papa Francisco)

 

No temamos a los violentos, que los temblores no nos impulsen a la incoherencia: Profetismo. Testimonio y Discipulado están emparentados, son distintos momentos de la misma Fidelidad.

martes, 9 de diciembre de 2025

Miércoles de la Segunda Semana del Tiempo de Adviento

 


Is 40, 25-31

Los capítulos 40-55 en Isaías son el Deutero-Isaías, que se ha dado en llamar “Profeta de Consolación”. A nuestro modo de ver la consecuencia más importante de este cambio de voz, es el cambio de perspectiva del Mesianismo: el proto-Isaías veía al Mesías como un Rey Poderoso; ahora la imagen que veremos del Mesías es la del Siervo Sufriente.  Este Mesías sufre en lugar de su pueblo, Él recoge sobre sí todo el dolor y todos los padecimientos, como un Cordero Manso, ofrece su Vida al Señor para expiar por nosotros.

 

Aún otro detalle que nos permitirá entender mejor este “cambio de voz” es que ahora, la salvación es para toda la humanidad. Este cambio de foco supera el judeo-centrismo del primer Isaías.

 

A este “Isaías” se le ubica entre 546 – 539 a.C. o sea después de la victoria de Ciro sobre Lidia y antes de la toma de Babilonia.

 

Esta inserción fue realizada por un “editor” que decidió juntar a los tres Isaías. De esta manera, tenemos una obra colectiva, y no a un autor único, aun cuando lo que sí cabe entender es en la existencia de una escuela profética que hunde sus raíces y da secuencia al proto-Isaías; eso sí, con los cambios de perspectiva y de estilo propios de cada uno.

 

La perícopa de hoy nos muestra al Dios Creador, en el co-texto de mostrarnos la Grandeza de Dios. Dios llama y convoca, y su autoridad de convocatoria es eficaz, aun cuando las tribus de Israel han dado en una racha de desconfianza hacia su Señor, lo ven ahora como un Dios “indiferente” que no le importa el destino de su pueblo. La pregunta es la misma que muchos se formulan hoy: ¿Se ha olvidado Dios de nosotros? ¿Se ha descontinuado su amistad para con nosotros sus “aliados”? Es verdad que lo hemos defraudado, que no hemos correspondido a la Alianza. ¿Será acaso que se ha cansado de nosotros?

 

De paso introduce una valiosa corrección: ¡Dios no se cansa! La antropomorfización de la Divinidad los había llevado a pensar que Dios, como nosotros, tiene necesidad de un asueto, de un “merecido descanso”, y lo que les pasaba a ellos era que Dios estaba de vacaciones, así el enemigo había aprovechado el receso laboral de Dios para asolarlos.

 

No solamente no se cansa, sino que quien a Él se acerca. Obtiene inmediatamente una carga de vitalidad y de fuerza incomparable. Bajo su Amparo, tienen alas de águila, corren sin fatigarse y caminan sin cansarse. No son todos, no todos gozan este privilegio, para disfrutarlo; si queremos ser inagotables en nuestra firmeza hemos de קָוָה [cava] “esperar”. Son los que esperan en YHWH, los que tendrán alas incansables, serán los que “esperen” confiados.

 

Pero no se trataba de esperar en un contexto tranquilo, sentados en el sillón, sino exiliados e inmersos en una cultura pagana, idolátrica hasta el tuétano; es decir, en un ambiente de politeísmo, con Assur, dios nacional de los asirios, Ishtar, diosa de la guerra a la que convirtieron en la consorte de Assur. (los griegos la llamaron Astarté y la Biblia la nombra como Ashtoreth); Ea, dios de la magia, Hadad, dios del tiempo atmosférico, Shamash, dios de la justicia, representado sentado en un trono con un cetro; su esposa y diosa madre Aya; y Nabu, dios de la sabiduría deidad que se invoca en el nombre de Nabucodonosor (Nabû-kudurri-uṣur) “Nabú, protege las fronteras y a su rey”, a este dios se le tenía por hijo de Marduk y patrono de los escribas; además, Anu, el señor de las tinieblas, representado como un hombre con cola de águila y cabeza de pez. Este elenco no agota su tan variado politeísmo.


La idea de fidelidad y confianza en YHWH se desarrollará en el Segundo-Isaías y será la espina dorsal de su profética. Si alguien tiene alguna duda del gran Poder de Dios, bastará que contemple el lenguaje sideral y tendrá noticia de que Dios es Infatigable y vive -sin tregua- atendiendo, con particular esmero a su pueblo elegido. Pero no podrá refocilarse en su contemplación astronómica sino trabajar en la fortaleza de su fidelidad: La primera idea de la perícopa es no incurrir en “comparaciones” con otras deidades sino atrincherarse en la consciencia de YHWH como Dios Creador y regente de la armonía cósmica. Sin incurrir en idolatría.

