martes, 27 de mayo de 2025

Miércoles de la Sexta Semana de Pascua


Hch 17, 15. 22-18,1

ΑΓΝΩΣΤΩ ΘΕΩ  [Agnosto Teo] “El Dios desconocido”

… sitúa a Pablo en el Areópago, una colina donde se reunía el consejo de la ciudad y el lugar de los discursos públicos. Llevan a Pablo a ese lugar para que haga su anuncio. Habla de Jesús, que resucitó de los muertos. En la mentalidad de los griegos, era una idea absurda y, como resultado, poca gente aceptó el mensaje de Pablo.

Cómo es y cómo funciona el politeísmo que tiene tantos y tantos dioses que llega a preocuparse que, de pronto, haya alguno o algunos por ahí que se les haya escapado, y de ser así, podría ofenderse y enviarles un castigo; pues, entonces, había que erigirle un altar y -preventivamente- saludar a ese “ignoto”, algo como echarle una porción de agua adicional a una sopa, por si acaso llega un invitado extra.

 

Pero, lo interesante para nosotros es el esfuerzo que hace Pablo por partir de “su punto de vista”, él hace lo que puede para mirar desde su óptica, y, aprovecha este detalle para plantear un razonamiento y abrir la puerta a un entendimiento y dialogo con aquella cultura.  No es cualquier enunciado, es uno que busca como presentarles a Jesucristo, desde sus referentes, para hacerse entendible. El no viene a presumir de su propio Dios, lo que hace es partir de su perspectiva para, en ese nicho introducir la Buena Nueva. Nos parece una enseñanza verdaderamente magistral de en qué consiste la evangelización.  No se trata de llegar con una volqueta llena de arena y descargarla; hay que saber presentar lo que traemos como Novedad y buscar, -como decimos en el argot popular- “la comba al palo”.

 

Así, pasa a mostrarlo como el Autor de toda la realidad, y mostrarles que Dios no es muchos, sino que es Uno, y apunta hacia su Unicidad.  De allí pasa a mostrar que Dios es como el medio natural en el que se desenvuelve nuestra existencia -como el agua para el pez-, aun cuando pasemos desapercibidos. Este referente continúa teniendo profunda validez, también hoy, -pasamos inconscientes- y miramos para todas partes, pero no somos capaces de ver su Presencia constante y su Amistad Fiel.

 

Continua con otro argumento, que también retoma de su visión del mundo; somos del linaje divino (Arato de Soli, Pablo, hablando del Dios desconocido, cita la quinta línea de los Fenómenos de Arato, 315-240 a. C. aprox; nació en Solos, (Cilicia) aun cuando no falta quien le dé por cuna a Tarso; poeta y escritor de la Antigua Grecia. Su obra más conocida es el poema didáctico Φαινόμενα); y, por tanto, no hemos de adorar cosas, fabricadas por mano humana, aun cuando estén hechas de “metales preciosos”, sino que la dirección, a la que debe apuntar nuestra fe, es el proceso de superación de los errores, al que Pablo llama μετανοεῖν [metanoein] “conversión”, “cambio de mentalidad”.

 

Pasa a presentar la idea de “juicio” que Pablo señala como “juicio universal”, juicio que se caracterizará por su “Justicia”, y que Dios ha entregado para que sea conducido por Su Designado”, a Quien Él ha ἀναστήσας [anastesas] “resucitado”, “levantado” de entre los muertos. Al llegar a este punto, el auditorio encuentra una coyuntura evasiva y la asamblea se disuelve con un contra-argumento inane: “De esto te oiremos hablar en otra ocasión”, no hay argumento, en realidad, “sacan el cuerpo”, pues su apertura, no da para más.


 «Pablo se acerca también a los filósofos, intelectuales dueños de la cultura y representantes de la ideología que sustenta la estructura de la sociedad. De las cuatro corrientes más importantes, Lucas cita dos: la epicureísta, fundada por Epicuro (siglo IV a.C.) y la estoica, fundada por Zenón (siglo IV a.C.). Ambas corrientes proponían elevados ideales éticos: vivir de acuerdo con la ley universal que gobierna todas las cosas y todos los acontecimientos. (Ivo Storniolo)

 

El fruto recogido de este esfuerzo fue de tan sólo algunas personas, de las cuales el hagiógrafo señala dos: Dionisio el Areopagita y Damaris. Así termina el episodio de Pablo en Atenas.

 

Sal 148, 1bc – 2.11-12. 13. 14

Este salmo es un himno. Toda la Creación es llamada a bendecir al Señor. Todos, vivos e inertes, están convocados a alabar. Parece un tratamiento contra la pedigüeñería, aquí se alaba, se bendice, se gloría, se ensalza, todo el salmo es una plegaria de ADORACIÓN.

 

En le Primera Estrofa va por lo Alto, los convidados son los cuerpos celestes y los ángeles, todas las huestes Celestiales, convidadas a entonar la Alabanza.


En la Tercera Estrofa se invita a los gobernantes -ellos que acaudillan los pueblos, son los primeros en ser convidados, para que den el buen ejemplo, que agradezcan y bendigan; si ellos no lo hacen, todos sus subordinados pensaran que es por la inteligencia, la habilidad y la sagacidad de sus líderes que llegan los dones. Esa irreverencia tendrá su paga, más temprano que tarde. ¡No saben ustedes que la ingratitud cunde peor que una pandemia? Muy pronto todos los gobernados desplazaran la gratitud y la trasmutaran en egoísmo; la virtud de reconocer nuestra supeditación a la Generosidad y la Providencia Divinas, redundará en esterilidad y penuria por descuidar la Fuente de la Gracia. Aun cuando bien sabemos que Dios no es rencoroso ni castigador, pero esa actitud nos desconecta de la Fertilidad Real. Después de convocar a los Reyes, príncipes, jueces, y -se extiende, a toda autoridad, se invita a todas las edades, y a todas las categorías humanas a entrar en tónica de alabanza e incorporarse a los Coros Celestiales y Angélicos.

 

Finalmente, hace apelación al pueblo elegido, y subraya la idea que esbozamos arriba: El vigor (ha llenado nuestra cornucopia) del pueblo proviene -y no hay que buscarle otra fuente, Él es la Fuente.

 

Valga la invitación a leer el Salmo integro, mucho nos nutrirá el espíritu, daremos grandes pasos si profundizamos en él. En este himno encontramos una escuela de oración y una órtesis para ser mejores amigos del que nos brinda su Amistad. Triste y lúgubre un culto que hemos deformado, enseñando a solicitar milagros, pero incapaz de dar Adoración. No es el pueblo el que falla, hemos sido los “formadores” (no sé si la cuestión es tan grave que tenemos que llamarnos “deformadores”), los que hemos sesgado y mutilado este sentido esencial de la religión: Es tan difícil deshacer entuertos y, sin embargo, procurando educar en la gratitud y la alabanza, repetiré aquí con el Salmista: “Alaben el Nombre del Señor, el Único Nombre Sublime. Su Majestad sobre el Cielo y la tierra”.  

 

Jn 16, 12-15

Leer con la Luz de las Lenguas de Fuego, la Verdad del que Vendrá

… es necesario realizar gestos de humildad, de fraternidad, de perdón, de reconciliación. Estos gestos son premisa y condición para una paz autentica, sólida y duradera. Pidamos al Padre que nos unja para que seamos plenamente hijos suyos, cada vez más conformados con Cristo, para sentirnos todos hermanos y así alejar de nosotros rencores y divisiones, y poder amarnos fraternalmente.

Papa Francisco

Siguiendo la Lectura de la Sagrada Escritura, nos vamos encontrando con un sentido de gradualidad. Dios, en su Misericordia Infinita, hacia su criatura, no nos descarga de golpe y porrazo la Revelación, sino que, nos la entrega con moderación y procesualidad, en un paso a paso, cada día una sola cucharada, de manera dosificada que vaya sólo un poco más allá de nuestra posibilidad, para expandir el área iluminada, día tras día, y en la misma medida que nos hacemos capaces de contenerla, de captarla. Si se hubiera mostrado intempestivamente, nos habría aniquilado. Por eso, hay un halo de Misterio en torno suyo, hasta que -con la llegada de Jesús entre nosotros- el velo del Templo se rasgó. Ahora, todo está allí, pero aún hay -como nos lo expresa hoy el Evangelio de San Juan- cosas que “no pueden cargar con ellas, por ahora”.


Así, la zona de influencia del Malo, se reduce paulatinamente, y el Espíritu Santo va generando una campana de Luz cada vez más vasta. El Mentiroso va siendo desenmascarado, y el área de su sombre paulatinamente reducida, y nuestra inserción en la Verdad Total, va cristalizando: ¡La Verdad de Dios es una Verdad Dinámica! Siempre nos imaginamos en esto, la Ternura del Padre, que no pretende a los 10 meses, enseñar a su bebé a resolver una pesada ecuación diferencial, pero se complace en pasarle el balón y se enternece y se enorgullece que sea capaz de detenerlo y re-enviarlo, a manos de su Progenitor.

 

Ahora bien, ¿vendrá el Espíritu Santo a darnos lo que Jesús no? El Evangelio nos declara que no será así. Todo viene de Jesús, a Quien el Padre instituyó y desde el Principio hizo todo pensando en Él. Pero -en cambio- si obra como una especie de Traductor, que pone en nuestro idioma, que ajusta a nuestras capacidades y nos da, y nos anuncia según nuestro nivel de asimilación se vaya acrecentando, proceso al cual contribuye también el Santo Espíritu, que nos lleva, con su pedagogía, a ensanchar nuestras “competencias” espirituales.

 

«El Espíritu Santo unge. Ha ungido interiormente a Jesús, y unge a los discípulos, para que tengan los mismos sentimientos de Jesús y puedan así asumir en su vida las actitudes que favorecen la paz y la comunión. Con la unción del Espíritu, la santidad de Jesucristo se imprime en nuestra humanidad y nos hace capaces de amar a los hermanos con el mismo amor con que Dios nos ama». (Papa Francisco)

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