 

Sal 103(102), 1bc-2. 3-4. 8 y 10

Salmo de Acción de Gracias. Que inicia con una puesta en alerta: Siempre nos amenaza el riesgo de la ingratitud. No podemos descuidar las muchas veces que el Señor nos ha asistido y todos los beneficios que ha ido sembrando en nuestra trayectoria. Nuestra vida hace eco a la armonía del universo, que Él ha puesto como telón de fondo de nuestra existencia:

i)      Así como el firmamento es telón de fondo para la tierra, así mismo la Bondad Divina es el diorama para la vida de sus Fieles.

ii)     Como pone distancia entre el levante y el poniente, así mismo pone distancia de nuestros pecados sumiéndolos en Su Olvido Misericordioso.

iii)   Como un papá se enternece en su relación paterno-filial, del mismo modo Dios se enternece respecto de su criatura, en particular, cuando le es fiel.

iv)   Todo esto tiene una razón de ser: Él es consciente que nos hizo del barro -barro finísimo del que usan los alfareros-, pero barro al fin de cuentas, del que no se puede obviar su maca.

 

El dulce amorío de Dios para con nosotros es el tema incisivo que rige este Salmo. El clima que lo enmarca es el de dos románticos enamorados. En la segunda parte, hay una invitación constante para entrar en la misma orbita de gratitud y esperanza.


En la segunda estrofa de nuestra perícopa se muestra a Dios como un Dios Perdonador y Sanador. Es un Go´el que corre pronto al rescate y está dispuesto a redimirnos con su propia vida.

 

La tercera estrofa apunta en la dirección de destacar que Dios está por encima de resentimientos y rencores, que Él no nos paga con la misma moneda de deslealtad que nosotros pagamos, sino que -precisamente por ser Dios del perdón- es abundante y generoso en Clemencia, Compasión y Misericordia.

 

Como corresponde a un salmo de Acción de Gracias, la antífona responsorial nos invita a que nuestra bendición de gratitud brote de nuestra propia alma, valga decir, de lo más hondo de nuestro ser. ¡Loado sea Dios, cuya Misericordia es Invencible!

 

Mt 11, 28-30

Recordar que la identidad de la Iglesia de Jesús no está garantizada por el “fuego que consume” sino por el secreto calor del Espíritu que “sana lo que sangra, dobla lo que es rígido, endereza lo que está torcido”.

Papa Francisco

Al tema del abandono y el cansancio se contraponen los temas de la ternura, el cuidado constante y el aligeramiento de toda carga.


No se trata de afirmar que todo esfuerzo será eliminado, siempre tendremos a nuestro haber el estímulo de esforzarnos para alcanzar los logros que nos proponemos; lo que no significa que estemos al garete, como “ovejas que no tiene Pastor”, porque Él siempre va con nosotros.

 

Sólo quisiéramos detenernos a comentar tres palabras que nos parecen claves en esta perícopa:

 

Πραΰς [praus] “manso”, “gentil”, “agradable” dice en el diccionario. Esta cualidad es la que aporta poniendo en juego el “perdón”.

 

ταπεινὸς [tapeinos] “humilde”, que sabe a consciencia que todos sus atributos son obsequios de Dios y todo cuanto logra es bendición que viene del Cielo.

 

Ζυγός [zugos] “barra de madera para que entre dos bueyes puedan trabajar juntos. Es un símbolo de “sinodalidad”.

 

Esta perícopa empieza con la convocatoria: “Venid a mí”, la cual es un llamado al seguimiento. Recordemos que el Señor nos envía de dos en dos, para que aprendamos a trabajar juntos y vayamos progresando en el arte de construir comunidad, la comunidad no se hace a partir de individualidades que se añaden, sino que se va dando en un proceso de trabajar, hoy con este, mañana con aquel, y así, en un proceso de “maduración”, de “fermentación” (cuidándose, eso sí, de la levadura de los fariseos).

 

Hay una palabra griega δοκιμάζειν [dokimazein] “"probar", "examinar", "poner a prueba" o "certificar", pero que en nuestra mente está asociada a una prueba consistente en morder una moneda, una tradición antigua para verificar metales preciosos como el oro, se basa en la idea de que el oro auténtico es tan blando que deja una pequeña marca de tus dientes; no sabemos si es correcto, pero es el significado que tenemos almacenado en la memoria.

 

¿Cuál es la “mordida” que permite aquilatar si la misión que nos hemos echado a cuestas es la verdadera? ¿la que Dios nos ha propuesto para dotar de sentido nuestra existencia? Aquella que reporta un sentido de armónica satisfacción, que es como el “visto bueno” que Dios da a lo que hacemos, en nuestro empeño de servirle aun cuando muchos censuren con desprecio la devota aplicación. Una enseñanza practica que podemos encontrar en la trastienda de la perícopa de hoy, es poder “discernir” si es un yugo cargoso, fatigante, agobiante; o si es verdaderamente uno llevadero y ligero, que proporciona ἀνάπαυσις [anapausis] “descanso”, “serenidad interior” a nuestras almas.

 


«A veces nos pesa la soledad de nuestras fatigas, y estamos tan cargados del yugo que ya no nos acordamos de haberlo recibido del Señor. Nos parece solamente nuestro y, por tanto, nos arrastramos como bueyes cansados en al campo árido, abrumados por la sensación de haber trabajado en vano, olvidando la plenitud del descanso vinculado indisolublemente a Aquel que hizo la promesa». (Papa Francisco)